En este colegio de Madrid las aulas son bibliotecas y los niños ejercen de bibliotecarios. Gracias al plan Top Lector, los pequeños alumnos de Primaria leen una media de 40 libros al año
(Este reportaje fue publicado en Actualidad Docente en diciembre de 2016.
Por su interés, lo recuperamos en esta nueva etapa)
En el Edith Stein encontramos ávidos lectores y escritores vocacionales de sólo 7 años. ¿Dónde está la clave de tanto amor a los libros?
Desde el nacimiento del centro, en 2009, llevan aplicando un plan al que llaman Top Lector. Los niños y niñas del Edith Stein saben que a medida que van leyendo van cumpliendo metas. Según cómo avanzan en sus lecturas, consiguen lo que llaman “premios”. Son cosas sencillas, como un marcapáginas o un desayuno exclusivo con el director para hablar de libros.
“Es un orgullo para ellos, se sienten muy halagados al saber que el director reserva un espacio para ellos. Les pregunta por los libros, hablan de sus lecturas preferidas… Y desayunan”, explica la directora de Primaria, Lucía García Font.
Los niños llevan el registro de sus lecturas en la agenda escolar que comparten con sus padres. Cada 15, 30 o 50 páginas que leen avanzan un puesto. Y de cada libro elaboran una ficha que tiene que estar bien escrita y presentada. Pueden leer los libros que se llevan de cole o los que eligen en casa. En este último caso, deben defender ante los profesores su elección. Siempre les dicen que adelante, pero es una forma de saber qué leen y de obligarles a verbalizar su elección literaria.
“Antes traían sobre todo libros de casa. Pero hemos decidido enriquecer la biblioteca del aula porque nos hemos dado cuenta de que faltaba poesía, biografías, más cultura literaria, géneros o temáticas que normalmente no son habituales en una biblioteca infantil personal”, explica Lucía.
Este año, con el centenario de Cervantes, han introducido El Quijote. Al principio los niños eran reacios, pero los profesores han explicado el libro y lo han “bajado” al nivel de los pequeños.
Las familias son la clave. “Estamos creando una cultura literaria en las familias”, dice Lucía. No se trata, por lo que pueda parecer, de una competición por ver quién es la mejor clase o el mejor lector. De hecho, según el nivel de cada clase modifican el plan y adelantan o retrasan los premios.
“Hay que educar a las familias. No tienen conciencia de que hay que leer, leer todos los días y leer con ellos”, subraya la coordinadora de Primaria. “Es importante que les escuchen. Que los niños lean delante de sus padres y sus hermanos, en un ambiente tranquilo, sin la tele encendida. Y que te cuenten luego lo que han leído”.