(Este reportaje fue publicado por Actualidad Docente en 2016.
Por su interés, la retomamos en esta nueva etapa)
“Which team starts the game?”. Así empieza la clase un jueves por la mañana en el colegio Miravalles-El Redín. Ana Contín, responsable de Inglés, da el pistoletazo de salida a los niños y niñas de 4 años. Hay que mover ficha. Caballos, peones, torres, reyes y reinas. La partida ha comenzado.
El alfil se llama “bishop”; el caballo, “knight” y la torre, “rook”. Los chavales de 2º de Infantil lo saben perfectamente, mejor que sus padres. Gracias al programa “Chess Challenge”, en este colegio de Pamplona se aprende inglés y ajedrez al mismo tiempo.
No es una actividad extraescolar ni la iniciativa personal de un profesor aficionado. Forma parte del programa pedagógico de Miravalles-El Redín porque el ajedrez ha demostrado ser una herramienta educativa de primer nivel. “Todo está pensado y secuenciado”, explica la directora adjunta de Educación Infantil, Begoña Ruiz Ceniceros. De hecho, con este programa el centro ganó en 2015 el Premio Víctor García Hoz a la Mejor Experiencia Didáctica en Infantil.
La táctica
Juegan una vez a la semana. Son treinta minutos muy intensos y divertidos. A medida que avanzan de curso, las partidas se complican y, por ejemplo, en Primaria, se organizan torneos con los padres y entre clases. Con 4 años, y a partir de septiembre, aprenden los movimientos a través de canciones y cuentos.
Se trabaja la psicomotricidad y la composición matemática del juego, al mismo tiempo que se adquiere nuevo vocabulario en inglés, nos explica Ana Contín. Aprenden a mover las piezas mediante sumas. Si 2 + 2 = 4, la pieza avanza cuatro posiciones.
Pero antes de manejar manualmente las piezas, los niños aprenden asumiendo con su propio cuerpo el papel de cada una de ellas sobre el tablero. Una corona en la cabeza les identifica como peón, caballo, rey, alfil, torre, etcétera. Primero son ellos las piezas.
En el segundo trimestre, en febrero o marzo, habrán aprendido a jugar una partida completa. Cuando les visitamos, en el mes de junio, los de 3º de Infantil son ya unos avezados ajedrecistas. “Capture!”. Dani exhibe orgulloso su pieza mientras sus compañeros de equipo le aplauden. Hasta que Lucas se come al rey y la partida se acaba. “The game is over”, dice la profesora. Pero la clase no ha terminado. Hay que recoger las piezas y volver en orden al aula. Sorprende, para un observador externo, el “fair play” de los chavales.
[FOTO: ProyectoAjedrezRedin.jpg en la carpeta Fotos de la carpeta TextosAntiguos. (Imagen difundida en Twitter por el Colegio Miravalles-El Redín)]
Contribución a múltiples competencias
El programa Chess Challenge refuerza conceptos trabajados en otras áreas curriculares. Contribuye a mejorar los resultados en Matemáticas y Lectura, que son los ámbitos que preocupan tanto en España del informe PISA. Vamos a repasarlas:
Matemáticas: Desarrolla el pensamiento lógico, la estrategia, la capacidad de razonamiento y la resolución de problemas. “Aprenden a pensar”, resume Ana Contín.
Lectoescritura: Desarrolla movimientos horizontales, verticales, diagonales. El ajedrez se juega sobre un damero, con todas las posibilidades que presenta. En Miravalles-El Redín siguen la pauta cuadricular para enseñar a escribir, así que el damero casa perfectamente con ese método.
Psicomotricidad: mejora la coordinación, la atención y la orientación espacio-temporal. Los movimientos del ajedrez mejoran la coordinación mano-ojo y pie-ojo, así como la orientación derecha/izquierda. Para un niño de 4 años, mover el caballo, con ese salto en L, es una operación compleja. Los más pequeños, al principio, tienden a mover la pieza más fácil, el peón. Es en 3º de Infantil, ya con 5 años, cuando les vemos elegir piezas más sofisticadas, como los alfiles o los caballos.
Inglés: Ayuda a reforzar vocabulario y estructuras verbales, y desarrolla la capacidad de pensamiento y la espontaneidad lingüística. El ajedrez cumple uno de los objetivos del bilingüismo en el colegio: el aprendizaje integrado de contenidos y lengua. “No se enseña inglés, sino como herramienta para aprender otra cosa”, explica Begoña Ruiz Ceniceros, responsable adjunta de Educación Infantil.
Educación en valores: En general, el ajedrez contribuye a todas las habilidades transversales. Desde el respeto del turno a la paciencia, el trabajo colaborativo, el compañerismo, la capacidad de escucha. Aprenden a ganar y a perder. Contribuye, además, a igualar ciertas capacidades asociadas a un sexo. La visión espacial la desarrollan más los varones que las mujeres, algo que se reequilibra con el ajedrez, que también modera la competitividad innata de los niños e impulsa la de las niñas, menos desarrollada.
Proyecto ‘Magic Dragon’
Ana Contín tiene 26 años y es jefa del departamento de Inglés de Educación Infantil. Esta pamplonesa, diplomada en Magisterio por la Universidad Pública de Navarra, es la responsable de poner en marcha, junto al resto del equipo de profesoras, esta experiencia innovadora en España de aunar ajedrez, inglés y matemáticas. Dentro del proyecto “Magic Dragon”, una simpática serie de mascotas encabezada por Tom y Jenny que ayudan a los niños con la lengua de Shakespeare.
“Empezamos con el ajedrez hace un par de años. Pero el Chess Challenge comenzó el año pasado como programa pedagógico vinculado al inglés”, explica. No fue, como en otros colegios, la iniciativa de un profesor aficionado, sino que responde a un plan formativo. De hecho, “no todas las profesoras sabían jugar. Yo misma tenía nociones, porque jugaba de pequeñita, pero realmente no lo practicaba”, reconoce Ana.
Para la directora de Miravalles, Elena Izquierdo, la implicación de todas las profesoras y su afán por innovar han hecho posible que el proyecto salga adelante y sea ahora reconocido como pionero en España. El próximo paso en el centro va a ser la Robótica.
“Vimos que el ajedrez era un juego que se podía incorporar vinculándolo con el inglés. Es un juego completísimo que favorece todas los conceptos”, subraya Begoña Ruiz Ceniceros.
Para que el aprendizaje les resultara a los niños más familiar, se optó por vincularlo con personajes que ya fueran cercanos para ellos: Tom y Jenny, los protagonistas del programa “Magic Dragon” con los que juegan todo el rato.
Un dato a tener en cuenta, sobre todo para quienes entienden el ajedrez como algo pesado o sólo para una minoría, es que ningún niño lo rechaza. Tengan o no dificultades, los alumnos aceptan y se implican en el juego, asegura Ana Contín.