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Augusto Ibáñez, de SM: «Hay que escuchar al niño y saber cómo aprende matemáticas para ajustar la forma de enseñar»

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Hablamos con el director corporativo de educación de SM sobre Piensa Infinito, la metodología desarrollada a partir de las Matemáticas de Singapur.

Augusto Ibáñez, director corporativo de SM, fue el encargado de presentar al esperado Yeap Ban Har a los más de 200 profesores que acudieron a escucharlo a la Casa del Lector de Madrid esta semana. El doctor Yeap Ban Har es uno de los referentes internacionales de la enseñanza de las Matemáticas en Singapur –lo que fuera de ese país conocemos como ‘método Singapur’– y Augusto Ibáñez lleva varios años trabajando codo con codo con él en la adaptación de las Matemáticas de Singapur al sistema educativo español y su implementación en nuestros colegios. El resultado ha sido la solución de aprendizaje Piensa Infinito para toda la Enseñanza Primaria, y ya son más de 200 los centros que han empezado a trabajar con ella.

Entrevistamos a Augusto Ibáñez, director corporativo de Educación de SM, para conocer a fondo la metodología Piensa Infinito, basada en las Matemáticas de Singapur.

Entrevistamos a Augusto Ibáñez, director corporativo de Educación de SM, para conocer a fondo la metodología Piensa Infinito y las Matemáticas de Singapur.

La fortaleza de Piensa Infinito, según explicó Ibáñez en la presentación, es que «sigue la ruta óptima para aprender Matemáticas» al hacer que «el niño pase primero por su intuición matemática antes de llegar al lenguaje abstracto matemático». De esta manera, «todos los niños tienen capacidad para progresar».

Sin embargo, lo que más motivó a SM para embarcarse en Piensa Infinito fue, no sólo la mejora del aprendizaje matemático, sino ver que «se utilizan las Matemáticas para pensar, para hacerse preguntas».

Augusto Ibáñez habló de todo esto y mucho más con Actualidad Docente:

P.– ¿Puede decirse que Piensa Infinito es la adaptación española de las matemáticas de Singapur?

R.– Existen varios métodos basados en la metodología tradicional de Singapur; algunos se traducen y adaptan en Singapur y después se distribuyen por muchos países del mundo, entre ellos España. En algunos de ellos ha intervenido el doctor Yeap, pero no era el enfoque que buscábamos, demasiado anclado en los años 80 del siglo pasado. Actualmente, el propio Ministerio de Educación de Singapur promueve la apertura a las nuevas corrientes de las ciencias cognitivas. En este sentido, lo que nos interesó mucho fueron las nuevas orientaciones que el doctor Yeap, que es consultor del Ministerio de Educación de Singapur, estaba introduciendo en la metodología Singapur, ampliando el alcance del enfoque tradicional. A través de una investigación meticulosa, el doctor Yeap estaba enriqueciendo la metodología con nuevas aportaciones que se nutren de la neuropsicología y de la neurociencia, como las propuestas de Carol Dweck sobre la creación de expectativas y el desarrollo de una mentalidad de crecimiento; las de Jo Boaler, sobre el desarrollo de la mentalidad matemática, o las ideas de Stanislas Dehaene, sobre el funcionamiento del cerebro matemático. Este planteamiento, más acorde con lo que sabemos hoy sobre el aprendizaje, fue el que nos convenció, y apostamos por ello en Piensa Infinito.

P.– ¿Entonces Piensa Infinito supera los métodos tradicionales de Singapur? 

El planteamiento de Piensa Infinito añade a la orientación tradicional de la metodología Singapur una nueva mirada, que podríamos llamar neuroeducativa, que aporta una forma más natural de acercar las matemáticas a niños y niñas. Por un lado, aporta dinámicas de activación y de gestión del aula basadas en evidencias de las ciencias cognitivas. La consecuencia es una organización diferente del trabajo del aula. Los alumnos conversan sobre situaciones problemáticas, comparten sus propuestas y sólo en algunos momentos dedican un tiempo a «leer» matemáticas en sus libros. Esto contribuye a la generación de expectativas positivas y al desarrollo de una mentalidad matemática en todos los alumnos.

Por otro lado, propone sesiones muy estructuradas, que ayudan a secuenciar el trabajo y a organizar los tiempos de clase, y ofrece un acompañamiento permanente al docente, a través de formación, orientaciones didácticas, videotutoriales y webinars, que permiten una interacción directa entre los docentes y el equipo de especialistas. El docente también dispone de orientaciones contextualizadas en cada fase de la sesión de aula, que sugieren las acciones pedagógicas más convenientes en función de la reacción del niño. Y propuestas de atención a alumnos con altos y bajos niveles de logro.

P.– Piensa Infinito se ha trabajado durante dos años de investigación y se ha testado en varios colegios. ¿Cuáles fueron los resultados de esos proyectos piloto? ¿Siguen todos ellos con el método?

R.– En el curso 2016/17 lanzamos un primer pilotaje con Piensa Infinito en dos centros de Madrid (colegio Hermanos Amorós y colegio Santa María de Orcasitas), y nos sorprendió la forma en que conectaron todos los alumnos y alumnas, incluidos los menos interesados en las matemáticas. El curso siguiente ampliamos a 20 centros, y en el actual a unos 200. No podemos ir mucho más deprisa porque es necesario asegurar que el docente y el centro están preparados, y aportar un adecuado acompañamiento permanente. Pese a los esfuerzos que hay que llevar a cabo, los centros están satisfechos y todos siguen apostando por esta metodología.

P.– ¿Desde el principio supieron que sin una adecuada atención al profesorado no sería posible traer Singapur a España?

R.–Teníamos muy claro lo que no debíamos hacer. No es una propuesta que puede extenderse por todas las escuelas sin un acompañamiento adecuado. Lo aprendimos claramente en una licitación del Gobierno de Colombia, en 2015, para proveer a los centros públicos de materiales basados en la metodología Singapur: ganamos esta licitación con una metodología Singapur tradicional, muy distinta de la de Piensa Infinito, y los colegios recibieron nuestros materiales para 1º, 2º y 3º de Primaria. Pero los apoyos formativos llegaron tarde, cuando el método llevaba tiempo implantado, y el resultado fue muy insatisfactorio.

P.– ¿Puede afirmarse que Piensa Infinito mejora los resultados del alumnado en Matemáticas? ¿Cuánto tiempo pasa hasta que empieza a palparse una mejora de resultados?

Las primeras evidencias son muy prometedoras. En algunos colegios donde los equipos de orientación pasan test estandarizados, se han detectado mejoras muy significativas en pensamiento matemático y habilidades numéricas, en el primer curso de implantación. Hemos comprobado que mejora las expectativas de los alumnos y alumnas hacia las matemáticas. La clase es más interactiva y colaborativa, lo que contribuye a crear un clima de diálogo, de reflexión y de expectativas positivas, condiciones que resultan claves para el aprendizaje y la inclusión. Estamos convencidos de que rompe el miedo tradicional hacia las matemáticas y puede ser una herramienta para mejorar la atención a la diversidad, por los dos extremos.

P.– Más allá de la satisfacción manifestada por el profesorado hasta ahora, ¿buscan evidencias que avalen la metodología?

R.– Para buscar evidencias, este curso estamos haciendo un pilotaje en cinco centros públicos de Castilla y León, con características de alta diversidad. El piloto se desarrolla en 1º de Primaria, y se extenderá a 2º en el próximo curso. La Consejería de Educación gestiona la aplicación del proyecto, y la universidad de Valladolid dirige la evaluación externa.

Por otro lado, estamos llevando a cabo una investigación en un centro de educación especial de la Fundación Querer, para evaluar cómo podemos mejorar el pensamiento matemático de los niños con grandes dificultades. La evaluación externa y el desarrollo de la investigación los llevan la Universidad de Alcalá y la Universidad Autónoma de Madrid.

Estamos convencidos de que, si se trabaja bien, no o hay excusas para que los niños no aprendan matemáticas.

P.– ¿Qué implicación y participación ha tenido el doctor Yeap Ban Har en la elaboración de Piensa Infinito?

R.– En SM tenemos un excelente equipo de matemáticas, con profesionales que vienen de la educación o que aún siguen en la escuela. Ellos trabajan con los colegios para testar las propuestas y contrastan con el doctor Yeap hasta el detalle más insignificante. El doctor Yeap, que es muy meticuloso, valora las propuestas, las mejora o nos ofrece alternativas fruto de su experiencia. Es un trabajo en equipo muy articulado.

P.– ¿En qué sentido es meticuloso?

R.– Por ejemplo, tiene muy claro qué tipo de número vale para según qué razonamientos matemáticos en los niños. Según para qué, en un problema puede fijarse un número y no otro.

P.– ¿Cada cuánto tiempo viene a España el doctor Yeap y qué espera de su visita próxima?

R.– Nos visita al menos una vez al año y aprovechamos para organizar algunos talleres con docentes (este año, en Madrid, Vitoria y Bilbao) pero, sobre todo, para hacer varias sesiones de trabajo con nuestro equipo de matemáticas, y alguna sesión con los niños y niñas en el aula.

P.– De todos los métodos que difieren de la enseñanza tradicional siempre se dice que, primero, el profesor tiene que desaprender y romper con los hábitos adquiridos en cuanto a enseñanza y aprendizaje. ¿Así es también con Piensa Infinito?

R.– El reto es más complejo para un profesor con formación matemática sólida. Cuando dispones de esquemas mentales abstractos bien estructurados, hay que esforzarse mucho para escuchar al niño desde su intuición matemática, y ayudarle a desarrollar su pensamiento sin contaminarlo con procedimientos memorísticos y rutinas que no puede comprender. Por ello entendemos que la formación inicial y el acompañamiento continuo al docente son críticos. Si se introducen procedimientos memorísticos convencionales, sin comprensión ni significatividad para el alumnado, se interfiere la construcción del sentido del número y el desarrollo del pensamiento matemático en muchos niños y niñas.

P.– Es decir, ¿que hemos estado enseñando mal toda la vida?

R.– No es un problema de hacerlo mal, sino de poner el foco en el punto adecuado. No es una cuestión de saber muchas matemáticas, sino de saber escuchar al niño y a la niña, de apoyarse en cómo aprende un niño y, a partir de ahí, de ir ajustando la forma de enseñar, pero acercándonos siempre a las matemáticas desde la forma natural de aprenderlas.

Las personas nacemos con unas habilidades matemáticas innatas, desarrolladas con la evolución humana. Venimos con ideas que nos han ayudado a sobrevivir como especie, como muchos o pocos, cerca o lejos, grande o pequeño, y sobre las que podemos ir articulando el pensamiento matemático desde lo concreto hasta llegar a lo simbólico y lo abstracto, algo que ya no es natural, sino que debe ser adquirido.

Si construimos desde esas capacidades innatas, el acercamiento es natural y todos aprenden, todos desarrollan su pensamiento matemático, aunque algunos no alcancen los niveles de abstracción. Pero si enseñamos las matemáticas desde los procedimientos aprendidos de memoria, el simbolismo y lo abstracto, muchos niños y niñas no podrán seguirnos y quedarán fuera. De ahí el rechazo a las matemáticas.

P.– Dado que es importante partir desde la intuición matemática del niño, ¿lo recomendable es comenzar con Piensa Infinito desde edades tempranas?

R.– Recomendamos empezar con Piensa Infinito en 1º de Primaria, y avanzar progresivamente. Cuando se comienza en cursos altos, los alumnos pueden traer aprendidos de memoria algunos procedimientos que no sólo no comprenden, sino que dificultan el pensamiento matemático intuitivo. Por ello, para los alumnos que se incorporan a Piensa Infinito en 2º o en cursos superiores, se proponen unidades didácticas de transición que les ayuden a sumergirse en esta forma diferente de pensar las matemáticas.

P.– ¿Los padres y madres pueden entrar en contradicción con el método si intentan ayudar a sus hijos en casa?

R.– Es muy importante la colaboración de las familias; por un lado, para que conversen con sus hijos e hijas sobre lo que han aprendido y cómo se han sentido; por otro, para que eviten tratar de enseñarles procedimientos memorísticos sin comprensión que pueden interferir seriamente en el proceso de construcción del pensamiento matemático.

P.– Aún no puede saberse cómo será el tránsito de esos alumnos a Secundaria. ¿Qué puede decirnos de eso? ¿Cuáles son las certezas que tiene SM al respecto?

R.– Como decía antes, la metodología que se usa en Singapur se apoya en referentes de la pedagogía, la psicología y la neurociencia occidentales, pero han sabido combinarlos con gran sabiduría. Nosotros nos hemos apoyado en estos mismos referentes en la etapa de Primaria y lo estamos trabajando para la Secundaria, asumiendo la complejidad inherente a la alta diversidad de esta etapa, pero con la convicción de que todos y todas son capaces de mejorar y progresar en matemáticas si se les da la oportunidad.

P.– ¿Piensa Infinito, de SM, ha entrado ya en colegios de Hispanoamérica?

R.– En el curso 2017/2018 hicimos un pilotaje en la red de colegios Innova de Perú. Permitió optimizar el acompañamiento mediante acciones presenciales y a distancia. Actualmente hay más de 50 colegios trabajando con Piensa Infinito, entre 1º y 3º de Primaria. En otros países (Argentina, Puerto Rico, República Dominicana…) estamos trabajando con planes de formación y ajustando la metodología a cada contexto local. Nos interesa asegurar el éxito en el proceso de aprendizaje, por lo que tratamos de dar pasos firmes.

 

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