Uno de los puntos del programa de Partido Popular y de Vox es proyectar una EBAU para toda España por igual, con el mismo Currículum y las mismas preguntas para cada Comunidad Autónoma, con el fin de eliminar posibles desigualdades en los exámenes y que faciliten el acceso a las universidades a las que optan todos los alumnos, por igual. Para María Lacalle, vicerrectora de Profesorado y Ordenación Académica de la Universidad Francisco de Vitoria, los distintos Bachilleratos autonómicos son también diversos no solo en parte del currículo sino también en nivel de exigencia y de dificultad.
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¿Qué beneficios puede tener o no que la prueba de selectividad sea igual o distinta?
Una selectividad única y con los mismos criterios de corrección parece más justa pues es una prueba que da acceso a cualquier universidad española. No tiene mucho sentido que los estudiantes de las distintas Comunidades compitan por las mismas plazas universitarias cuando unos han realizado una prueba más difícil y otros han realizado una más fácil, con la consiguiente ventaja de estos últimos que han podido obtener una mejor calificación con menor esfuerzo.
Una selectividad única y con los mismos criterios de corrección parece más justa pues es una prueba que da acceso a cualquier universidad española.
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¿Por qué se dan las dos posturas?
La cuestión no es sencilla debido a que una parte de las competencias en materia de Educación están transferidas a las Comunidades Autónomas, de manera que los currículos de Bachillerato no son iguales en todas las Comunidades. En mi opinión, aquí reside el problema principal, pues los distintos Bachilleratos autonómicos son diferentes no solo en parte del currículo sino también en nivel de exigencia y de dificultad. Lo cual quiere decir que no todos los jóvenes reciben una formación de igual calidad.
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¿Sería interesante que a todos los estudiantes se les exigiera, exactamente, lo mismo?
Sería interesante y muy conveniente. Parto de la base de que la exigencia es un bien porque permite sacar lo mejor de cada uno. Llevo 25 años dando clase en la universidad y puedo asegurar que cuando la exigencia es razonable y el estudiante recibe el acompañamiento adecuado, los resultados son muy buenos y los estudiantes lo agradecen pues se dan cuenta de todo lo que pueden alcanzar. Y no me refiero solo a resultados académicos. El carácter se forja en el compromiso, en la asunción de responsabilidades, en la perseverancia en el trabajo. Por el contrario, la falta de exigencia y de esfuerzo suele generar personalidades frágiles e inmaduras. El principio de igualdad proclamado en el artículo 1 de la Constitución nos llama a proporcionar el mismo nivel de educación a todos nuestros jóvenes, y a garantizar la igualdad de oportunidades en el acceso a la universidad.