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Emprender es soñar, emocionarse y trabajar muy duro

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La XI Jornada de Emprendimiento que ayer celebró la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE), junto con la UNIR, para entregar sus premios Emprender en la Escuela estuvo cuajada de mensajes de aliento, pistas, consejos y ejemplos para el emprendimiento juvenil.

El conjunto de testimonios, más expertos y más noveles, que pasaron por la sede de la CEOE este jueves conformaron una buena base sobre la que fundamentar la enseñanza de la competencia emprendedora, a caballo entre el optimismo y el realismo.

Como dice el presidente de CECE, Alfonso Aguiló, «hay que alentar para afrontar desafíos» y también para preparar para «superar posibles derrotas». En la competencia emprendedora, señala, «hace falta tanto optimismo como realismo».

Aguiló subrayó ayer, en la CEOE, el papel capital que tiene la escuela para que las nuevas generaciones alumbren buenas ideas –ideas con «ética», con objeto de «hacer un mundo mejor», matizó– pero también en que adquieran las capacidades para ponerlas en práctica.

El proyecto Entrecom4all, en el que CECE Europa participa junto a la Universidad Politécnica de Madrid, aborda, precisamente, esas necesidades de formación emprendedora para desarrollar una mentalidad emprendedora y empresarial entre los jóvenes, y propone para ello un modelo de enseñanza con objetivos de aprendizaje y niveles de adquisición de competencias. De todo ello habló este jueves el profesor Edmundo Tovar, coordinador del proyecto.

Otro profesor, en este caso Fernando Maristany, del área de Empresa de UNIR, llenó el auditorio de optimismo ante las posibilidades de emprendimiento que abre la nueva economía. Introdujo a los asistentes en las «nuevas reglas» para emprender en este «nuevo mundo» digital –para «coger la ola», ilustró– y dio variados ejemplos de cómo la tecnología ha alumbrado sorprendentes oportunidades de negocio: desde un coro de más de 3.000 voces de todo el mundo (cantando cada una en su casa) hasta cursos online de encaje de bolillos para japoneses.

«La tecnología», sostuvo, «ha dado al emprendimiento una oportunidad nunca antes vista»; «te dice que puedes emprender, que no tienes que ser un trabajador dependiente toda la vida». En cuanto a esas «nuevas reglas del nuevo mundo», señaló que «la inversión de capital ya no es el factor clave», que «se trabaja con el cerebro y no con las manos», que hay que pensar en una clientela global, en todo el mundo y que no hay que sacrificar rapidez y agilidad por tamaño de empresa: «Hoy, la empresa rápida es la que se come a las demás», afirmó.

Los jóvenes emprendedores de la empresa Mendar (que hacen asesoramiento y marketing digital para emprendedores novatos) pusieron la nota realista. Sergio y Javier incidieron en el trabajo durísimo que conlleva montar un negocio. Ellos, que están acostumbrados a dar charlas a jóvenes en centros educativos, destacaron lo siguiente: «Pocas bromas con emprender. Esto es para las personas que de verdad lo desean y que tienen claro que quieren ofrecer algo nuevo que no ofrecen otros». Aseguraron que «no tienes tiempo para nada, ni para ir a tomar una copita» y que eso sólo puedes sobrellevarlo si «amas lo que haces».

También advirtieron de que «tienes que adaptarte de forma muy rápida a muchas cosas». «Nosotros», dijeron, «tenemos que hacer cambios casi semanales; hay que ser muy ágiles y asumir que tienes que estar permanentemente cambiando cosas». También hay que tener presente que «las habilidades directivas tardan tiempo en adquirirse». El buen jefe se hace, no nace.

Más consejos: «Cuando emprendes, muchas veces te pones tú el ‘no’. Que sea otro el que te lo ponga; no lo hagas tú», dijo Pablo Molina, profesor del Colegio Buen Pastor, de Murcia. También advirtió de que quien emprende debe estar preparado para recibir más mensajes de desaliento y miedo que de optimismo. Y para terminar: cuando ya lo hayas conseguido, cuando hayas puesto en marcha tu idea, «vuelve al principio, pregúntate si funciona o tienes que reinventarte de nuevo». Un apunte más: «Hazlo todo siempre con emoción».

Marieta Purcallas recibe el Premio Emprender en la Escuela acompañada de su profesora Áurea Ocaña y de la directora de Fuenllana, Carmen Dugo.

Pasión y emoción fueron dos palabras que se dijeron mucho en la XI Jornada de Emprendimiento de CECE.

Marieta Purcallas, titulada en Dirección de Cocina por el Instituto Tecnológico Fuenllana, de Madrid, fue una de las premiadas en el concurso Emprender en la Escuela para proyectos de negocio estudiantiles de FP y Bachillerato. Marieta concibió un modelo de negocio para un foodtruck de comida saludable y dejó estas palabras flotando en el aire del auditorio tras recoger su premio: «Emprender es visualizarlo, soñar con ello… e imaginártelo tanto, tanto, que se transforma en una pasión; y con esa pasión conviertes ese sueño en realidad».

Más pragmático sonó el discurso de David Pérez, titulado en Programación de la Producción en Fabricación Mecánica en el CPIFP La Salle Santo Ángel de Zaragoza. Su proyecto de fin de estudios para montar un negocio de engorde de pollos ya es una realidad, además de haber recibido uno de los premios de CECE. Lo ha puesto en marcha con su familia en un pueblo de Zaragoza y no tiene competencia alguna en España, por lo que el negocio promete.

David Pérez, alumno de La Salle Santo Ángel, de Zaragoza, expone su negocio tras recibir el Premio Emprender en la Escuela de CECE.

También recogió su premio una alumna del Centro de Enseñanza Ave María San Cristóbal de Granada en representación del equipo que ha desarrollado IBOT, un proyecto de servicios educativos sobre Ingeniería y Robótica para escolares. La acompañaba su profesor, Miguel Ángel Garrido, que explicó que IBOT ha sido concebido por un grupo de cinco alumnos del Ciclo Formativo de Grado Superior en Automatización y Robótica Industrial y otros cinco del ciclo superior de Obra Civil.

Y, por último, el premio nacional de Emprender en la Escuela, recaló en Cristi Merino Mohedano, de la EFA La Malvesía (Valencia). Su proyecto es el desarrollo de negocio de un invento de su padre, un recogedor de micciones de perros llamado Pipican para instalar en parques, calles y jardines y conseguir evitar los malos olores y la suciedad de los orines.

Puedes leer más información sobre los proyectos ganadores aquí.

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