Asistimos a un curso de formación docente del Proyecto LÓVA: La Ópera como Vehículo de Aprendizaje. Los propios alumnos son quienes crean una ópera desde cero durante el curso y en horario lectivo.
Así hablan de LÓVA quienes lo conocen: «Es una transformación tan potente y la experiencia que se vive es tan profunda que te cambia para siempre” – “El foco no está en el producto, sino en el proceso de creación conjunta. Ellos generan algo muy grande que antes no existía” – “Se pueden trabajar muchas cosas del currículum en la creación de una ópera” – “Nadie es más importante que nadie. Y todo lo decidimos juntos” – “Es una metodología transformadora muy sólida, muy anclada, que funciona» – “Es una oportunidad para que cualquier centro amplíe horizontes» – “Todos los alumnos se enganchan».
Aún no lo saben, pero este mes de septiembre, más de mil alumnos españoles se convertirán en autores y artífices de una ópera, cuya representación prepararán durante el horario lectivo de sus asignaturas (o de parte de ellas).
Un centenar de maestros y profesores se ha estado formando para ello este verano en los cursos del Proyecto LÓVA impartidos en el Teatro Real de Madrid, en el Palau de les Arts de Valencia, en Murcia y en Ferrol.
Es la undécima edición de los cursos LÓVA, que ya han llegado a más de 400 docentes españoles, se han exportado a EEUU (Kids Create Opera) y ha generado más de 300 compañías infantiles de ópera con sus correspondientes creaciones. LÓVA ha sido designado como proyecto educativo de referencia por la Unión Europea para desarrollar la conciencia y expresión cultural, y ha recibido el Premio Nacional del Ministerio de Educación para entidades sin ánimo de lucro que fomentan la convivencia escolar.
ACTUALIDAD DOCENTE tuvo el privilegio de asistir a una de las sesiones formativas para comprobar el ingente trabajo que tienen por delante los docentes que van a llevar a cabo un proyecto LÓVA con sus alumnos, y la transformación absoluta de su práctica docente y del aprendizaje que van a propiciar. Qué mejor manera de ser ambiciosos en la transformación educativa que construyendo algo de ambiciosas dimensiones, como es una ópera.
«De pequeños, cuando jugamos a fútbol, somos Pelé, Messi o cualquiera de los mejores jugadores del mundo, y no jugamos Tercera Regional, sino la Champions. La ópera es la Champions de las artes escénicas», nos explica Pedro Sarmiento, coordinador del Proyecto LÓVA en España [ver entrevista].
«Los niños no se acercan a la ópera para saber más de Verdi o de Donizetti, sino de sus vidas», afirma Sarmiento. «Es buena idea llegar a la ópera a través de algo mucho más personal que Rigoletto o Il Trovatore, como por ejemplo tu vida, tu comunidad, tus inquietudes o tu atrevimiento. Y si además puedes ver Rigoletto, estupendo».
“LÓVA es una transformación tan potente y la experiencia que se vive es tan profunda que te cambia para siempre”, cuenta Tamara Alía, formadora del Proyecto LÓVA. “El foco no está en el producto, sino en el proceso de creación conjunta. Ellos generan algo muy grande que antes no existía”, explica esta maestra, pionera de LÓVA en España (en la imagen superior, a la izquierda del grupo).
El currículum
La representación de esa ópera propia es el fin, pero, en realidad, es el medio, un poderoso medio.
En esa creación artística tan completa que llevarán a cabo los alumnos el curso que viene –y que incluye música, personajes, trama, producción, escenografía, vestuario, iluminación, promoción y documentación–, los docentes integrarán parte del currículum que corresponda en cada caso. “Se pueden trabajar muchas cosas de cada área en la creación de una ópera”, asegura Tamara, que cuenta que la profesora Estrella López Aguilar ha trabajado la conexión de LÓVA con los contenidos curriculares de todos los niveles.
Lengua y Música son las materias de las que puede sacarse más partido a primera vista, según los docentes consultados, pero también puede ser un vehículo para las Matemáticas –al menos como contexto significativo para el alumnado en la resolución de problemas– para Educación Física (coreografías), para Ciencias Sociales y Naturales (imaginemos que la ópera va de salvar el planeta) y para Valores o Religión. Eso, en el caso de Primaria. Cada profesor lo adaptará al nivel de sus alumnos y a las características del grupo. Todos los alumnos, sean cuales sean sus habilidades, suman. “Nadie es más importante que nadie”, puntualiza Tamara. “Y todo lo decidimos juntos”.
El proceso cooperativo que desencadena LÓVA y que va fortaleciéndose a medida que avanza el curso, es un vehículo también de valores y de soft skills que dejarán huella en los alumnos más allá del estreno de su ópera.
Vivenciando LÓVA antes de ponerlo en marcha
Entramos en una amplia y luminosa sala de ensayo del Teatro Real, en la 8ª planta. Es la cuarta jornada del curso LÓVA y llega un momento crucial del proceso: después de tres días de trabajo intensivo practicando dinámicas de fortalecimiento del grupo, conociendo los mimbres de LÓVA y las profundidades emocionales de la creación artística, el equipo de 24 docentes se constituye en compañía de ópera y decide el nombre de ésta. Propuestas, comentarios, reflexiones… “Tened en cuenta que el nombre de vuestra compañía va a escucharse mucho más que el de vuestra ópera”, les dice Tamara.
“No penséis en el nombre que más os gusta a vosotros para la compañía, pensad en el que mejor representa a la compañía, a vosotros como grupo”, interviene Mari Ruth McGinn, la fundadora de LÓVA en España hace 13 años, que dirige el curso en Madrid. “Recordad que tenemos que despegarnos de lo propio”.
Y el nombre elegido finalmente es… “Más alto, por favor. Compañía de Ópera”.
Grandes aplausos. Y, rápidamente, Tamara les interpela: “Ahora que ya tenemos nombre, ¿estamos preparados para hacer la historia?”. Y a ello se ponen.
Una vez que queda fundada la compañía de ópera y se la bautiza, todos los alumnos serán uno; todos remarán en la misma dirección. El proceso hacia el colosal objetivo tendrá altibajos, pero cuando flaqueen unos, otros empujarán, como puede verse en esta nota de una alumna (a la derecha) a sus compañeros.
Mary Ruth McGinn empezó la semana de formación en Madrid con una propuesta: “Vive una gran historia”. Y así fue. Porque estos 24 docentes se dejaron la piel en siete días consecutivos de intenso trabajo en equipo, como una piña, echando el resto (emocional, mental y físicamente).
Ellos hicieron en 7 jornadas de 9 horas cada una lo que sus alumnos harán a lo largo de todo el curso. El último día de formación estrenaron el primer acto de una ópera que ellos mismos crearon. Promoción y público incluidos. Aprendizaje vivencial puro y duro –muy duro–, guiado por McGinn, por Pedro Sarmiento, el coordinador de LÓVA en España [ver entrevista], y por las maestras Tamara y Alba, veteranas de LÓVA en sus aulas.
“Para hacer LÓVA hace falta mucha vida, mucho corazón”, nos dijo McGinn en un instante de la sesión del jueves, mientras se afana en repasar unas notas con sus colaboradoras.
Visión y expectativas de los docentes
Nada es casual en la formación LÓVA. El curso tiene los tiempos metódica e inflexiblemente marcados para cada fase y para cada actividad, igual que luego los tendrá la creación de la ópera por parte de los alumnos.
Elsa Fonseca, profesora de Secundaria del CEO Alto Alagón de Salamanca, se reconoce muy satisfecha de haberse embarcado en esta aventura precisamente porque “es una metodología transformadora muy sólida, muy anclada, que funciona, que tiene un esquema fijo del proceso de acompañamiento del alumnado, con todos los pasos perfectamente marcados y metódicamente definido lo que hay que hacer en cada momento”.
Destaca, sobre todo, el efecto que tiene en la convivencia del alumnado, y cómo mejora la formación integral de la persona y la formación en valores.
El proyecto LÓVA conlleva la realización de una serie de juegos y actividades que van cultivando el sentimiento de unidad en el grupo. “Son maravillosos y muy necesarios para los niños”, apunta Elsa. “Hacen que se cree un clima especial en el aula, con silencio, respeto, escucha, atención…”.
Emma Álvarez, maestra madrileña de larga trayectoria, define la experiencia formativa como “muy intensa personalmente” y “necesaria como docente”. “LÓVA es una oportunidad para que cualquier centro amplíe horizontes. Puede tener un efecto transformador para el conjunto de los docentes, del alumnado y de las familias”, reflexiona esta tutora del CEIP Pintor Rosales, días después de terminar su formación en el Real.
Llegado el momento, en septiembre, cada tutor tendrá que aplicar lo aprendido –lo vivenciado– con sus alumnos de acuerdo a su nivel y a sus características. Algunos aún no saben aún qué curso y qué grupo les tocará… El apoyo de la dirección y de, al menos, algunos compañeros será crucial para llevar a cabo LÓVA. Porque hacen falta horas.
Lo ideal, señala Tamara Alía, son 7 a la semana, pero cada centro es un mundo y la organización horaria es el primer miura con el que tienen que lidiar los profesores LÓVA. Algunos docentes nos dicen que a ver si pueden llegar a tres o cuatro horas a la semana.
La dotación de horas es más fácil en Primaria y en centros no bilingües, ya que el tutor tiene la mayoría de horas lectivas con su grupo. Más compleja es en Secundaria y en los colegios públicos denominados “bilingües”, donde la clase pasa por manos de más docentes y hace falta una mayor coordinación y una mayor implicación de la dirección para ello.
“Calculo que podré emplear una hora y media semanal de Lengua y, tal vez, algo de Matemáticas, pero para disponer de más horas será necesaria la colaboración de otros compañeros”, señala Emma, pensando, lo primero, en Música; pero también en Lectura, en Arte, en Educación Física, y también en las materias en inglés.
“Es fundamental que los equipos directivos pongan el viento a favor de un proyecto así, no sólo para dotarlo de horas y de apoyos en el resto del profesorado, sino también en cuanto a funcionalidad y distribución de espacios, y contemplando un pequeño presupuesto para gastos de material”, considera la maestra.
Antonio Mesa, maestro del CEIP Sierra Nevada, de Granada, califica LOVA de “cambio cualitativo bestial”. “Esto es complicado si no tienes tiempo para trabajar por proyectos”, reconoce. Como su centro sí trabaja por proyectos, Antonio dispondrá de una hora y media diaria para hacer LÓVA. De la metodología le gusta especialmente que “se contemplan las artes escénicas como proceso de aprendizaje; no como producto hecho, como producto de aprendizaje, que es a lo que estamos acostumbrados”.
Haber trabajado LÓVA
En 11 años los cursos de formación LÓVA han llegado a más de 400 docentes. Jonay Aguilar es uno de ellos. Este mes de junio sus alumnos de 4º de Primaria en el CEIP Aguamansa de La Orotava (Tenerife) representaron su propia ópera, titulada ‘Una familia entre enredos’. El pasado 8 de julio acudió al Teatro Real para ver la ópera creada por la nueva promoción de docentes LÓVA, y nos contó su experiencia:
“Yo hice LÓVA con mi clase. Lo hice solo, pero el centro me apoyó y me cubrió bastante para tener horas suficientes». En su caso, él impartía la mayoría de asignaturas a sus alumnos, así que le fue más fácil organizar el plan de horas de trabajo. «Hay que olvidarse de las asignaturas divididas y estancas, y es más fácil si depende de ti solo”.
Sobre el compromiso de los alumnos, Jonay destaca que “todos se enganchan”, que “no hubo ni uno que pasara ni un poco”. “Que haya un objetivo a final de curso lo diferencia de otros proyectos y ayuda a mantener el interés, la atención, la implicación de los niños… Y, además, les encantan los ‘juegos LÓVA’, juegos que ayudan a desprenderse del protagonismo, a confiar en los otros…”, añade.
Y pese a todas esas cosas buenas, y pese a “la temporalización muy clara de todo el proceso”, “cuando se acerca la fecha de estreno, dudas de que vaya a salir”, confiesa. “Pero al final sale”, sonríe. “Unos impulsan a los otros cuando dudan, cuando hay problemas… Y al final sale”.
LÓVA se extiende
Entre los alumnos LOVA del Real hay tres directores y una jefa de estudios, que intentarán propagar LÓVA por las aulas de su centro. Elsa Fonseca, además, es profesora asociada del Máster de Secundaria en la Universidad de Salamanca y tiene claro que dará a conocer la transformación LÓVA a sus alumnos universitarios.
LOVA se va extendiendo y más desde que los docentes tejen sus redes en las redes, que también son un soporte de apoyo mutuo ante las dificultades… Aunque los docentes LÓVA volarán solos en septiembre, cuentan con el apoyo de su red y de un programa de encuentros con los formadores a lo largo del curso académico, en los que poder ir afianzando su práctica y sus avances, y también desatascando posibles bloqueos.
Desde 2007, han hecho LÓVA unos 9.000 alumnos de 15 comunidades autónomas (de centros públicos, privados y concertados). Recientemente las consejerías de Madrid, Comunidad Valenciana, Galicia y Murcia ya se han implicado directamente en LÓVA a través de sus centros de formación del profesorado.
En este tiempo, se han creado 330 compañías y se ha estrenado el mismo número de óperas. Cada una de ellas se ha representado en tres ocasiones, alcanzando un total de 148.000 espectadores.
Si bien la mayoría de experiencias LÓVA en España han tenido lugar en Primaria, la metodología también ha sido adaptada a educación especial, infantil, secundaria y bachillerato, y también se ha puesto en marcha en cárceles españolas desde 2012.
Aunque la inspiración de LÓVA procede de programas llevados a cabo por teatros de EEUU en los años 70 y 80, la formación para docentes como tal fue desarrollada y consolidada por Mary Ruth McGinn en España, y llevada después por ella misma a colegios de EEUU con el proyecto Kids Create Opera.
LÓVA se suma a los miles de proyectos de creación de óperas en aulas de más de 20 países y durante más de tres décadas a partir de diferentes programas.