CECE celebra una jornada para fomentar la formación emprendedora en la enseñanza y entrega sus premios anuales Emprender en la Escuela
El “sentido de la iniciativa” y el “espíritu emprendedor” constituyen una de las siete competencias clave de nuestro sistema educativo, de acuerdo a la LOMCE. Mucho antes, la Unión Europea la había incluido en el conjunto de competencias clave que deben adquirir en las aulas los futuros ciudadanos europeos.
Sin embargo, desde el mundo de la empresa se percibe como una competencia aún en ciernes.
Una encuesta realizada por el Proyecto GEM –un observatorio internacional que monitoriza el nivel y la calidad del emprendimiento por países, por regiones y de manera global– apuntó en 2016 que la falta de educación y de formación es uno de los principales obstáculos para el emprendimiento en España. Los 36 expertos entrevistados ese año por GEM (Global Enterpreneurship Monitor) para realizar este informe situaron la educación como el factor con mayor capacidad de favorecer el emprendimiento. A la hora de puntuar la educación y la formación emprendedora en nuestro país, la nota se limitó a un 1,7 sobre 5, habiendo bajado respecto a 2015 (2,1). Respecto a la formación en la etapa postescolar, fue valorada con un 2,8 en 2016, mejorando la puntuación dada en 2015 (2,6).
Hasta ahora, en España el emprendimiento empresarial ha estado asociado a la experiencia. La mayor parte de las empresas nacen de profesionales entre los 35 y los 44 años. Pero en 2016, el Proyecto GEM detectó que el tramo de edad de 25 a 34 años era el que registraba mayor actividad emprendedora en fase inicial: un 7,8% de la población en esas edades, frente a un 6,1% de la población entre 35 y 44 años.
La previsión es que los nuevos jóvenes vayan bajando la media de edad del emprendimiento. Ángeles Alcázar, directora del Observatorio Generación y Talento, lo definió de la siguiente manera recientemente, durante una charla de orientación para padres y madres organizada por Descubre la FP, de la Fundación ATRESMedia.
La llamada Generación Z «es la primera que se presenta con un plan B: el emprendimiento”, señaló Alcázar durante su radiografía del mercado laboral por generaciones. La Generación Z es la de los nacidos a partir de 1995.
Esta experta explicó que los jóvenes y los adolescentes de hoy tienen en mente la posibilidad de embarcarse en un negocio propio si la oferta de trabajo no encaja en sus expectativas. Han crecido viendo cómo otros jóvenes emprendían negocios prósperos al calor de internet y del mundo globalizado. Lo ven como algo natural.
Jornada sobre emprendimiento para centros
El verbo emprender está perdiendo en miedos y ganando en sueños. Pero no vale con soñar. Hay que estar preparado.
La Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE) lo vio claro desde hace tiempo, cuando en 2005 lanzó sus Premios Emprender en la Escuela. “No había ninguna iniciativa que se preocupase de incentivar la formación para el emprendimiento”, recuerda Mariano Torija, de CECE.
El pasado 7 de junio, de la mano de Emprentic y UNIR, CECE hizo su entrega de premios a los mejores proyectos empresariales concebidos por alumnos de Bachillerato y FP en el marco de la XI Jornada de Emprendimiento para centros educativos.
Los asistentes contaron con el asesoramiento de Fernando Maristany Ruiz, profesor de UNIR experto en formación de emprendedores y para pymes, y también de Edmundo Tovar, profesor de la Universidad Politécnica de Madrid y coordinador del proyecto Entrecom4all, en el que participa CECE Europa para promover la formación emprendedora y la mentalidad emprendedora y empresarial entre los jóvenes.
También tuvieron la oportunidad de enriquecer las aportaciones de estos expertos gracias al testimonio de los ganadores de Emprender en la Escuela e incluso con ganadores de ediciones anteriores que han materializado su proyecto estudiantil en empresas reales. Patrocinan la jornada Anaya, Lenovo, Scolarest, Banco Popular-Grupo Santander y Mendar.
“El emprendimiento es una pieza clave para el desarrollo de un país y la escuela es un lugar clave para descubrir talento para ello”, subraya Alfonso Aguiló, presidente de CECE. “Hay que transmitir motivación, hay que descubrir personas que tienen ese talento, y hay que enseñar a ponerlo en práctica, porque cada persona tiene unas cualidades y unas competencias, pero siempre le faltan otras”.
“Hay muchos valores en torno a esto”, prosigue Aguiló. Por ejemplo, “la constancia, el cuidado de los detalles, la capacidad de observar y entender a otros, la empatía para hacer equipos que funcionen y para generar alianzas, la superación para salir de los errores o fracasos, la capacidad para mejorar siempre y no conformarse con los primeros éxitos. La pasión es también un pilar fundamental. Y la ambición, en su acepción y su sentido positivos, de crecimiento, de mejora, de no ser conformista”. Todo eso puede enseñarse en la escuela.
Fomentar el emprendimiento no es enseñar a los niños desde pequeños a montar empresas, hacer estudios de mercado y balances de ingresos y beneficios. La LOMCE, de hecho, no se centra en eso. En niveles educativos altos (Bachillerato, FP y la Universidad) puede aproximarse a ello, pero antes de llegar a esas etapas, hay muchas enseñanzas necesarias –señaladas antes por Aguiló– que preparan para poder emprender de mayores si tienen una idea y un afán.
Dice José Antonio Marina: “Se trata de suscitar en ellos una actitud activa ante la realidad, el ánimo para enfrentarse con la situación y elaborar proyectos para salir de ella”. Y añade: “Lo contrario de emprender es depender. Emprender es la virtud del inicio, así como perseverar es la virtud de la continuación”.
“Hay que despertar vocaciones al emprendimiento, alentar a la gente a afrontar desafíos y a superar posibles derrotas”, incide el presidente de CECE, que considera que hay que cultivar el “optimismo”, pero también el “realismo”.
La Red GEM en España, que considera fundamental la educación para fomentar el emprendimiento, pone de relieve una cuestión de enfoque del sistema educativo en general y de las escuelas en particular. Dice en su web:
“En las fases iniciales del proceso educativo es, quizás, donde mejor se ha sabido poner en valor las competencias asociadas a una personalidad emprendedora: la creatividad (asociada a mantener viva la natural curiosidad infantil), la iniciativa personal, la motivación, el trabajo en equipo, el valor del esfuerzo… Sin embargo, en la etapa intermedia los valores del emprendimiento se han incorporado a través de asignaturas optativas o iniciativas que, en gran medida, se implementan gracias al esfuerzo de ciertos docentes particularmente sensibles al impacto de estos valores en el futuro personal y laboral de los estudiantes”.