ACTUALIDAD DOCENTE

Información y reflexión sobre educación.

  Una publicación de

Jornada escolar continua o partida: datos, estudios y evidencias

Google+ Pinterest LinkedIn Tumblr +
Cada curso en España vuelve el debate sobre qué tipo de horario deberían adoptar los centros educativos: ¿es mejor concentrar todas las horas lectivas o hacer una pausa para la comida y alargar el tiempo de permanencia en el colegio? Science Media Centre (SMC) España, recoge las investigaciones sobre el efecto de cada modalidad en el rendimiento, el descanso y el bienestar socioafectivo del alumnado; así como los datos disponibles en la educación pública y la concertada.
P.¿De qué hablamos cuando hablamos de jornada continua o partida? 

R. La jornada continua, también llamada intensiva, implica que todas las horas lectivas se agrupan en horario de mañana. La jornada partida, en cambio, las distribuye entre la mañana y la tarde e incluye una pausa larga para comer.

P.¿Cuántos colegios tienen jornada continua o partida en España? ¿Varía la proporción si son públicos o privados/concertados? ¿Los horarios son diferentes en primaria y secundaria?  

R. No existen datos oficiales que permitan conocer con exactitud la distribución de los horarios. Sin embargo, la jornada continua parece ser ya mayoritaria en educación infantil y primaria en las escuelas públicas de todas las comunidades autónomas salvo en Cataluña y País Vasco, donde se establece que debe ser obligatoriamente partida.  Desde Maldita.es pidieron los datos a todas las comunidades a principios de 2023. 

Recibieron respuesta de 12 de ellas en cuanto a las escuelas públicas y de siete respecto a las privadas/concertadas. En global, un 81 % de las escuelas públicas que respondieron tienen jornada continua en infantil y primaria —en algunas comunidades como Murcia, Extremadura y Canarias es el 100 %—. En las privadas/concertadas, la proporción se invierte: el 77 % tienen jornada partida.  

En educación secundaria es aún más difícil disponer de datos concretos, pero la jornada continua es la mayoritaria. De nuevo, es solo en Cataluña y País Vasco donde se está tratando de apostar más por la jornada partida. 

P. ¿Qué dicen los estudios sobre el efecto de cada tipo de jornada en los resultados académicos? 

R. En general, no existen demasiados trabajos y los métodos empleados no permiten sacar conclusiones sólidas. Marta Ferrero, profesora y vicedecana de investigación y transferencia en la facultad de Formación de Profesorado y Educación de la Universidad Autónoma de Madrid y que ha sido maestra y orientadora con anterioridad, afirma al SMC España: “Hay que ser prudentes, porque no hay mucha investigación a nivel nacional ni internacional y los estudios suelen ser de tipo correlacional, no causal. De hecho, se está perdiendo una oportunidad magnífica en estos momentos: tenemos un laboratorio natural con colegios muy similares que están optando por jornadas diferentes, pero no se está aprovechando para realizar estudios que permitan analizar sus resultados. Eso sí, los datos de los que disponemos no apuntan en ningún momento a que haya un beneficio con la jornada continua”. 

En general, las investigaciones señalan que la jornada partida se asocia con mejores resultados académicos. Un estudio realizado en los años 90 por la Consejería de Educación de Galicia mostró que había entre un 10 y un 20 % más de fracaso escolar en los centros con jornada continua. En Andalucía, un trabajo de 2002 observó un mayor rendimiento en los alumnos que seguían un horario de jornada partida: en estos centros, el porcentaje de alumnos sin problemas en ninguna materia era un 8 % superior al de los alumnos en centros con jornada continua. Un estudio realizado por la Consejería de Educación de Madrid con alumnos de 6º de primaria en 2014 encontró que los alumnos con horario partido tenían mejores resultados (6,9 frente a 6,7 en las pruebas de conocimientos y destrezas indispensables CDI, resultados que ya se habían observado en 2008 y 2010). 

En cuanto a los informes PISA, y como se recoge en un informe de la Fundación Bofill (y como se ha apreciado en algunos estudios exploratorios), “la compactación horaria no parece haber dado una respuesta satisfactoria a las expectativas iniciales de mejora del rendimiento escolar en las comunidades autónomas en las que se ha implantado la jornada continua”. 

Uno de los problemas de estos estudios es que podrían estar sesgados por el nivel socioeconómico de las familias, ya que se ha observado que a mayor nivel, más tendencia a la escolarización en centros con jornada partida. Un trabajo de 2019 realizado en Madrid intentó desentrañar esta relación a partir de las notas medias en matemáticas de alumnos de 3º de primaria. Los alumnos de centros con jornada partida tenían una nota media de 7,16, frente a 6,77 de aquellos en jornada continua. 

Si se analiza por nivel socioeconómico, la nota sigue siendo más alta para alumnos de jornada partida de niveles bajo, medio-bajo y medio. En cambio, es levemente más baja en los de niveles socioeconómicos medio-alto y alto.

P.¿Qué concluyen las investigaciones sobre el efecto de cada tipo de jornada en la atención y la fatiga del alumnado?

R.Uno de los argumentos que suele usarse a favor de la jornada continua es que a primera hora de la tarde es el momento en que más caen los niveles de atención. Sin embargo, la mayoría de estudios contradice esa afirmación. En la etapa de infantil y primaria, aunque hay variaciones en las horas de máxima atención según la edad, la mayor fatiga y menor capacidad de atención tienden a darse a última hora de la mañana en la jornada continua. Un estudio de 1993 en Galicia detectó el pico de mayor cansancio en este tipo de jornada entre las 13 y las 14 horas, cuando el 47 % de los alumnos reconocían sentirse fatigados. El pico de fatiga en la jornada partida se dio entre las 16 y las 17 horas, y afectaba solo a un 27 %. Según comentó Ferrero en un encuentro con periodistas organizado por el SMC España, “la curva general de atención se acerca a la organización de la jornada partida y, desde luego, no se ajusta a la continua”. Así lo recogió también en un comunicado la Sociedad Valenciana de Pediatría, que manifestó que en el diseño de la jornada “deben participar todos los estamentos implicados, (…) [pero]sería un error obviar las enseñanzas derivadas de la cronobiología, la cronopsicología y la crononutrición”.  

P.¿Qué evidencias hay sobre los patrones de sueño? 

R. Aunque muchos de los estudios e informaciones se centran en las etapas de infantil y primaria, es bien conocido que en los adolescentes el patrón de sueño cambia y se retrasa, lo que lleva a pensar en la conveniencia de empezar más tarde la jornada escolar. Sin embargo, la jornada continua, casi completamente generalizada en España a estas edades, implica que muchos institutos comiencen las clases antes de las 9 de la mañana. “Al tener mayor autonomía, sus horarios no afectan a las familias como lo hacen los de infantil y primaria, pero habría que prestarles una atención especial: sus patrones de sueño no se ven beneficiados por horarios tan tempranos”, asegura Ferrero. Según comentó Daniel Gabaldón, sociólogo educativo y profesor de Sociología de la Educación en la Universidad de Valencia, durante el encuentro con periodistas, “a la secundaria le conviene la jornada partida, pero si tiene que ser intensiva, que sea vespertina”.deben participar todos los estamentos implicados, (…)

P.¿Cómo influye el tipo de jornada en el bienestar socioafectivo del alumnado, según las investigaciones?

R. Aunque influye más la calidad que la cantidad de horas, un mayor tiempo en la escuela suele asociarse en general con un mayor rendimiento, particularmente entre los estudiantes de ambientes más desfavorecidos. Del mismo modo, diversos estudios internacionales muestran que las reformas que promovieron escuelas a tiempo completo se asociaron con mejoras en indicadores socioemocionales y de comportamiento, especialmente también en hogares de nivel de renta más bajo. En estos casos, además, comer en la escuela favorece la calidad de la alimentación. Sin embargo, aunque en España el 72,5 % de los centros educativos públicos de primaria tienen comedor escolar, solo un 38,6 % del alumnado de dichos centros es usuario del comedor.  

Según un informe de Save the Children, son más los niños, niñas y adolescentes que acuden al comedor escolar en centros educativos concertados y privados, a pesar de que hay mucho más alumnado en situación desfavorecida en la red pública. “Existen muchos beneficios si se elige la jornada partida y se dispone de servicio de comedor”, afirma Ferrero. “La escuela pública está al servicio de familias con perfiles muy diversos y, como tal, puede servir de escudo protector frente a realidades adversas y promover el bienestar de su alumnado. La labor de los centros es educar, pero también tienen una función social clave y pueden favorecer la equidad en muchos sentidos”, añade. 

Una de las críticas que se suelen esgrimir hacia la jornada partida y el servicio de comedor es que es durante las horas no lectivas cuando suelen producirse más episodios de acoso y bullying. 

Sin embargo, para Ferrero, “esto es tomar la parte por el todo”. “No creo que se trate de eliminar esos momentos, sino de desarrollar proyectos de patio y comedor, porque son también un tiempo de aprendizaje. Además, en el caso de la jornada continua suele ser un auxiliar de comedor a quien encuentran los padres y madres en el momento de la recogida, pero no se habla del valor pedagógico que tiene que el tutor/a recoja con sus alumnos lo vivido y aprendido también durante la segunda parte del día; o que tanto él o ella como las familias tengan la posibilidad de encontrarse y compartir información importante, si la hubiera. Son cuestiones importantes que no suelen tratarse ni debatirse”.

P.¿Qué tipo de jornada existe en otros países de Europa? 

R. Según un informe de la Fundación Bofill, existe “la creencia de que la jornada intensiva es muy común en Europa”, lo cual “ha ayudado a difundir la imagen de mayor modernidad respecto a la obsoleta jornada partida, al tiempo que ha justificado su extensión”. 

Sin embargo, la realidad es que la jornada intensiva es minoritaria en Europa. Según Ferrero, ahora mismo “España es una anomalía”. Incluso países como Alemania, que tradicionalmente sí tuvieron una jornada de tipo intensivo, introdujeron cambios ante problemas como los bajos resultados académicos y las desigualdades (incluyendo desigualdades de género) fuera del horario lectivo. El paso a una jornada de tipo flexible a tiempo completo parece haber mejorado los resultados educativos, la equidad y el bienestar del alumnado, según la directora de la Fundación alemana para la infancia y la juventud. 

P. ¿Cómo se elige el tipo de jornada? 

R. Para que un centro cambie el tipo de jornada, tiene que ser aprobado por mayoría, tanto por el claustro de profesores como de las familias. Los porcentajes necesarios, tanto de participación como de votos a favor, varían entre comunidades. Pero “siempre surgen a iniciativa del claustro, y siempre para pasar a jornada intensiva”, explica Marta Ferrero, profesora y vicedecana de investigación y transferencia en la facultad de Formación de Profesorado y Educación de la Universidad Autónoma de Madrid y que ha sido maestra y orientadora con anterioridad, para quien en ocasiones tienen lugar prácticas criticables y en las que se comparte información sesgada e incompleta. Además, según la profesora e investigadora, “no es de recibo que las autoridades se estén manteniendo al margen, porque se están tomando decisiones no evaluadas que, en la práctica, son irrevocables”. Así lo piensa también Daniel Gabaldón, sociólogo educativo y profesor de Sociología de la Educación en la Universidad de Valencia, para quien “debería establecerse una moratoria y deberían exigirse los informes y las evaluaciones que las consejerías se comprometieron a hacer”. “Los estudios de que disponemos indican que la jornada continua puede estar perjudicando la salud y el aprendizaje de los niños. Si esto se confirma con más datos, deberíamos revertirla. Sin embargo, las instituciones se están lavando las manos”, afirma. 

P.¿Qué razones esgrimen los partidarios de la jornada intensiva? 

R.“El origen de la jornada intensiva en España tuvo lugar en los años 80 en Canarias, pero no nació con un carácter pedagógico, sino sindical [por parte del personal docente]”, recuerda Ferrero. Como se recoge en un informe publicado por ESADE en el año 2022 (y en otros estudios anteriores), el profesorado está mayoritariamente a favor de la jornada continua, pero en sus respuestas descartan basarse en el interés propio. Entre los que ya trabajan con este tipo de jornada, solo un 3 % aduce como motivo principal las ventajas que supone para el propio profesorado, mientras que más del 90 % esgrime que la razón fundamental son los beneficios que supone en el rendimiento académico y en el bienestar de los alumnos, así como para la conciliación de las familias.  

Según el informe, en el que ha participado la propia Ferrero, “estos resultados muestran que, en el seno del profesorado, se ha instalado una narrativa en favor de la jornada matinal y de sus beneficios sobre alumnado y familias que no está sustentada por los datos. Al contrario, la jornada escolar matinal no contribuye a mejorar el rendimiento académico y el bienestar del alumnado. Tampoco favorece la conciliación de las familias, ya que supone enormes costes económicos y sociales”.  

“En ningún caso creo que mientan”, defiende Ferrero. “Yo no tengo dudas de que quieren lo mejor para los estudiantes, pero la gran brecha que hay entre la investigación y la práctica educativa contribuye a que los docentes tiendan a apoyarse en una literatura más informal o en experiencias propias o de otros colegas para tomar decisiones. En el caso de la jornada escolar, el problema es que su experiencia está irremediablemente sesgada, por ser ellos una parte implicada. Los estudios científicos van en otra dirección”. Así lo piensa también Gabaldón: “La jornada continua favorece la conciliación del profesorado. No mienten, pero las evidencias se conocen poco y se convencen a su favor con argumentos que no son ciertos. Por ejemplo, aluden al cansancio de los alumnos a las 3 de la tarde después de comer, que existe, pero es un cansancio que se recupera durante la tarde y que es menor al del final de la mañana en la jornada continua”, explica.

Algunas de las razones concretas que esgrimen tanto profesorado como algunas familias a favor de la jornada continua tienen que ver con que esta permite más tiempo para estudiar y organizarse por las tardes, mejora el descanso y aumenta el tiempo en familia, mejorando la conciliación.  

P.¿Realmente la jornada continua aumenta el descanso y el tiempo en familia? 

R. Sin embargo, desde la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnado (CEAPA) se ha denunciado que con la jornada intensiva aumentan los deberes porque no hay tiempo lectivo suficiente para completar el currículum, y que la ayuda que pueden prestar las familias puede ser muy diferente según su situación y su capital económico y cultural, lo que genera y agrava desigualdades. Además, cuando se ha analizado, se ha detectado que los niños y niñas no se acuestan antes con la jornada continua. De hecho, están más cansados y tienen más sueño que con la opción de jornada partida, “probablemente porque provoca un desfase y un retraso en los ritmos circadianos”, explica Gabaldón.  

En cuanto al tiempo que se pasa en familia, un estudio realizado en Cataluña observó que la mayoría de padres y madres de hijos o hijas adolescentes llegaban a casa por la tarde: el 45,2 % de las madres y el 72,1 % de los padres lo hacían después de las 6 de la tarde. Antes de las 14:30 solo lo hacían el 12,5 % de las madres y el 3,7 % de los padres. Para el catedrático de Sociología Mariano Fernández Enguita, “la mejora de la vida familiar se da si, y solo si, existen las condiciones previas. Es decir, si hay una familia esperando”. Según comentó Gabaldón , un estudio que su grupo está pendiente de publicar muestra que “con la jornada continua se ganan solo dos minutos de tiempo de calidad en familia al día de media. Y en secundaria no se observa ningún efecto. Por contra, aumenta el tiempo que el alumnado dedica a ver la televisión”. 

P. ¿Cómo impacta cada jornada en la desigualdad? 

R. La jornada intensiva implica una mayor demanda de cuidados profesionales remunerados, lo cual genera desigualdades también en función de la renta. Además, dentro de las familias, los roles de género siguen haciendo descansar mayoritariamente los cuidados sobre las mujeres. La jornada continua dificulta que las jornadas laborales puedan ser superiores a 25 o 28 horas semanales, y la reducción recae mayoritariamente en las mujeres. Según el informe ESADE, el 66,4 % de la pérdida adquisitiva anual de las familias es soportada por las madres, y el impacto es mayor en las mujeres de hogares con bajos niveles de ingresos. La conclusión es que “una jornada escolar amplia favorece la reducción de la desigualdad de ingresos entre hogares de distinto nivel educativo y también la desigualdad de género dentro de los hogares”.

¿Qué dice la OCDE? 

R. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha publicado este año el informe Propuestas para un plan de acción para reducir el abandono escolar temprano en España. Entre otras acciones, apuesta por ampliar el tiempo de la jornada escolar. “España podría considerar la posibilidad de seguir el ejemplo de países de la OCDE como Dinamarca y Portugal, que han adoptado sistemas flexibles de jornada completa para ampliar el tiempo de aprendizaje”, se recoge en el documento. “Estas iniciativas han ido acompañadas de una mayor oferta de comedores escolares y actividades extraescolares. España podría valorar la posibilidad de adoptar un enfoque similar por las ventajas que podría aportar, en particular para los alumnos desfavorecidos (…). Se ha demostrado que pasar más tiempo en el centro educativo permite elevar las tasas de graduación y mejorar el aprendizaje y otros indicadores sociales y conductuales”. 

Algunos partidarios de la jornada intensiva proponen que se oferte un servicio de comedor y de extraescolares asequible y voluntario, lo que igualaría el tiempo en la escuela de la jornada partida y dejaría libertad de elección. ¿Hay evidencias de que funcione? 

Ese era el planteamiento inicial, según se recoge en el informe ESADE. Sin embargo, no ha funcionado en la práctica. Como se recogía anteriormente, aunque el 72,5 % de los centros educativos públicos de primaria tienen comedor escolar, solo un 38,6 % del alumnado es usuario. Las becas de comedor son, además, insuficientes en cobertura y cantidad, apuntan desde Save the Children. Estos datos, como aparece en su informe, “son consistentes con el hecho de que la mayor parte del alumnado en jornada partida es usuario del comedor, y la mayor parte del alumnado en jornada continua no lo es”. Un informe de la Comunidad Valenciana observó que el uso del comedor bajó más de un 30 % en los centros al año siguiente de aplicar la jornada continua. 

En cuanto a las actividades extraescolares, la participación en los centros con jornada partida ronda o supera el 50 %, mientras que está por debajo del 30 % en aquellos con jornada intensiva. Según Ferrero, esta menor participación implica que “haya también una menor oferta y a precios menos competitivos”. Según el informe de la Comunidad Valenciana, “las familias encuentran más posibilidades alternativas a la de la estancia en el centro tras las horas lectivas, aprovechando así para realizar actividades que proporcionan un valor añadido”, lo que aumenta la desigualdad por los diferentes recursos de cada familia. 

¿Tendría que ser jornada partida o continua para todos? 

En global, la jornada partida parece ser la más conveniente, pero existen situaciones donde podría flexibilizarse y adaptarse a las características concretas de cada entorno o comunidad. Como se recoge en el informe de la Fundación Bofill, un caso particular pueden ser las zonas rurales dispersas, donde la jornada partida puede hacer que los niños y niñas lleguen demasiado tarde a sus casas. O las comunidades muy homogéneas, si las hubiera, donde los padres y madres tienen un horario laboral de mañana, recursos suficientes y una red socioeducativa accesible. 

¿En qué consisten las propuestas del informe ESADE?  

El informe considera que “el avance de la jornada matinal está ocurriendo mientras se niega la evidencia disponible sobre sus efectos perniciosos sobre el alumnado y las familias”. Por ello, aboga por “[considerando al alumnado como el objetivo central de la política educativa]articular otras alternativas a la jornada continua que hagan a su vez factible compensar al profesorado por el fuerte deterioro que ha experimentado su situación laboral durante la última década (primero con las crisis y después con la pandemia)”. Un profesorado que, según Ferrero, “es clave pero tiene muy poco reconocimiento social”. 

El informe calcula que la jornada intensiva en educación infantil y primaria supone una pérdida de 8.048 millones de euros de ingresos para las familias cada año. La generalización de la jornada a tiempo completo implicaría un aumento de la recaudación vía IRPF de unos 1.200 millones de euros, que según los autores del informe podrían emplearse para “garantizar y hacer políticamente viable esta modalidad de jornada”. Para ello se establecerían tres partidas fundamentales de inversiones públicas: 

• Ampliar la cobertura y cuantía de las becas de comedor para llegar a un 40% de todo el alumnado. 
• Desarrollar y mejorar las infraestructuras escolares en los centros públicos de infantil y primaria para hacer posible un comedor en cada centro educativo a medio y largo plazo. 
• Compensar al profesorado con un complemento salarial para aumentar las horas de permanencia en los centros.
Comparte.