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El Colegio Jara se transforma en Jaracity como parte de su aprendizaje de la vida y para la vida

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Colegio Jara, centro educativo ordinario y privado situado en la localidad de Valdemorillo y que cuenta con modelo Helix como metodología activa y experiencial, se ha transformado en Jaracity, una ciudad a escala gestionada, trabajada y disfrutada durante un día por los niños como parte de su aprendizaje para la vida.

Jaracity ha contado con el huerto donde el alumnado de Infantil y Primaria ha cultivado sus propias judías o tomates, la cafetería donde ha podido trabajar o acudir a desayunar; el gimnasio para ponerse en forma; Tráfico, donde ha podido sacarse el carné de conducir; o el circo o la feria, en donde ha podido divertirse o formarse como profesional.

Y es que, por ejemplo, como la vida misma, sin carné no podían conducir para transportar los alimentos cultivados del huerto a la cafetería y, si lo hacían, se exponían a las multas de los agentes que han vigilado la ciudad. En tal caso, tenían la opción de tomar un autobús para sus desplazamientos.

En Jaracity la artesanía también ha estado presente a través de un espacio en el que los niños han creado sus propios productos a mano que luego han puesto a la venta.

Para comprar dichos productos u otros, tomarse en la cafetería una tostada con tomate triturado procedente del huerto o disfrutar de un ratito de circo, debían ganar “jareuros” trabajando en las distintas empresas o produciendo y vendiendo sus propios artículos artesanales o alimentos del huerto.

«Propusimos a nuestros chicos que nos ayudaran a organizar la actividad. Así la han vivido mucho más participando desde los preparativos y metiéndonos luego cada uno en nuestro papel, de hecho, tal ha sido la implicación que algunos se llevaron los billetes y volvieron a jugar recreando los escenarios en casa», cuenta Raquel Caballero, tutora de la clase “Kandinsky” (6º de Primaria).

El trabajo es el centro de interés de Colegio Jara este año, por eso, esta actividad les ha servido para aprender sobre profesiones, la historia del trabajo, los sectores primario, secundario y terciario, la economía, el ocio o la seguridad vial.

A nivel curricular, por ejemplo, desde Matemáticas han trabajado el cálculo a través del manejo del dinero o la encuesta y la recogida de datos en tablas y gráficos; en Lengua, las clases de palabras, sinónimos y antónimos, y cómo extraer información útil de páginas web.

Y todo, fomentando valores como la responsabilidad, la autonomía, derechos y deberes, la empatía, la colaboración o el compañerismo.

«No se trata de una actividad aislada, sino que forma parte del centro de interés ‘trabajo’ que este curso incorporamos siguiendo al pedagogo belga Ovide Decroly, referente de nuestro modelo de colegio. Junto al trabajo, la alimentación, la protección ante las intemperies y adaptación al medio, y la defensa constituyen los otros centros de interés sobre los que vertebramos el conocimiento (un centro de interés cada año académico) y que guían y favorecen la comprensión y el aprendizaje», explica Juanjo José Álvarez, director pedagógico de Colegio Jara.

Jaracity es un ejemplo más de cómo modelo Helix incorpora los contenidos de manera vivencial y atractiva para que su alumnado, en este caso de Infantil y Primaria, adquiera con sentido los contenidos que marca el currículo oficial, los relacione y los retenga, pero, además, constituye un ejemplo de cómo están presentes el ámbito físico-motor, el emocional y el social-relacional como parte de su completo crecimiento y desarrollo.

«En nuestros colegios tenemos muy presente la individualidad del alumno porque, como siempre digo, ‘todos somos iguales porque todos somos diferentes’, cada uno con nuestras propias características y nuestras fortalezas y debilidades; de ahí que la personalización del aprendizaje sea clave para lograr que nuestras chicas y chicos desarrollen al máximo su potencial», explica Irene Ranz, del equipo directivo de Colegio Jara, quien concluye que «ya no sirve enseñar a todos de la misma manera porque no todos aprendemos de la misma manera, y mucho menos tiene sentido hacerlo con un modelo del siglo XIX para niños del siglo XXI»

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