- El experto de la Unidad de Convivencia Escolar de la Comunidad de Madrid llama a priorizar una «pedagogía del cuidado» en los colegios porque «no vamos a ser los mismos» y «la nueva normalidad tendrá poco de normalidad»
- «Vamos a ver muchos procesos de desajuste emocional en los alumnos. Muchos van a llegar con dificultades, con trastornos emocionales, con estrés postraumático”
En la crisis educativa abierta por el Covid-19, todo el foco de este curso 20-21 está puesto en la seguridad del alumnado y el profesorado y en los recursos para garantizarlo. Después, en el desarrollo académico y la adaptación curricular a las necesidades detectadas, por un lado, y a la modalidad online por otro; también en los apoyos y refuerzos, los criterios de evaluación… Pero apenas se habla de las emociones de los niños, de cómo habrá que recomponerlas para que se reencuentren con el sentido de socializar, de aprender y de estudiar, de respetar y colaborar, que implica la escuela. Por su importancia para la enseñanza y el aprendizaje, ése fue precisamente el objeto de un encuentro organizado por CECE-Madrid con orientadores escolares. El experto invitado para abordar semejante desafío fue José Antonio Luengo, reconocido experto en psicología educativa y miembro de la Unidad de Convivencia y contra el Acoso Escolar de la Comunidad de Madrid.
El psicólogo explicó a los orientadores, psicólogos y directores escolares que participaron en la charla-coloquio la importancia que tiene asegurar el bienestar emocional de los niños antes de enfocar cualquier otra pretensión escolar y académica.
ACTUALIDAD DOCENTE asistió a este encuentro y pudo comprobar la preocupación y el interés de los colegios de CECE-Madrid en trabajar el bienestar emocional de los alumnos como cuestión prioritaria. De hecho, muchos orientadores ya están trabajando en los planes de acción que llevarán a cabo en ese sentido.
José Antonio Luengo reflexionó con todos ellos sobre los mensajes que las administraciones lanzan a los docentes en el último mes, sobre cómo evaluar y sobre cómo preparar el curso que viene en materia de currículum y de refuerzos. “Pero tendremos que hacer otras cosas”, urgió el psicólogo. Porque “vamos a volver a una escuela absolutamente mermada en cuestión emocional. Vamos a ver muchos procesos de desajuste emocional en los alumnos. Muchos chicos y chicas van a llegar con dificultades, con trastornos emocionales, con estrés postraumático”, y “los miedos infantiles van a estar muy presentes”.
Como mínimo, después de seis meses sin pisar el colegio, todos entrarán en él con paso inseguro y desconfiado.
“Es fundamental que los chicos hablen entre ellos, que expresen sus experiencias y sus sentimientos y que vuelvan a sentir confianza dentro de la escuela”, dijo Luengo, que antes de trabajar en la Unidad de Convivencia Escolar, dirigió durante 10 años el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.
“Los centros tienen que dedicar tiempo a abordar todo eso; reorganizar los tiempos para ello”, apuntó. “Hay quien dice que para eso están las horas de tutoría, pero sólo hay en Secundaria y tal vez tampoco sea suficiente”.
Y con gran énfasis llamó la atención de orientadores y directores sobre una cuestión crucial: “Es que probablemente vamos a estar en la escuela con mascarilla, que es una barrera para sentir al otro, para comunicarnos plenamente con el otro”. “En educación”, incidía, “es fundamental la comunicación, la confianza, las emociones”.
No podemos llegar de nuevo al colegio como si nada hubiera pasado sobre cada uno de nosotros porque “no vamos a ser los mismos”. Ni tampoco como si todo fuera a ser igual que antes porque “la nueva normalidad va a tener muy poco de normalidad”.
A modo de síntesis, para que los niños recuperen el vínculo con la educación presencial, antes tienen que estar bien dentro de sí mismos. Si la escuela no asegura eso, cualquier otra labor apenas tendrá recorrido. Por eso Luengo llamó a desarrollar una “pedagogía del cuidado por encima de cualquier otra cosa”.
El psicólogo, que reconoció el ingente trabajo de los docentes durante la crisis sanitaria, subrayó el importante papel de estos en la salud mental de los menores durante su confinamiento: “Lo que está mantenido a los niños con un mínimo de equilibrio es la tarea escolar rutinaria no presencial”. “No es sólo para que estén ocupados”, añadió, para después advertir de los posibles efectos negativos de los meses vacacionales sin una rutina de trabajo establecida.