- El CSIC presenta el informe de evaluación de su programa de alfabetización científica El CSIC en la Escuela, donde científicos y maestros trabajan juntos para enseñar las ciencias en clase desde la experimentación, la curiosidad y la comprensión del mundo que nos rodea
- El programa, que suma 30 años de trabajo y fue reconocido en 2016 con el Premio Nacional de Educación, ha demostrado que su metodología de formación genera entusiasmo por la ciencia en niños y niñas, y que sitúan las profesiones científicas como primera opción para su futuro
Que el programa El CSIC en la Escuela ayuda a los docentes y alumnos de Primaria a encontrar un sentido a lo que enseñan y aprenden en Ciencias Naturales, a conectarlo con el día a día y a disfrutarlo, ya hemos hablado en Actualidad Docente:
Los propios maestros que se han formado en este programa del Área de Cultura Científica y Ciencia Ciudadana del Consejo Superior de Investigaciones Científicas nos han contado la revelación que supuso que los propios científicos les enseñaran a enseñar ciencias con el método científico y abriendo los ojos a toda la ciencia que nos rodea.
Y los propios científicos nos contaron la revelación que supuso para ellos tomar contacto con la realidad de las aulas. Saben que involucrarse en la educación científica escolar puede ser un disparador de vocaciones científicas y, como mínimo, favorecer la cultura y curiosidad científica necesarias para entender el mundo en el que vivimos. Pero también saben que son los docentes los que enseñan a los niños a entender el mundo. Por eso El CSIC en la Escuela se centra en los maestros.
El físico José María López Sancho y la maestra María José Gómez lo tenían muy claro cuando hace 30 años pusieron en marcha este programa para dotar a la enseñanza escolar de ciencias de una aproximación verdaderamente científica que acerque a niños y niñas a la ciencia en vez de expulsarlos. No puede atraer lo que no se entiende y no puede entenderse lo que no se piensa.
Pero ahora, además del aval que los propios docentes, centros educativos, alumnos y científicos han dado a este programa durante 30 años, El CSIC en la Escuela también puede mostrar su propio informe de evaluación con resultados que certifican el impacto positivo de su metodología. Fue presentado el pasado 1 de diciembre en el CSIC en un acto al que acudieron algunos docentes y científicos que forman parte del programa y también la directora del Instituto Nacional de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación, Carmen Tovar.
«Actualmente, hay una tendencia en las políticas educativas para que el profesorado enseñe en sus aulas con una perspectiva STEAM», aprecia el informe. «Sin embargo, hemos comprobado que los docentes que no se han formado con nosotros no tienen una idea clara de STEAM», puntualiza. Entre el profesorado no formado con el CSIC, sólo al 31% le suena el concepto STEAM.
Alguna relación tendrá con que aquellos alumnos de profesores formados en El CSIC en la Escuela sitúan las profesiones STEM como primera opción para su futuro, según confirma el informe.
«Si un niño no ha oído hablar de ciencia a los 7 u 8 años y no ha tenido curiosidad científica por algo, es muy probable que quede excluida de sus futuras elecciones», lamentaba José María López Sancho, el director de El CSIC en la Escuela en una entrevista que dio a Actualidad Docente antes de la pandemia.
Pero la contribución de este programa no se queda en el terreno de la ciencia. «En una sociedad con acceso a mucha información (verdadera y falsa) como la actual», señala el informe, «es necesario que el profesorado de Infantil y Primaria esté preparado para distinguir entre información y conocimiento». En la investigación llevada a cabo se demuestra que los maestros y maestras que se han formado con El CSIC en la Escuela «son capaces de distinguir ambos conceptos». (El 86,9% de los formados sabe qué es la información, frente a un 24,5% de los no formados. Y el 63,4% de los formados saben definir qué es el conocimiento frente a un 15,1% de los no formados.)
En la presentación del informe, María José Gómez, coordinadora de El CSIC en la Escuela, señalaba: «Fomentar desde la infancia el amor por la ciencia, el aprecio por la cultura, la curiosidad por el saber y el gusto por resolver enigmas, no sólo incrementa la curiosidad y el espíritu científico de los niños y las niñas, si no que también contribuye a la alfabetización científica de los ciudadanos».
Además de las señaladas, éstas son las conclusiones más relevantes de la evaluación del programa en relación con el profesorado de Infantil y Primaria:
- Todo el profesorado (formados y no formados) que ha participado en la investigación reconoce la necesidad de actualizar su formación científica (97,2% de los no formados y 98,6% de los formados).
- El programa es valorado como excelente en esta investigación (98%). «Los que vienen por primera a El CSIC en la Escuela no se van; repiten, quieren seguir formándose», señala María José López.
- Todo el profesorado (formados y no formados) considera necesario enseñar ciencia desde la etapa infantil. (98,1% en los no formados, 100% entre los formados).
- El resultado del trabajo conjunto entre científicos y docentes, seña de identidad del programa, les hace capaces de entender la naturaleza de un modelo científico, lo que les permite desarrollar en
sus aulas metodologías de enseñanza de la ciencia más efectivas que a los no formados, pues «muchos creen que la visión del mundo microscópico se escapa al ámbito de la enseñanza Infantil y
Primaria». Sólo un 6% de los no formados utiliza una metodología específica de enseñanza de la ciencia frente a un 67,2% de los formados que emplean nuestra metodología.
El hecho de haber aprendido ciencia descubriéndola por sí mismos favorece una actitud más positiva hacia la ciencia en general. Un 72,9% de los formados considera la física como interesante frente
a un 44,2% de los no formados. - Si bien no se aprecia que exista un marcado sesgo de género entre docentes formados y no formados (mayoritariamente mujeres), sí se ha observado algunas diferencias sobre cómo perciben las
aptitudes de las niñas en física y en tecnología. Sólo un 15% de los formados considera a los chicos algo mejores que las chicas en tecnología frente a un 31% de los no formados, más del doble. - La metodología del CSIC en la Escuela va más allá del aula, influyendo en la actitud positiva de las familias hacia la ciencia desde la infancia, contrariamente a los no formados. Un 71% de los formados considera que las familias muestran mucho interés en que sus hijos e hijas aprendan ciencia desde pequeños frente a un 46,1 % entre los no formados.
Y las conclusiones más relevantes de la evaluación respecto a los niños y niñas son éstas:
- Las respuestas relativas al conocimiento y utilización de modelos científicos muestran una diferencia muy significativa entre los niños y niñas formados, que los manejan, y los no formados, que no disponen de ellos. Por ejemplo en los procesos de evaporación y condensación son capaces de utilizar gráficamente la teoría molecular. Los formados son perfectamente capaces de emplear modelos microscópicos (átomos y moléculas), frente a los no formados, que no responden a las preguntas. En la pregunta específica sobre “De qué está hecha el agua”, un 77,6% de los formados tienen modelo científico atómico molecular frente a un 91,7 % de los no formados que no tiene ningún modelo científico sobre el agua.
- Las niñas formadas dentro del programa el CSIC representan a más mujeres trabajando en ciencia que las no formadas. Un 50% de las niñas formadas ven a mujeres trabajando en ciencia frente a un 31,8% de las no formadas.
- El conocido test Draw a Scientist muestra una tendencia favorable sobre la presencia de la mujer y la niña en la ciencia, tanto en los dibujos de los niños (que también dibujan mujeres como personas que se dedican a la ciencia) como en los de las niñas, normalizando la igualdad. Un 71,7 % de las formadas dibuja a una mujer y un 7,2% a hombre y mujer, mientras que un 66,2% de las no formadas también dibuja a una mujer y ninguna ha dibujado a hombre y mujer.
- Ponerse en el papel de científico y científica como protagonistas de su aprendizaje (seña de identidad de El CSIC en la Escuela) hace que los niños muestren un mayor entusiasmo por la ciencia. A un 95,5% de los formados les gusta la ciencia; a un 86,8 % de los no formados también responden que les gusta la ciencia. Un 63,8% de los formados eligen hacer experimentos frente a un 49,6% de los no formados.
- Los que se han formado con el CSIC eligen las profesiones STEM como su primera opción frente a los no formados, para los cuales queda relegada a la tercera opción.
- La formación favorece significativamente que niños y niñas conozcan a científicos y científicas relevantes en la historia de la humanidad. Un 85,3 % de los formados conoce a algún científico de los propuestos frente al 64,5 % de los no formados (los propuestos eran Albert Einstein, Marie Curie, Rosalind Franklin e Issac Newton).
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