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Decroly FP, la cuna del Erasmus +

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La movilidad forma parte de la identidad de este centro, el primero en España que envió profesores a Europa dentro del programa Erasmus +.

Más de 100 alumnos han hecho sus prácticas en Alemania, Finlandia o Irlanda del Norte.    

(Este reportaje se publicó en Actualidad Docente en diciembre de 2016. Por su interés, lo recuperamos en la nueva edición.) 

Decroly, que debe su nombre al célebre pedagogo belga Ovide Decroly, tiene por lema “Aprender para la vida”. No se ven libros de texto. Todo el material es preparado por el claustro de profesores: son abogados, economistas, informáticos…

Es una escuela global donde conviven chicos de Ucrania, Guinea o China con jóvenes cántabros que, gracias a Erasmus +, viajan todos los años para hacer sus prácticas profesionales en empresas europeas.

Ofrece ciclos de Grado Medio y Superior en cuatro familias profesionales: Administración y Gestión, Informática y Comunicaciones, Turismo y Hostelería, y Comercio y Marketing. Estas ramas suponen el 90% del empleo en Cantabria, como nos explica su director, Francisco Javier Muñiz.

El SEPIE, organismo encargado en España de gestionar estos intercambios, lo ha galardonado como el centro que mejor integra los criterios de movilidad Erasmus en Cantabria. Sus alumnos de Grado Medio viajan regularmente a Finlandia, Lituania e Irlanda del Norte. Los mayores, de Grado Superior, se desplazan a Croacia, Irlanda del Norte, Alemania, Malta o Finlandia.

Alumnas del Colegio Decroly, recibiendo una charla. (Ramón Aguilera)

Alumnas del Colegio Decroly, recibiendo una charla. (Ramón Aguilera)

El maestro que se marchó en los 60 a Inglaterra

“Con 17 años me daba cuenta de que había que hablar inglés. Y me fui a Inglaterra mientras estudiaba Magisterio”. Así empezó la carrera internacional de Francisco Javier Muñiz, director de Decroly. Empezó como docente en la enseñanza pública hasta que decidió montar un centro por su cuenta. Su objetivo era ofrecer una alternativa de calidad en Santander a la gente más desfavorecida que necesitaba una formación profesional básica.

Desde el principio, tuvo clara la proyección internacional del centro y la necesidad de destacar a través de la innovación. Hoy no hay libros en Decroly, todo el material lo elaboran los docentes y el planteamiento pedagógico parte de una idea fundamental: los chavales requieren cariño y una relación de horizontalidad en lo personal. Aunque el centro es hoy conocido en Cantabria por sus ciclos de FP Media y Superior internacionales, siguen manteniendo seis unidades de FP Básica para un alumnado que corre el riesgo de ser expulsado del sistema.

“Lo primero es ganarte al alumno. Hacerle sentirse persona, que es igual que nosotros, que hay una relación de igualdad en lo personal. Muchas veces vienen emocionalmente rotos y tenemos que ayudarles a reconstruir su autoestima”.

Javier Muñiz, director del Colegio Decroly.

“No todos podemos ser un fenómeno en Matemáticas, en Economía… Eso lo tienen que entender los alumnos. Les transmitimos la idea de que ellos también van a poder ser útiles, que les queremos y que van a poder hacer algo para la sociedad”, explica Muñiz, “dentro de la diversidad de alumnos, de culturas, de nacionalidades y realidades familiares que tenemos en Decroly”.   ¿Qué valores se transmiten en un centro tan multicultural?

  • Cercanía
  • Autoestima
  • Proactividad
  • Formación práctica
  • Empatía
  • Integración
  • Aceptación de las diferencias

¿Cómo se consigue? “Poniendo el foco en el alumno, no en el profesor”, subraya Muñiz. “Los centros estamos para dar un servicio a los alumnos. Así nos lo planteamos cuando fundamos este centro. Después de 40 años, me siento feliz. Lo mejor de mi vida es haber creado Decroly”.

El maestro como facilitador

“Nuestro carácter propio es eso: dar cariño a las personas, cercanía, para descubrir sus talentos, conocer sus intereses, sus capacidades, y orientar entonces su desarrollo profesional”.

“Yo soy un facilitador, un socrático: cuestionar, llevarlos. Yo les digo: ¿Estás equivocado? No pasa nada, cambia de ruta. En aquello que creas, lucha por ello. ¿Tienes dudas? Haz un alto en el camino. Párate, pide consejo, explora, ábrete a los demás”. Son los consejos de Muñiz, quien a sus 65 años es como el Hermano Mayor de los alumnos de Decroly, o ese padre que te motiva y te va dando pistas para que encuentres tu propio camino. Le encanta meterse en clase y hablar con ellos. Les cuenta sus dificultades para llevar el día a día de Decroly. Y ellos le cuentan sus problemas y sus sueños.

El motor de la movilidad  

Marta Guzmán Díez, filóloga inglesa, lleva 25 años en Decroly. Es la coordinadora de programas internacionales. Su trabajo como profesora de inglés lo compatibiliza con una ingente labor de organización para que toda esa movilidad funcione como un reloj.

El centro consiguió la Carta Erasmus de Educación Superior en 2006, y desde el curso siguiente no ha prado de enviar y recibir jóvenes y docentes a Europa. Fue, además, el primer centro español que empezó a enviar profesores mediante estos programas de movilidad. Desde entonces, 101 alumnos y medio centenar de profesores han viajado fuera.

Aunque el trabajo inicial está hecho, cada año hay que solicitar con detalle las distintas movilidades, justificar gastos, seleccionar alumnos y dotarles de todo lo necesario para que la experiencia sea un éxito. Con el inconveniente, cada curso, de no saber si las ayudas europeas se complementarán con ayudas autonómicas, sometidas a los vaivenes políticos y presupuestarios.

A la burocracia comunitaria hay que sumarle las gestiones con centros y empresas europeas con las que hacer los intercambios.

Hay dos factores que compensan tanto trabajo. Uno es “viajar, algo no muy usual entre los profesores, conocer otros países y aprender de cómo enseñan y organizan la Formación Profesional en el resto de Europa”. El otro, “mirar atrás cada mes de junio y ver cómo tantos chavales y compañeros han disfrutado de una experiencia que no olvidarán”. 

¿Se puede vivir con la beca Erasmus?

Las becas comunitarias rondan los 900 euros para una estancia de tres meses en Malta, por ejemplo, o los 1.200 euros si se trata de un país nórdico como Finlandia. Cubre de forma muy justa el vuelo y el alojamiento.

Las ayudas complementarias de las Comunidades Autónomas, cuando las hay, palian este desfase entre ingresos y gastos, nos explica el responsable financiero del Erasmus en Decroly, Pedro Cuesta.

“Hay chicos que comparten piso, otros buscan un apartamento propio, depende de las circunstancias personales de cada alumno”, señala. A Decroly les llaman de otros centros para pedir asesoramiento.

Los alumnos de Grado Superior viajan los tres meses completos. Son jóvenes mayores, más independientes, que se desplazan solos y tienen que organizarse de forma autónoma en el país de destino.

No ocurre lo mismo con los de Grado Medio, a los que el centro ayuda más directamente en la fase de producción y que suelen viajar en grupo. En Finlandia, Malta o Irlanda del Norte realizan la mitad de la FCT obligatoria (Formación en Centros de Trabajo) . 

La internacionalización de los centros

La educación se ha vuelto global. Los centros buscan programas internacionales para facilitar el aprendizaje de los alumnos y profesores, pero se encuentran a menudo con procesos burocráticos complejos.

El Departamento de Europa de CECE atesora 20 años de experiencia en la organización y supervisión de proyectos multinacionales. Entre sus objetivos está el de formar coordinadores de internacionalización dentro de los centros, una figura que muy pronto será tan habitual como la del responsable de TIC, de Pastoral o de Idiomas.

Becas para estudiar fuera. El Erasmus +

Profesores y alumnos de toda Europa pueden beneficiarse de los 14.700 millones de euros que la Comisión Europea tiene a disposición de los centros hasta 2022. La financiación abarca todo tipo de movilidades, desde las destinadas a la mejora del idioma de estudiantes y docentes a los programas de voluntariado y las actividades deportivas multinacionales. Desde el Departamento de Europa asesoran a los centros para tramitar estas ayudas, así como las que prestan algunas comunidades autónomas para financiar el transporte y la estancia de los alumnos en los programas de intercambio.

¿Dónde preguntar?

El Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE) es el organismo especializado del Ministerio de Educación que centraliza todas las ayudas y programas de movilidad, becas e intercambios. El Departamento de Europa trabaja con centros de toda España para facilitar su relación con SEPIE (antiguo OAPEE).

Trabajar en red

Los centros tienen claro que necesita salir fuera, pero muchas veces se siente solos y abrumados por la burocracia europea. Aparte de la ayuda que presta desde hace 20 años el Departamento de Europa de CECE, existen redes como eTwinning que ponen en común a centros de todo el continente interesados en proyectos de colaboración e intercambio. Una especie de banco público de ofertas de intercambio donde encontrar el centro extranjero adecuado –por idioma, país, tamaño y titularidad- para organizar todo tipo de movilidades.

La figura del coordinador de internacionalización

¿Por qué los centros no aprovechan las ventajas y ayudas públicas y europeas? Gonzalo Santamaría, responsable de Europa de CECE, cree que en buena parte se debe a la dificultad de los trámites burocráticos y el desconocimiento, además del problema del dominio del inglés por parte de muchos docentes. Los centros necesitan, por tanto, crear la figura del coordinador de internacionalización. Con ese fin, CECE presentará en 2016 un plan de formación dirigido a profesores y directivos para que puedan asumir ese rol dentro de los centros.

 

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