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El 73% de los profesores afirma haber utilizado IA en alguna ocasión, para preparar las clases (64%) y para complementar los contenidos (50%)

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● Empantallados analiza el impacto de la IA en el mundo educativo en su 5º estudio, realizado, al igual que los anteriores, en colaboración con GAD3.
● El 57% de padres y madres cree que la IA tendrá un impacto positivo en la educación de sus hijos y en su futuro profesional (61%).
● La mayoría de familias (53%) no ve bien que sus hijos utilicen IA para las tareas escolares, pero el 40% reconoce haber empleado ‘chatbots’ para ayudarles a hacerlas.
● Los alumnos se fían de la IA más que de las redes sociales. El 61% confía bastante en aplicaciones inteligentes como ChatGPT.

Así lo revela la 5º edición del estudio de Empantallados.com y GAD3 sobre uso de la tecnología en los hogares españoles. Un barómetro que, en esta ocasión, analiza el impacto de la IA en los principales entornos educativos: la familia y el colegio.
La investigación se basa en una encuesta a una muestra representativa de padres y madres en España con hijos menores de 18 años, a adolescentes entre 14 y 17 años y a profesores de enseñanza no universitaria.

El acto de presentación del estudio ha sido clausurado por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La presidenta de la Comunidad de Madrid, ha reivindicado hoy las “esencias de la escuela tradicional” para tener una buena formación intelectual y una preparación adecuada de la mano de los profesores, que “no pueden ser sustituidos en ninguna ocasión por tecnología, tienen que ir todos de la mano”. Son fundamentales, ha recordado, “la lectura, los dictados, la memoria, la concentración, los deberes, los problemas, los cuadernos de ortografía, los exámenes escritos y orales”.

Narciso Michavila, presidente de GAD3, ha comentado los resultados de la encuesta y tres expertos se han referido a las expectativas sobre la IA de padres, profesores y alumnos: Charo Sádaba, investigadora europea de menores y tecnología, y decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra; Luisa Alli, secretaria general del Instituto Hermes; y Luis Martín, director de Comunicación Digital de Llorente y Cuenca, experto en IA generativa.

En la presentación se han sintetizado los datos en torno a diez claves: 1. La IA, una nueva realidad tecnológica que interesa a la sociedad; 2. Internet y la prensa, puertas de acceso a la IA; 3. ChatGPT, una de las herramientas de IA más utilizadas; 4. Elevar el umbral de fiabilidad y mejorar el acierto, retos de la IA a corto plazo; 5. Necesidad de un marco legal sobre privacidad y uso de datos; 6. La IA, un nuevo territorio digital por explorar para alumnos, profesores y familias; 7. La IA, una herramienta potencialmente educativa; 8. La creatividad y el pensamiento crítico, los principales desafíos de la IA en el ámbito educativo; 9. La IA, un refuerzo de la tarea del profesor sin sustituir su rol como educador; 10. Necesidad de educar en el uso responsable de la IA.

El estudio ha sido cofinanciado por la Fundación Orange y la Comisión Europea y coordinado por Empantallados.com, una iniciativa de la Fundación Fomento de Centros de Enseñanza, surgida en 2017 para ayudar a las familias en la educación de sus hijos en el ámbito digital.

1. La IA, una nueva realidad tecnológica que interesa a la sociedad.

El estudio constata un alto interés por la IA de padres, profesores y alumnos. A pesar de ser una tecnología disponible desde hace poco tiempo, ya la han utilizado el 69% de los padres y madres, el 73% de los profesores y el 82% de los alumnos.

Y quieren seguir aprendiendo más sobre IA. Así lo dicen el 78% de los padres, el 82% de los profesores y el 63% de los alumnos.


Se trata de un interés transversal. En todos los grupos, el uso de la IA en alguna ocasión se sitúa por encima del 50%. Es del 60% entre los padres que no han completado estudios universitarios y del 76% entre quienes sí lo han hecho.

“Los elevados datos de primer uso de la IA y del interés por saber más son reveladores. Teniendo en cuenta que ChatGPT se lanzó al mercado en noviembre de 2022, momento a partir del que se popularizó la IA, sugieren un nivel de adhesión rápido. Además, se trata de una novedad que puede transformar la actividad de todos los sectores. La irrupción de la IA parece reunir los elementos necesarios para ser algo más que otro avance tecnológico más; a nivel sociológico, podría ser el salto hacia un nuevo paradigma”, afirma Narciso Michavila, presidente de GAD3.

2. Internet y la prensa, puertas de acceso a la IA.

Muchas personas han utilizado ya la IA. ¿Cómo han sabido de ella? Más del 70% de los entrevistados ha oído hablar de IA en redes sociales o a través de Google (73% de padres, 76% de profesores y 71% de alumnos). Los medios de comunicación han sido la segunda fuente de información para el 74% de los padres, el 86% de los profesores y el 54% de los alumnos.

La IA se ha convertido también en tema de conversación. Dos de cada tres alumnos (66%) ha hablado de IA con sus amigos; siete de cada diez profesores (70%), con sus compañeros y, en cambio, sólo uno de cada tres padres y madres (36%) en su trabajo. “La IA es una nueva realidad muy presente en los medios de comunicación. A diario aparecen noticias, reportajes y columnas de opinión sobre esta tecnología y las posibilidades que ofrece. Muestra un círculo de interés que retroalimenta el conocimiento sobre la IA: los medios escriben sobre IA porque es relevante, interesa a la sociedad; al mismo tiempo, hablando de la IA la dan a conocer entre personas que quizá aún no habían oído hablar de ella, o que cuando ven que aparece en prensa le prestan mayor interés. Una nueva muestra de la influencia de los medios en la sociedad, y una variable que ayuda a entender la amplia difusión que la IA está teniendo”, explica Rocío García de Leániz, responsable de Comunicación de Empantallados.

3. ChatGPT, una de las herramientas de IA más utilizadas.

¿Para qué se usa la IA? La mayoría de entrevistados afirma haberle preguntado algo a un chatbot , específicamente a ChatGPT: 71% de padres, 86% de profesores y 91% de alumnos. También más de la mitad ha interactuado alguna vez con asistentes de voz virtuales, como Siri o Alexa: 69% de padres, 49% de profesores y 63% de alumnos. En menor medida han utilizado herramientas de edición y creación de imágenes mediante IA: 39% de padres, 45% de profesores y 48% de alumnos.

¿Y qué se le pregunta a un ente cibernético no real pero inteligente? La mayor parte de las familias que han utilizado IA han recurrido a ChatGPT para buscar información (69%). Y prácticamente una de cada dos (47%) para obtener nuevas ideas.

Los datos sugieren que se ha tratado de conversaciones exploratorias, ya que sólo uno de cada tres padres y madres (31%) utiliza esta tecnología de forma frecuente como fuente de información. En el caso de los alumnos, la cifra asciende hasta el 40% y, en el de los profesores, desciende hasta el 22%.

“Las posibilidades de la IA son infinitas. Muchas de ellas aún no se han descubierto y, con los nuevos millones de parámetros nuevos que va incorporando día tras día, la máquina va sorprendiéndose a sí misma y sorprendiéndonos a los humanos. Más allá de las novedades que esta tecnología vaya introduciendo, la capacidad de sacarle partido a este universo de conocimiento depende de cada usuario: de cómo se le pregunte a la máquina y de cuánto se quiera afinar cada búsqueda, cada pregunta. En este sentido, se trata de una tecnología que presenta una curva de aprendizaje distinta a las demás: conocer las reglas de uso, la gramática del lenguaje, es sólo la puerta de entrada a aprender a conversar con la máquina para lograr que nos dé exactamente lo que le pedimos. Este es un cuello de botella que puede explicar la diferencia de frecuencia de uso entre el usuario esporádico que accede a la IA por curiosidad y el habitual, aquel que ha aprendido a integrar la IA en su ciclo de trabajo”, plantea Luis Martín, director de Comunicación Digital de Llorente y Cuenca, experto en IA generativa.

4. Elevar el umbral de fiabilidad y mejorar el acierto, retos de la IA a corto plazo.

Utilizamos la IA para buscar información… pero no siempre nos fiamos del resultado. La objetividad y el acierto de esta nueva tecnología no llega al notable, en opinión de los padres. Aunque son los profesores quienes menos confían en este recurso como fuente de información, con un aprobado bajo, rozando el suspenso.


Junto al rol educativo, otra variable sobre la fiabilidad de la IA es la edad. Los adultos son los que menos se fían de ChatGPT como fuente de información (50% en el caso de los padres y 37% en el de los profesores). Un resultado que presenta matices: los padres y madres más jóvenes elevan la confianza en este chatbot hasta el 61%.

Por su parte, los menores de edad (56%) son también conscientes de los problemas de fiabilidad de la IA y de que, a veces, puede proporcionar información errónea.

 

“Como toda tecnología incipiente, la IA presenta margen de mejora. La rápida evolución de las nuevas versiones de los ‘chatbots’, el lanzamiento de nuevas herramientas y el crecimiento exponencial de usuarios, que mejoran cada vez más la capacidad de entrenamiento de los algoritmos, apuntan a una rápida proyección. Es cuestión de poco tiempo que la IA pueda validar por sí misma la objetividad de sus respuestas y acertar a la primera respecto a lo que el usuario le plantea con cada pregunta”, explica María Zalbidea, consultora de tendencias y autora de “Cosiendo la brecha digital”.

La investigación realizada también compara la fiabilidad de la IA respecto a otras fuentes de información, incluyendo las redes sociales, acerca de las cuales se ha hablado mucho en los últimos años por su capacidad de expandir fake news y noticias no siempre contrastadas.

Según el 5º estudio de Empantallados.com y GAD3, sólo el 30% de los padres y madres confiaría en las redes como fuente de información; es decir, veinte puntos porcentuales menos que en la IA. Un patrón de confianza que se replica entre los menores: el 61% de los alumnos entrevistados confía bastante en ChatGPT, frente al 27% que lo hace en las redes.

“Es muy interesante constatar que los menores, usuarios muy activos en las redes sociales, se fían poco de la información que reciben a través de estos canales. Estos resultados coinciden con la percepción a través del trabajo con los alumnos en el aula: son conscientes de que mucho del contenido que se publica en redes está manipulado; que lo que dice un ‘influencer’ o la información que les llega a través de un vídeo viral no es toda la verdad, o que directamente es falsa”, expone José Martín Aguado, creador de contenido educativo y profesor de Secundaria.

5. Necesidad de un marco legal sobre privacidad y uso de datos.

La mayor parte de familias (83%) y profesores (90%) manifiestan preocupación por las políticas de privacidad y el uso de los datos personales por parte de las herramientas de IA. En la misma proporción señalan la necesidad de marcos legales actualizados que den seguridad al tratamiento de la información en estas aplicaciones. En cambio, este tema sólo preocupa a uno de cada dos menores entrevistados (48%).

“La IA es el aire que respiramos, está por todas partes y no podemos ‘verla’. Su enorme capacidad y su invisibilidad abre muchos interrogantes. Para algunos de ellos ya tenemos respuestas, pero hay otros más complejos. En el caso de la IA generativa, estos van desde entender las fuentes de las que bebe, de quién pasa a ser propiedad el texto que damos a ChatGPT cuando preguntamos algo o qué sucede con esa información. También los sesgos que hay detrás y si hay o no discriminación. Y llegamos a temas de más calado, como entender quién gobierna a quién, si la persona a la IA o al contrario… Tenemos el precioso reto de desarrollar esta tecnología asegurando que protege los derechos básicos de la persona”, afirma Luisa Alli, secretaria general del Instituto Hermes.

6. La IA, un nuevo territorio digital por explorar para alumnos, profesores y familias.

Como sucede con el resto de las tecnologías digitales, los menores de edad parecen aceptarlas más fácilmente que los adultos. La mayoría considera que sabe más de la IA que sus padres y profesores.

Aunque la mayoría de padres y madres manifiestan interés por la IA, se muestran divididos sobre su conveniencia para sus hijos: 43% lo recomendaría y 57%, no.

Estos datos reflejan actitudes y percepciones distintas respecto a una novedad cuyos límites aún están por descubrir.Probablemente porque la IA es muy nueva y aún no se conoce bien, no se observa una reflexión amplia sobre la conveniencia de limitar su uso a los menores. Solo el 9% de los alumnos afirma que sus padres les ponen reglas para el uso de la IA, en contraste con el porcentaje de profesores (42%) que sí plantean restricciones significativas al uso de la IA.

“Uno de los grandes debates en cuanto al uso de la tecnología digital ha sido el establecimiento de reglas y limitaciones que ayuden a los menores a hacer un buen uso de estas herramientas. En el caso de la IA, esta es una realidad con la que sí trabaja ya una minoría de profesores, pero acerca de la cual aún falta concienciación entre las familias”, afirma María José Abad, coordinadora de Empantallados.com.
Aunque no se sabe qué cambios puede impulsar la IA, los adultos consideran que esta tecnología será importante para sus hijos. El 61% de los padres piensa que tendrá un efecto positivo en el futuro laboral de sus hijos; 54% en el caso de los profesores.

“Los datos del estudio sugieren que los padres y las madres no tienen una opinión clara en cuanto al uso de la IA por parte de sus hijos, pero sí tienen la percepción de que será importante para su futuro. Como sucediera hace unos años con el auge del ‘smartphone’, frente al desconocimiento lógico inicial y un posible miedo a la novedad surge la necesidad de ayudar a los padres a entender mejor la nueva realidad. Y la importancia de darles recursos para que puedan acompañar y educar a sus hijos en el uso responsable de la IA, de las pantallas y del resto de tecnologías digitales”, añade María José Abad.

7. La IA, una herramienta potencialmente educativa.

Los datos anteriores introducen un bloque amplio por el que se interesó el estudio: el impacto de la IA en el proceso educativo. Y exponen un primer patrón sobre el valor de la IA en el ámbito escolar: desconocimiento por parte de las familias que, no obstante, le dan un voto de confianza, y mayor desconfianza por parte de los profesores. En general, el 57% de los padres valora de forma positiva el impacto de la IA en la educación que reciben sus hijos. Y el 60% estaría a favor de incluir la IA en el currículo académico; prácticamente la misma proporción que los profesores (56%).

Sin embargo, sólo el 39% de los docentes valora de forma positiva el impacto educativo de la IA.

Acerca de qué uso puede ser más beneficioso para los menores, la mayoría de padres y profesores (77% y 70%, respectivamente) señalan aspectos prácticos de las tareas escolares, como la búsqueda de nueva información y la capacidad de la IA de explicar contenidos trabajados en clase (67% de padres y 57% de profesores).


“Los lenguajes generativos han desarrollado gran capacidad de adaptarse a una amplia variedad de registros comunicativos. Esto se traduce en que un padre puede pedirle a ChatGPT que le ayude a explicar a su hijo de 15 años cómo hacer logaritmos o derivadas matemáticas. Muestra el potencial que las herramientas de IA pueden tener como apoyo al proceso educativo”, afirma Luis Martín, director de Comunicación Digital de Llorente y Cuenca, experto en IA generativa.

Al mismo tiempo, hay un aspecto práctico de uso de la IA que familia y profesorado rechazan. El 53% de los padres y el 67% de los profesores no recomiendan esta nueva inteligencia para hacer trabajos y deberes. [Gráfico 18 del kit de prensa] Aunque cuatro de cada diez padres y madres (40%) reconocen haber utilizado alguna vez chatbots para ayudar a sus hijos con la tarea escolar para hacer en casa.
“Como todas las herramientas tecnológicas, en sí misma la IA no es ni buena ni mala; depende del uso que hagamos de ella. Ofrece muchas posibilidades como recurso educativo. Al mismo tiempo, presenta algunos desafíos; entre ellos, la autoría de la tarea escolar para casa y de los trabajos. Gracias a ChatGPT, hacer una redacción de 200 palabras puede ser una tarea de… diez segundos; el tiempo que tarda la máquina en generarla. El reto de la comunidad escolar es educar en el uso responsable de la IA, en hacer ver a los menores el valor irrepetible de que ellos escriban y creen su texto, de que hagan el trabajo por sí mismos”, afirma Elena Martínez, responsable de Empantallados.com.

¿Y qué opinan los alumnos de la capacidad de la IA como herramienta de uso escolar? Seis de cada diez (57%) ve positivo el uso de herramientas como ChatGPT en las clases. Aunque solo el 41% incluiría la IA en el currículo.

“La tecnología irá desarrollando formas de detectar textos generados de forma automática. En cualquier caso, es un campo en el cual los profesores han de formarse rápidamente. Resulta útil aprender pistas que induzcan a pensar que el texto que se tiene delante puede no haber sido escrito por el alumno. Por ejemplo, los ‘chatbots’ tienden a dar respuestas amplias, sin concretar demasiado; al menos en la primera pregunta que se les formula. Suelen ser además respuestas muy políticamente correctas. Es necesario dedicarle tiempo a ChatGPT para que ofrezca un texto personalizado, adaptado al registro de quien escribe y con el detalle suficiente que cabría esperar de la creatividad de un humano”, continúa Elena Martínez.

8. La creatividad y el pensamiento crítico, los principales desafíos de la IA en el ámbito educativo.

La IA puede ser una herramienta escolar útil, pero presenta retos en aspectos más de fondo, como el desarrollo de competencias clave para los alumnos. Aunque la mayoría de las familias y de los profesores considera que la IA puede ayudar en aspectos prácticos, son más escépticos respecto al desarrollo de la autonomía y la creatividad. [Gráfico 19 del kit de prensa] Y también en relación al pensamiento crítico.
“Las herramientas de IA permiten automatizar procesos. En cierto modo, pueden liberar a las personas de tareas mecánicas y dejarles más tiempo para desarrollar lo genuinamente humano: la capacidad de crear cosas nuevas. Sin embargo, los datos revelan que la percepción de las familias no es clara al respecto; están divididas respecto a cómo la IA puede favorecer la creatividad y el pensamiento crítico de sus hijos. Y, en el caso de los profesores, su percepción es abiertamente negativa: opinan que la IA perjudica estas importantes capacidades para el desarrollo de los alumnos. Es evidente que la IA tiene un reto en este sentido”, afirma Charo Sádaba, investigadora europea de menores y tecnología, y decana de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra.
El análisis de uso que los alumnos hacen de la IA confirma su preferencia por los fines prácticos. El 58% de los alumnos que ha utilizado IA ha recurrido a ella para realizar trabajos. El 56% la ha utilizado para complementar contenidos de materias y el 50% para estudiar y preparar exámenes. En menor medida la emplean para acciones más creativas: sólo el 41% ha utilizado la IA para buscar nuevas ideas.

“La disponibilidad del conocimiento a través de la tecnología ha supuesto que saber muchas cosas pierda valor frente al desarrollo de la habilidad para hacer cosas, para madurar una idea, para tomar decisiones. Memorizar datos, fórmulas, fechas, etc, sigue siendo valioso por lo que conlleva en términos de esfuerzo, superación y otros valores importantes para la vida, pero no por la información en sí, que en el siglo XXI se ha convertido en una ‘commodity’. En una sociedad líquida donde la única variable constante es el cambio permanente, en la que los puestos de trabajo se transforman continuamente, la mejor garantía de éxito es lo que nos hace diferentes de la máquina: nuestra creatividad, nuestra sensibilidad y nuestro sentido práctico. En este sentido, integrar la IA en el currículum académico, enseñando a los alumnos a pensar cómo manejar la IA de forma creativa, en vez de decirle a ChatGPT que nos enseñe a sumar o restar, es la mejor garantía de éxito”, afirma Gustavo Entrala, diseñador de futuros y consejero y senior advisor.

9. La IA, un refuerzo de la tarea del profesor sin sustituir su rol como educador.

Más allá de la percepción sobre el impacto en el proceso educativo del alumnado, el estudio revela que la IA abre interesantes posibilidades de apoyo a la tarea del profesor en el aula.
El 73% de los profesores ha utilizado herramientas de IA en alguna ocasión, siendo más común entre los menores de 40 años. Principalmente, para generar nuevas ideas para sus clases (64%) y para complementar contenidos (50%).

Por etapas, destaca el uso que los profesores de FP hacen de ChatGPT para complementar contenidos: el 71% lo ha utilizado.
La mayoría de los profesores (56%) cree que sus alumnos no tienen mayor conocimiento que ellos en IA. [Gráfico 28 del kit de prensa] Y el 48% ha adaptado sus métodos de enseñanza a esta nueva realidad tecnológica, especialmente en la ESO. Las adaptaciones incluyen la integración de estas herramientas en la enseñanza (64%) y, en menor medida, los controles antiplagio (40%).
“Poner el acento en los procedimientos más mecánicos, aprovechar las posibilidades didácticas que permite ChatGPT… Es necesario formar al profesorado para que no se sienta suplantado por la máquina y aproveche todo lo que la IA le brinda para su trabajo. Los datos del estudio indican una reserva y cautela inicial por parte de los profesores respecto a la IA que, siendo totalmente comprensible, podría frenar la introducción de sus beneficios en el proceso educativo y, con ello, restar oportunidades educativas a los alumnos”, plantea Charo Sádaba.

Respecto al impacto de la IA en la actividad del profesorado, la eficiencia y la autonomía son las más competencias más destacadas por los profesores. La creatividad, la que menos.
“La IA es verdadera inteligencia y hay que aprovecharla: asocia ideas mejor que nosotros, opera, calcula, lee, deduce, construye, soluciona problemas, redacta, mezcla y permite un mundo más cómodo, rápido y funcional, consigue casi lo imposible con poco desgaste y en un tiempo imposible para el ser humano sin ella. Pero la inteligencia humana, como la escuela, son tales cuando generan un bien humano, lo desarrollan y hacen que su aprendizaje sea creativo, rico personalmente, emocionante, virtuoso, mejor y solidario: más completo y más humano. Por eso, quizá sea hora de quitar importancia a la palabra inteligencia y dársela a que sea humana. Y, en consecuencia, exprimir la IA como herramienta gobernada y reglada en su uso beneficioso para los humanos, que le sirva para completar el mundo, ayudándole a ser más eficaz en él, sin dejar de ser inteligente, libre y bueno, porque todo ello unido es ser humano, empezando por serlo en la escuela”, afirma Fernando Alberca, orientador escolar y profesor de Orientación Educativa en la Universidad de Córdoba y miembro del Observatorio Humanity & Technology.

¿Hasta dónde pueden llegar las nuevas máquinas inteligentes? ¿Podrá un robot sustituir al profesor? ¿Ayudará la IA a personalizar la educación? Un dato del estudio apunta hacia esta cuestión. Padres y profesores reflejan dudas en su puntuación: 6,0 y 5,6, respectivamente.


“La IA crea una respuesta única para cada persona, facilitando la personalización en muchos sectores y actividades. En el mundo educativo, en el que el sujeto de la actividad es cada alumno, cada alumna, el rol del profesor como educador es esencial. De los datos del estudio se desprende que los padres y los profesores tienen una confianza limitada en la IA, que permite concluir que, a día de hoy, el rol del educador es insustituible. Tiene lógica: por muchos millones de parámetros que tenga un algoritmo, no puede sustituir los elementos más intangibles del proceso educativo, la capacidad del profesor de entender a cada alumno como persona y dar respuesta a las necesidades educativas específicas que presenta. La educación es una actividad nuclearmente inherente a la esencia del ser humano”, comenta Elena Martínez.

10. Necesidad de educar en el uso responsable de la IA.

Los datos del estudio permiten concluir que, con sus distintos matices, familias, profesores y alumnos ven en la IA una herramienta con potencial para el sector educativo, llamada a transformar procesos y formas de educar.
Aprender a utilizarla bien y educar en su uso responsable ha de ser, por tanto, una prioridad. Pero, ¿hasta qué punto urge empezar a formar en esta cuestión? Otro dato del estudio ayuda a responder. Los alumnos se autoevalúan con un conocimiento superior a 5 sobre 10 en el uso de herramientas de IA, incluyendo asistentes virtuales como Siri (7,2), chatbots (6,5) y herramientas de edición y creación de imágenes (5,5).


Estas cifras implican un conocimiento medio-avanzado por parte de los menores. En otras palabras: ya saben bastante de IA. Destaca por tanto la necesidad de formar a las familias y al profesorado en este campo, para que a su vez ellos puedan ofrecer a los alumnos una ayuda educativa clara, acompañándoles en el aprendizaje de la IA y en el uso responsable de esta nueva forma de inteligencia.

“El estudio arroja luz sobre el nivel de conocimiento de los menores sobre las herramientas de IA. También sobre aquellas que, por ejemplo, permiten crear vídeos o clips de audio que nunca han sucedido, que son completamente ‘fake’ pero que, gracias a la IA, parecen reales y verosímiles.

Se pierde la referencia de qué es verdad y qué no lo es, en un contexto de inmediatez de las comunicaciones. Dos ingredientes potencialmente peligrosos, que pueden hacer que, por ejemplo, una imagen falsa o la supuesta grabación de algo que nunca se ha dicho arruinen la reputación de una persona en segundos. Varios sucesos recientes ponen el acento sobre esta cuestión. Con las nuevas posibilidades que introducen las herramientas de IA surge la necesidad de educar a los adolescentes en su uso responsable, y de hacerlo con rapidez”, afirma finalmente Elena Martínez, responsable de empantallados.com.

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