El Colegio Manuel Peleteiro, de Santiago de Compostela, explica las claves de su proyecto TIC, que le hizo merecedor del Premio SIMO Educación 2017: la tecnología al servicio de la autoevaluación y la coevaluación
Más allá de la evaluación como fin y como medio, está la evaluación como método. El colegio Manuel Peleteiro, de Santiago de Compostela, es un ejemplo destacado de ello. En torno a la evaluación continua –más bien cotidiana– han construido su proyecto de implantación y aprovechamiento de las TIC.
María Cives, profesora de Tecnología y coordinadora TIC del Manuel Peleteiro, es la artífice de un proceso que empezó a gestarse hace cuatro años y que en octubre de 2017 obtuvo un reconocimiento de alto nivel: el Premio de SIMO Educación al Mejor Proyecto de Introducción de las TIC en un centro o aula.
Allí, donde cada año se dan cita las iniciativas más punteras que aúnan enseñanza y tecnología y donde se presentaron más de 300 proyectos, el del Manuel Peleteiro fue considerado el mejor en la mencionada categoría.
La organización del congreso dio otros nueve premios en otras tantas categorías.
Lo que le hizo obtener el galardón fue, precisamente, la utilización de herramientas tecnológicas para convertir la evaluación en una metodología clave que hace de “nexo entre todas las demás metodologías” (trabajo por proyectos, flipped classroom, pensamiento crítico, indagación…) que se emplean en las aulas y que dependen de cada materia, de cada docente, de cada departamento o de la evolución de cada clase, explica la profesora.
Gracias al uso cotidiano de diferentes herramientas como Socrative, Edpuzzle o Kahoot, los propios alumnos han interiorizado la cultura de la evaluación como parte de su proceso de aprendizaje. Ellos mismos se autoevalúan y evalúan a sus compañeros cuando presentan un trabajo.
Para los mismos alumnos, incide la profesora, “es muy motivador poder medir su grado de logros y poder ver en qué han fallado”.
Y el profesor hace su evaluación apoyándose en lo que los alumnos demuestran que han aprendido gracias a esas mismas herramientas. “En la evaluación continua es fundamental el feedback del alumno”, sostiene Cives.
La agilidad con la que el docente comprueba qué se ha comprendido y qué ha quedado en el aire le permite desviar el rumbo de su clase para atender esa necesidad detectada, u orientar a determinados alumnos a profundizar en aquellos aspectos que no han afianzado.
La percepción del equipo docente es que, gracias a ese seguimiento personalizado y a la motivación que genera el uso de herramientas y aplicaciones, el rendimiento de chicos y chicas, la nota, mejora.
Aunque el uso del resto de metodologías varía según el docente, el alumnado, la materia, el ritmo, etc; el uso de las herramientas de evaluación se establece, de manera unificada, en cada departamento. “Nosotros tenemos cuatro líneas de cada curso”, explica María Cives, “y a todas las líneas se les plantean las mismas actividades de evaluación”.
Selección de las herramientas
En cuanto a la elección de las herramientas, María Cives reconoce la ingente cantidad de ellas que hay a disposición del profesorado y que pueden confundirlo. “Yo leo mucho sobre esto”, cuenta, “y cuando veo alguna que puede responder a nuestros objetivos, me informo y la pruebo; siempre la pruebo. Puedo probarla con mis alumnos o pedirle a algún profesor de los entusiastas con las TIC que haga una prueba. Si funciona, poco a poco la van incorporando los demás”.
Es fundamental que responda a los objetivos del centro. Eso fue lo primero que se planteó María Cives cuando se hizo cargo de la coordinación TIC. “Lo primero fue diseñar un plan con unos objetivos claros para profesores y alumnos”, rememora. Y luego vino la definición de los ejes de intervención.
El primero fue “potenciar el aprendizaje 2.0, que consiste en combinar las herramientas tecnológicas con el proceso de enseñanza-aprendizaje”.
Para ello, se hizo una selección de herramientas. En la búsqueda primaron tres requisitos: que fueran fáciles, gratuitas y colaborativas. Debían poder usarse, además, independientemente de la metodología empleada en cada momento en el aula.
Socrative, rúbrica, Kahoot, Plickers, Edpuzzle, Google Classroom…
Así, dieron con Socrative, una plataforma para hacer cuestionarios, que es ideal para medir el grado de comprensión de un tema de manera rápida. Pueden responder al cuestionario en clase o en casa. Para trabajar en el hogar, el cuestionario puede ir acompañado de un vídeo del profesor.
En el Manuel Peleteiro usan mucho el vídeo enriquecido gracias a otra herramienta, Edpuzzle, que permite coger vídeos de YouTube y añadirle preguntas.
También utilizan rúbricas para conocer el grado de comprensión de aspectos pormenorizados de un tema o de una competencia. “Es muy útil, y necesario, que el alumno conozca la rúbrica antes de empezar un proyecto”, señala.
“Para según qué cosas”, continúa, “los propios alumnos evalúan a sus compañeros mediante la rúbrica”. Pueden valorar varios aspectos de la exposición de un trabajo: por ejemplo, el material empleado, la explicación, etc; o múltiples aspectos más si la presentación ha sido con un vídeo: pueden valorar el sonido, el montaje, etc
Una de las herramientas que más gusta a los estudiantes es Kahoot, que “sirve para la autoevaluación y permite cierta gamificación”.
“Se emocionan cuando dices que vamos a hacer un kahoot porque es como hacer una competición consigo mismos, y con los demás si se hace por equipos”.
Otra herramienta de coevaluación empleada es la aplicación de Plickers, un sistema de lectura de códigos QR relacionados con diferentes opciones de respuesta que los alumnos pueden ir dando a preguntas predeterminadas. “El Ipad o el móvil del profesor hace un barrido y aparecen en la pizarra los resultados de la valoración en tiempo real”. Por ejemplo, cuenta la profesora, en el primer ciclo de Primaria lo van a utilizar para valorar una serie de cuentos que han elaborado los niños y niñas por equipos y que tendrán que exponer y contar al resto de sus compañeros.