«Confío en que el nuevo equipo de gobierno sacará adelante muchas de nuestras reivindicaciones»
-
El nuevo presidente de CECE-Madrid, Vidal Sánchez, reforzará los pilares sobre los que ha crecido la organización: trabajo pegado al día a día de los colegios, pluralidad e independencia y vocación por el acuerdo y el encuentro
-
La actualización del módulo de concierto de acuerdo al coste real de la enseñanza, el concierto del Bachillerato y la financiación de los centros de 0-3, entre las reivindicaciones de CECE-Madrid ante la nueva Administración autonómica.
Vidal Sánchez nos recibe en su colegio, el Monte Tabor Schoenstatt, en pleno arranque del curso. Al desafío que supone cada mes de septiembre para cualquier director, Vidal Sánchez le suma este año la responsabilidad de presidir CECE-Madrid, patronal educativa que representa a más de un centenar de centros con más de 3.500 aulas, 80.000 alumnos y 6.000 docentes de la Comunidad de Madrid.
Su nombramiento se produjo al término del curso pasado, cuando la incertidumbre política protagonizaba la Administración madrileña. Es ahora, ya con todos los colegios y el propio equipo de gobierno autonómico funcionando a pleno rendimiento cuando la figura de Vidal Sánchez empieza a despuntar, aunque a él, discreto y prudente, le gusta presentarse como parte de un equipo. A su lado está Juan Chávarri, como secretario general de la organización; y Alfonso Aguiló –presidente de CECE nacional– continúa en la Junta Directiva y como vicepresidente, lo que a Vidal Sánchez le hace especial ilusión porque se reconoce continuador de su legado.
Haber sumado más de un centenar de centros educativos en una década y ser un interlocutor reconocido en cualquier foro y negociación sobre enseñanza no ha alejado a CECE-Madrid de su misión esencial, que es ser útil a los colegios en su día a día y trabajar por la mejora de la educación. Vidal Sánchez insiste en ello varias veces a lo largo de la entrevista. Pero también recuerda las reivindicaciones que pondrá sobre la mesa de la nueva Administración: la actualización del módulo de concierto de acuerdo al coste real del puesto escolar, la concertación del Bachillerato y la financiación de los centros de 0-3.
P.– Cogió usted las riendas de CECE-Madrid cuando terminaba el curso pasado y, es ahora, con el arranque del nuevo curso cuando su figura cobra más visibilidad. Releva usted a Alfonso Aguiló, que ha estado al frente de CECE-Madrid desde sus comienzos. ¿Representa usted una nueva etapa para la organización?
R.– Llegar a la Presidencia de CECE-Madrid y coger el legado del equipo de Alfonso es una gran responsabilidad; y también es muy ilusionante porque sigo teniendo a Alfonso Aguiló en la Junta, y a Juan Chávarri. De manera que no se plantea esta etapa como una ruptura, ni mucho menos, sino como una continuidad. Nuestra razón de ser es la educación y queremos trabajar por que CECE-Madrid siga siendo un lugar de encuentro, cercano a todos, útil, y en el que todos se sientan representados. Puede parecer un eslogan, pero no lo es porque de verdad trabajamos por ello.
P.– ¿Qué balance hace de los años anteriores?
R.– Muy positivo. Desde sus comienzos hasta ahora, CECE-Madrid ha conseguido estar en presente de manera importante en todas las negociaciones, ser un interlocutor reconocido en todos los niveles, tanto con sindicatos como con la Administración, y además como una entidad que siempre ha buscado los puntos en común, la concordia, llegar a acuerdos y ser un referente en la búsqueda de pactos por la educación, sabiendo que lo que nos une es más importante que lo que nos separa. Eso es el fruto del trabajo de todos estos años.
Una organización plural e independiente
P.– ¿Cómo se consigue aglutinar en tan poco tiempo a tantos centros y tan diversos: religiosos, laicos, concertados, privados, grandes, pequeños, de Educación Especial, de Educación Infantil?
R.– Es el trabajo de año a año, continuo y de mucha calidad, defendiendo los intereses de todos, no de un modelo educativo determinado ni de una apuesta determinada. En CECE tienen cabida todos los centros y esa pluralidad se traslada a la Junta Directiva, donde hay directores de centros muy diversos, que trabajan con visión de equipo y siempre con el conocimiento que da su trabajo cotidiano a pie de aula. Pero la clave del éxito de CECE-Madrid es su cercanía y su utilidad cotidiana a los colegios. A veces, administrativamente el mundo educativo es complejo: hay que seguir el boletín oficial de la comunidad, estar pendiente de normas y directrices, dar respuesta rápida a problemas… En CECE-Madrid estamos, no sólo para las negociaciones colectivas, sino para ayudar en el día, y eso los centros lo valoran muy positivamente.
P.– ¿Cómo se financia CECE-Madrid?
R.– Principalmente de sus socios, y eso es una tranquilidad porque nos permite ser una organización independiente; no hay otros intereses.
P.– Hasta ahora CECE Madrid ha tenido siempre muy buenas relaciones institucionales con otros agentes de la comunidad educativa en Madrid: sindicatos, ampas, otras organizaciones, representantes políticos… Y ha estado presente en todos los foros de discusión sobre educación. ¿Qué aportará usted a esta nueva etapa?
R.– Por una parte, mi experiencia profesional. Toda mi vida laboral se ha desarrollado en colegios privados y concertados. También mi visión de la educación, que es muy similar a la de Alfonso y a la de Juan en el sentido de que nos gusta llegar a acuerdos. Creo que es necesario alimentar una cultura de pacto, tanto a nivel autonómico como nacional, y convivir con toda la pluralidad que hay en la educación, de modelos, de centros, de personas, de titularidades. Todos aportamos para mejorar la educación y todos debemos seguir aportando. Nadie sobra. Me cuesta entender la visión excluyente de otros. La mía, y la de CECE-Madrid, no tiene nada que ver con imponer ni con ser excluyente.
P.– Estamos en un momento político complicado y bastante crispado en materia de política educativa, con un proyecto de ley en un cajón a la espera de ser desempolvado. ¿Cree que este clima político afecta a la educación?
R.– Sí. Hay gran incertidumbre con la ley de educación y una serie de declaraciones inquietantes sobre la Educación Especial y la Educación concertada. Todo eso genera una inestabilidad que perjudica a todos. Es fundamental llegar a un pacto, entendiendo que en un pacto todo el mundo gana y pierde algo y que hay que ceder en algo por el bien común, que es superior. A nosotros siempre nos encontrarán dispuestos a trabajar por ello.
Retos ante la nueva Administración madrileña
P.– En CECE-Madrid hay una mayoría de centros concertados. ¿Da tranquilidad que el nuevo Gobierno de la Comunidad de Madrid haya creado una Dirección General de Enseñanza Concertada en la estructura de la Consejería (aunque aún no haya cabeza visible)?
R.– Habrá que esperar para ver a quién se nombra finalmente para esta Dirección General, pero creo que es positiva esa nueva estructura. No obstante, también es cierto que, sin tener una dirección con esa denominación, estábamos en la Dirección General de Becas y Ayudas,y nos hemos sentido bien atendidos por la Administración. Para nosotros es importante, sí. Pero hay que darles un tiempo y esperar para hacer un balance.
P.– Dice que hasta ahora ha habido una buena interlocución y una buena relación con la Administración madrileña, pero ¿dónde no se han visto satisfechas sus necesidades?
R.– En realidad no se trata de “nuestras necesidades”. Se trata, más bien, de lo que necesitan los alumnos y las familias de nuestros centros educativo. Ahí es donde siempre intentamos colaborar y, por el momento, nos hemos sentido bastante escuchados por la Administración, aunque eso no siempre ha ido acompañado de que nos hicieran caso. En la pasada legislatura la actividad normativa ha sido muy amplia y en ese aluvión de decretos, órdenes, instrucciones… es donde hemos intentado negociar y poner en valor nuestra postura para mejorar la norma o la redacción, o para que fuera más clara y eficaz. En esta nueva etapa esperamos seguir colaborando y aportando la visión de los colegios que tenemos detrás. Continuaremos con algunas de las antiguas reivindicaciones. Aunque también se plantearan otros retos para la nueva Administración.
P.– La actualización del módulo de concierto es una antigua reivindicación. ¿Se va a plantear igual que siempre al nuevo gobierno?
R.– Nuestra reivindicación de siempre es que se actualice. Hace muchos años que ese módulo no ha tenido el incremento que debía tener. Debe ser un módulo que esté de acuerdo con la realidad de los precios actuales y de la situación económica de los centros. Se echa en cara a los centros concertados que nos financiemos, en parte, con aportaciones de padres y actividades extraescolares, pero el dinero que nos da la Administración es absolutamente insuficiente para que vivan los centros. Hay que buscar un camino en el que realmente podamos sobrevivir económicamente. Uno de ellos es que se actualicen los módulos. También que se clarifiquen la normativa sobre los ingresos, pero para eso ayudaría que los conciertos estén más actualizados desde el punto de vista económico.
P.– En Andalucía también había mucha escucha y muy buenas palabras por parte del Gobierno hacia la enseñanza concertada y, de momento, entre la falta de presupuestos y las presiones de determinados sectores, todo sigue igual que en la legislatura anterior. ¿Hay expectativas reales de mejora en Madrid?
R.– La experiencia dice que lo que un gobierno no emprenda el primer año, al final no lo hace. Así que yo espero que preparen las cosas para que el curso que viene se puedan poner en marcha las reformas que quieran hacer. He escuchado al nuevo consejero en algunos actos y parece que tiene las ideas claras. También hay que tener en cuenta que tiene un pasado en Hacienda y es experto en economía, y eso para nosotros es muy positivo porque los problemas más complejos de la enseñanza concertada vienen de temas de financiación y de Hacienda. Confío en que tener al frente de la Consejería a una persona como él ayudará a que salgan adelante muchas de nuestras reivindicaciones.También es fundamental que exista una variedad real pedagógica, mayor autonomía y libertad para organizar los proyectos propios de cada centro educativo.
Bachillerato e Infantil
P.– ¿Está satisfecho con las becas de Bachillerato y su concesión por nivel de renta?
R.– Han llegado a muchas familias y ello nos alegra. Es una iniciativa positiva y buena para las familias, pero no es la solución porque genera incertidumbre e inestabilidad. La solución no es que todos los años los padres de 4º de la ESO soliciten esas becas, sino que haya un concierto de Bachillerato para que los padres puedan elegir donde cursan sus hijos esa etapa. El concierto, tiene un carácter continuista, da mayor seguridad a las familias y contribuye a que haya verdadera equidad.
P.– El cheque escolar es una antigua reivindicación para mejorar el acceso a la Educación Infantil 0-3. ¿Qué expectativas hay de ello en la nueva legislatura?
R.– Siempre hemos pedido o cheque escolar o convenios con escuelas. Es lógico empezar “la casa por los cimientos” y ésa es la base para el futuro de los colegios. En su momento, cuando se elaboró el decreto de conciertos de la Comunidad de Madrid, insistimos en que diera cabida a una regulación del 0-3, bien revisando su financiación, bien buscando fórmulas de financiación o a través de una suerte de convenio que, de hecho, ya tienen algunas escuelas infantiles en la Comunidad de Madrid. Todo el mundo sabe que el 0-3 es muy caro en los centros privados y las familias no se lo pueden permitir, tampoco con un cheque de 90 euros al mes. Si todo el mundo en política habla de las ventajas de universalizar el 0-3, no sólo por la conciliación familiar y laboral sino por los beneficios pedagógicos, sería absurdo que sólo se garantizara el acceso en la escuela pública y no en la concertada. Ahí es donde se ve la verdadera voluntad de darle importancia a esa etapa.
Educación Especial
P.– En su colegio hay un alto porcentaje de alumnos de NNEE de apoyo. ¿Qué visión puede aportar en ese sentido y que va a hacer CECE-Madrid por la Educación Especial, a cuyos centros también representa?
R.– Nosotros entendemos el colegio como un lugar de convivencia y de acogida. Entendemos que toda la comunidad escolar se beneficia de convivir con realidades distintas. Pero, en primer lugar, para dar la atención adecuada hay que contar con el personal necesario, y eso requiere una inversión muy alta y sostenible en el tiempo. Por otro lado, la inclusión en las aulas ordinarias es muy positiva para determinados alumnos discapacitados, pero también hay otros muchos que necesitan un personal y unas instalaciones muy especializadas. Desde CECE-Madrid tenemos que asegurar, lo primero, que la Administración tenga clara la utilidad pública de los centros de Educación Especial y la necesidad de apostar por ellos, pero también que les garantice la dotación de medios humanos y materiales necesarios para hacer bien su trabajo. Sólo lo pueden hacer ellos.
P.– Hablaba usted de hacer un trabajo muy pegado al día a día de los colegios. Si hay una cuestión que ha suscitado quebraderos de cabeza a los centros en los últimos meses es la obligación del registro horario de los trabajadores. ¿Cómo han actuado ahí?
R.– Lo importante es cumplir la ley. Y estoy seguro de que todo va a salir bien y de que todos ganaremos. Cada centro está en ello porque cada uno tiene una realidad concreta y porque la realidad de cada profesor es distinta. En CECE hemos dado recomendaciones para todos los centros y algunas ideas, considerado la casuística de cada uno. Hemos atendido muchas consultas y seguimos haciéndolo. Es un tema muy complejo y, pese a ello, en el sector hemos logrado un acuerdo en un tiempo récord que beneficia a todos, tanto a trabajadores como a los titulares. Para eso están las patronales y los sindicatos: para entenderse y no para pelearse.
Autonomía e innovación
P.– En el sector educativo se habla de que la escuela y el aula han empezado a traspasar sus propios muros mediante la cooperación entre docentes y entre centros, la observación y el trabajo conjunto. ¿Tiene algún proyecto CECE-Madrid en ese sentido?
R.– Sí. Y no sólo uno. Por ejemplo, nuestro Foro de Directivos, que se celebra cada trimestre, es precisamente para eso. Y este curso lo vamos a enriquecer organizando visitas a colegios concretos que quieran mostrar cómo trabajan determinados aspectos de su proyecto educativo. También continuaremos con las sesiones de formación y los seminarios de administradores y gerentes, porque es muy importante dar apoyo a los colegios en ese sentido. Y hemos introducido una nueva iniciativa para apoyar y potenciar el trabajo de los orientadores, que es crucial para los centros y para su alumnado. Justo la semana pasada celebramos nuestro primer Desayuno de Trabajo de los Orientadores y habrá más a lo largo del curso. El objetivo es crear una Red de Orientadores en CECE-Madrid, por un lado, para que compartan sus experiencias y sus conocimientos; y por otro, para que nosotros como organización conozcamos de primera mano y a fondo los problemas que tienen los colegios en materia de orientación, y podamos transmitírselos a la Administración.
P.– Precisamente la transformación educativa es el objeto del 47º Congreso Nacional de CECE este año, en noviembre. Sin duda, es una inquietud en las que los colegios buscan respuestas y caminos, ¿verdad?
R.– El tema del congreso es verdaderamente oportuno en estos momentos. La transformación digital de la sociedad y cómo está afectando a la escuela es un tema de interés constante y de conversación recurrente, entre directores y entre profesores, en reuniones, en el comedor, en el café… Porque nos está abriendo nuevos retos constantemente y rápidamente. De ahí que el congreso esté teniendo tan buena acogida en cuestión de inscripciones. Va a ser un congreso fundamental para los colegios.
P.– ¿Cree que la legislación permite a los centros la suficiente autonomía como para dar respuesta al desafío de la transformación?
R.– Es preciso dar mayor autonomía y libertad a los centros para organizar sus programas educativos y tener un carácter propio. Desde CECE siempre hemos peleado por que los colegios puedan dar respuesta a las necesidades de su alumnado y de su entorno como mejor consideren. Cada colegio es distinto y su entorno es distinto, y la legislación permite poca flexibilidad. La estructura férrea que tenemos de sesiones por asignaturas dificulta simultanear contenidos y competencias de diversas áreas en proyectos multidisciplinares. Los docentes podrían elaborar más proyectos en ese sentido si hubiera mayor flexibilidad.