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Fortalezas, dificultades y sostenibilidad en el cambio educativo

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Cualquier proyecto de transformación en educación exige una evaluación de impacto y una validación de sus procesos. Lo saben quienes se toman en serio la innovación educativa y el aprendizaje.

La Fundación Trilema lleva años consolidando un modelo pedagógico y educativo en sus colegios y ayudando a otros centros a ponerlo en marcha dentro de la Red de Escuelas que Aprenden, donde hay colegios de toda España y también de Latinoamérica. Lo llaman el ‘Modelo Rubik’ porque, como en el popular cubo de seis colores, la solución sólo se pone en marcha cuando se mueven las seis caras a la vez (no conseguimos nada si sólo trabajamos para fijar el color en una de las caras).

En Trilema, las seis caras de trabajo simultáneo son estos seis aspectos fundamentales de la vida escolar: currículum, motodologías, evaluación, organización, personalización y liderazgo. Todo ello, puesto al servicio del aprendizaje.

Comprometida con la investigación de todo lo que hacen, Trilema encargó una validación del modelo a la Facultad de Educación y Formación del Profesorado de la Universidad Autónoma de Madrid.

Su vicedecano de Ordenación Académica, Jesús Manso, se encargó de presentar los resultados el pasado fin de semana, durante la celebración de las II Jornadas Escuelas que Aprenden, Jesús Manso, vicedecano de dicha facultad.

Los hallazgos son valiosos no sólo para los colegios objeto de la investigación, sino para cualquier otro proceso serio de transformación educativa.

Jesús Manso, vicedecano de Ordenación Académica de la Universidad Autónoma de Madrid, charla con Teresa Puchades, directora de las Escuelas Trilema, y Martín Varela, subdirector de la Fundación.

Jesús Manso, vicedecano de Ordenación Académica de la Universidad Autónoma de Madrid, charla con Teresa Puchades, directora de las Escuelas Trilema, y Martín Varela, subdirector de la Fundación.

Una de las cuestiones más complejas a la hora de validar y de evaluar un modelo educativo es determinar el objeto y las variables a investigar, ya que en la educación de un niño –y más aún de un grupo– hay numerosos factores implicados y conectados entre sí. “¿Cómo identificar que el impacto del modelo se debe al modelo y no a otras variables?”, se preguntaba Jesús Manso al inicio de su exposición.

Ése fue el primer desafío de los investigadores de la UAM, que decidieron desarrollar una investigación cualitativa a través de grupos de discusión y enfocada en tres grupos: equipos directivos, docentes y expertos externos (conocedores de las investigaciones y tendencias en materia de educación y de aprendizaje en la actualidad).

Primero se identificaron las fortalezas del modelo, luego sus dificultades y, por último –en lo que puso más énfasis el vicedecano– ¿qué hacer una vez consolidado el modelo para que sea sostenible en el tiempo?.

En esas tres dimensiones de la investigación encontramos datos de enorme utilidad para cualquier colegio o institución educativa que, como Trilema, haya emprendido un proceso de transformación educativa.

Fortalezas y dificultades

Las fortalezas del ‘Modelo Rubik’ de Trilema que se identificaron son éstas:

  • Saber que hay un modelo, una guía, ya es importante para cualquier docente.
  • Que tenga un sentido completo, holístico, en el que todo vaya conectado.
  •  Tener un alto grado de aplicabilidad de la propuesta allá donde vaya, entre otras cosas por estar muy bien definido y ser muy exhaustivo.
  • La constatación de que produce cambios y exige cambios.
  • Es un modelo práctico (aunque tenga una sólida base teórica)
  • En última instancia se apoya en la responsabilidad individual del profesor sobre sus alumnos y en su propia convicción de reflexionar para mejorar.
  • Es un modelo no blindado, abierto, en cuestiones prácticas, a modificaciones, correcciones y adaptaciones.

En cuanto a las dificultades, se constató lo siguiente:

  • La aplicación del modelo es más difícil a partir de la ESO e, independientemente del nivel de enseñanza, en escuelas públicas más que en privadas-concertadas (en la Red Escuelas que Aprenden hay también colegios públicos).
  • La resistencia al cambio de algunos profesores, aunque esa resistencia se va limando conforme la manera de trabajar se va afianzando en los demás.
  • Es un modelo muy exigente, que conlleva mucho trabajo y formación continua.
¿Por dónde seguir? ¿Cómo asegurar su sostenibilidad?

De los grupos de discusión que se crearon en esta investigación, había una sensación compartida de que el modelo había traído “aire fresco”. ¿Cómo hacer para que la escuela siga recibiendo ese “aire fresco” y los profesores mantengan su motivación?

Éstas fueron las conclusiones expuestas por Jesús Manso:

  • Hay que hacer que el modelo sea altamente profesionalizante.
  • No dejar de pensar en lo que ocurre fuera y en cómo lo acoplamos en nuestro modelo y en nuestro centro.
  • Sistematizar el perfil del estudiante (en este caso de la Red de Escuelas Que Aprenden). Tener claro qué tipo de persona queremos educar.
  • Generar mayor relación entre los tres pilares del modelo: alumnos, docentes y equipos directivos.
  • Hacer más explícita la participación de otros agentes como las familias.
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