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César Bona: «Los docentes deben abrir sus puertas y compartir lo que hacen»

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César Bona: «Hay miles de docentes haciendo cosas muy valiosas; tienen que abrir sus puertas y compartir lo que hacen»

Desde que en 2015 llegó a finalista del Global el Global Teacher Prize, César Bona no ha parado de visitar centros educativos, impartir charlas… y practicar dos verbos que él considera «muy importantes» –»escuchar y compartir»– y que para él son «de ida y vuelta»

(Esta entrevista se publicó en Actualidad Docente en 2017.
Por su interés y por la vigencia de su contenido, la recuperamos en esta nueva etapa)

César Bona lleva tres años de excedencia tras haber quedado finalista en el Global Teacher Prize de 2015. Esta mención, además de llenar de cámaras y periodistas su clase de 5º de Primaria del Colegio Puerta de Sancho de Zaragoza, promovió que el debate sobre la educación en nuestro país tomará un protagonismo mayor en los medios.

En medio del huracán de discusión, Bona se ha situado como un referente auspiciado por el libro superventas La Nueva Educación, que ya va por la decimotercera edición. El año pasado, fruto de su viaje por colegios de toda España y de varios países de Latinoamérica como México, Chile o Perú, publicó Las escuelas que cambian el mundo, en colaboración la Fundación Ashoka. Los próximos meses aún seguirá dando conferencias y participando en diferentes proyectos educativos, pero desea regresar a las aulas de su colegio “sin ninguna duda” en unos meses, cuando sepa “qué hacer con todo lo que lleva ahora en la mochila”.

P. Desde que te nominaron no has parado… ¿qué te está aportando este tiempo de excedencia?

R. Lo que puedo decir de este tiempo es que sólo he recibido regalos. El poder conocer otras experiencias, aprender tanto y compartirlo con otros compañeros y centros… He confirmado que hay miles de docentes en toda España haciendo cosas muy valiosas y deseando formarse. Es necesario que valoremos todo lo que se hace en las escuelas de nuestro país. También he comprobado que muchos de ellos se sienten como islas y la educación llama precisamente a que se dé lo contrario: deben ir a la vanguardia de la evolución y los cambios de la sociedad a nivel social, científico, tecnológico, etc. La resistencia al cambio jamás debería darse en la educación, y la razón es muy obvia: el maestro o el docente no puede ser reacio al cambio porque tiene que ser consciente de que les está exigiendo a los chicos y chicas que estén preparados para el cambio. No podemos exigir aquello que no podemos dar. Además, la resistencia resulta paradójica porque incidir en que la vida del niño mejore implica querer que evolucione.

P. Desde tu nominación se pusieron en el punto de mira ciertas metodologías “rompedoras” que hacías en tus aulas, como dar roles a los alumnos, apenas usar los libros de texto o dedicar la clase del día a un tema en concreto y crear debate y reflexión en torno a él. En estos meses de excedencia en que has conocido escuelas de todo el país, ¿te ha parecido que hace falta aplicar más métodos como esos en nuestras escuelas?

R. Nunca he considerado que lo que hiciera en el aula fuera rompedor. Escuchar a los alumnos, mirar a la sociedad… hay muchos profesores que lo hacen, no es nada fuera de lo normal. Hay proyectos maravillosos que son anónimos, y eso me hace reflexionar sobre ciertas frases que tenemos que cambiar, como que la clase se da de puertas para adentro. Estos docentes tienen que abrir sus puertas y compartir lo que están haciendo.

P. ¿Crees que a nuestro sistema educativo tiene mucho por mejorar?

R. Al final todo depende de los ojos con que mires. Particularmente te puedo decir que hay experiencias muy buenas en nuestro país. Si nos referimos al sistema, hay que hablar de cambios globales. Para eso es muy importante el trabajo en equipo con todos los que estamos implicados en la educación: entre profesores, con las familias y los alumnos. En esto hace falta cambiar la frase “se educa en casa y se enseña en la escuela”, porque levanta un muro invisible entre la familia y el colegio. Lo cierto es que el colegio es el mejor lugar para ayudar a las familias a educar a sus hijos. Por otro lado, el aprendizaje tiene que dejar de ser memorístico. Decir esto no quiere decir que no sea interesante la memoria, ejercitarla y aprender con ella, eso es tremendamente importante. Pero hay que revisar cómo se aprenden las cosas. Si damos respuestas previamente preparadas, estamos olvidando el proceso y, cuando lo hacemos, el aprendizaje queda a medias. Hay muchos proyectos educativos que dan importancia a ese proceso. Al final se trata de plantearse qué busca la escuela, y es educar a seres íntegros que vayan preparados para la sociedad. Eso significa educarles en el respeto a sí mismos y a los demás, en las diferencias, en el medio ambiente. Debemos levantar la mirada del cuaderno y mirar más allá.

P. Además de poner la mirada en el proceso educativo, en tus propuestas incides mucho en ampliar el diálogo con los alumnos. ¿Cómo se aplica esto a la práctica?

R. Hay escuelas que dedican tiempo a hacer preguntas a los alumnos, a hacerles pensar, pero no de manera puntual, sino como una dinámica continua en la clase. También hay muchas que promueven la filosofía, pero no la Historia de la Filosofía, sino la que enseña a pensar. En esto es muy importante dar pie a la expresión oral porque entra en juego la expresión de las emociones y la argumentación. En educación no hay fronteras y podemos aprender de todas las personas, pero sobre todo de las niñas y los niños. Y para eso es necesario escucharles. Así como a uno le gusta que le escuchen en su empresa y le guste participar, a ellos les pasa exactamente igual. Para mí hay dos verbos muy importantes: escuchar y compartir. Y son verbos de ida y vuelta.

P. En este sentido, aparentemente parece más fácil plantearse este tipo de metodología en asignaturas de letras e incluso en cursos inferiores a la ESO, donde el punto de mira no está tan centrado en el acceso a la educación superior y por tanto en medir los resultados…

R. Date cuenta de que, sin querer, no dejamos de dividir el colegio en departamentos estancos: ciencias o letras, asignaturas, ciclos… es necesario un planteamiento que acoja que las personas no nos reducimos a las materias, que no somos de ciencias o de letras sino que somos mucho más complejos. Tan esenciales son las humanidades como la tecnología en nuestro aprendizaje. La clave enseñar de manera que los niños aprendan que realmente les sirve para algo lo que se les enseña. Nos sigue sorprendiendo encontrar colegios donde no hay horarios ni distinción por edades. En España hay experiencias de este tipo que acallarán los “sí pero” que nos salen de la incredulidad y de haber olvidado cómo se siente un niño.

P. En ese debate entre la escuela tradicional y la innovadora, hay quien teme, por poner un ejemplo, reducir los deberes por miedo a perder la “cultura del esfuerzo”.

R. Creo que esa lucha entre tradición e innovación es falsa y absurda. La escuela misma tiene que guardar un equilibrio entre ambas, porque hay cosas que funcionaban hace cuarenta años y dentro de otros cuarenta seguirán funcionando. Por supuesto que los hábitos son necesarios, no hay que ir de un extremo a otro. Pero la innovación permite dar herramientas a los niños que sus padres no han recibido y la educación no puede estar al margen de los últimos avances. La neuroeducación demuestra que el aprendizaje va de la mano de las emociones, y lo cierto es que podemos aprender motivados por el miedo, la presión… Pero cuando el miedo desaparece dejamos de aprender, no hay motor de aprendizaje a nivel neuronal. En cambio, también podemos aprender con la alegría y esto genera que los niños aprendan a aprender, a ilusionarse, a querer saber más.

P. Es decir, la innovación en el aprendizaje debe fomentar la curiosidad mediante sentimientos positivos…

R. Sí, pero el problema es que queremos educar según como nos han educado a nosotros, y educar no significa crear seres “empleables”, sino prepararles para la vida. Tanto en lo personal como en el trabajo se les exigirá que sean empáticos, creativos, que sepan trabajar en equipo e interactuar con su entorno, convertir los problemas en retos… y tenemos que dar pasos adelante hacia esto. Hay muchos indicios que nos dicen que tenemos fallos. Piensa por ejemplo cuánto tiempo llevamos estudiando que un perro es un ser mamífero, vertebrado, carnívoro, etc. y cada año hay más de 100.000 abandonos.

P. Es curioso que, a la vez que crece la preocupación por la educación emocional y una mayor flexibilidad en las metodologías, aumenten los estándares de calidad que cuantifican todo en los colegios, desde nivel de idiomas hasta número de aprobados. Miles de padres siguen escogiendo por el inglés y la tecnología que aprenderán y no por que den clase al aire libre. ¿Estamos viviendo un choque de trenes?

R. Creo que el problema es convertir la educación en una competición y meter el ritmo que vivimos los adultos en la vida de los niños. Hay padres que se obsesionan con que sus hijos lean desde muy pequeños cuando hay estudios que demuestran que no es bueno. Cada persona tiene sus criterios y los padres son libres de llevar a sus hijos al colegio que quieran, por supuesto, pero en mi caso valoraría más que fueran educados en las diferencias porque la sociedad está compuesta de eso. De todos modos no veo para nada incompatible ofrecer educar en emociones con aprendizajes de calidad en otros aspectos. Lo que no se puede es separar la emoción del aprendizaje porque nuestro cerebro funciona así. Si estás amargado en tu trabajo buscarás otro, no solo porque lo pasas mal, sino porque no rindes.

P. La nominación de dos españoles al Global Teacher Prize han mediatizado mucho el debate sobre la educación en nuestro país. ¿Crees que está calando realmente en nuestras escuelas?

R. Sí, soy optimista. La parte reticente al cambio ha sacado la expresión de que “es una moda”, pero no lo es. Miles de personas están dando pasos y enriqueciendo la educación con nuevos proyectos y metodologías más acordes a las necesidades de los niños y niñas. Lo que está sucediendo en España es muy bonito. Estos docentes tienen que compartirlo y revalorizar su propia profesión, reconocer que son referentes, que nuestra misión es mucho más importante de lo que nos creemos.

P. Retomando el tema del Global Teacher Prize, en noviembre estarás con David Calle en el congreso de CECE. ¿Qué piensas de su proyecto docente con Unicoos y de su éxito como profesor “youtuber”?

R. Considero que en la era de la tecnología y en el mundo Youtuber tenemos ejemplos para bien y para mal, y que David pertenece a los primeros. Hace una labor maravillosa y tiene la posibilidad de llegar a muchos chicos y chicas y compartir su conocimiento con ellos. Tengo ganas de coincidir con él y darle un abrazo.

En breve

  • Deberes para casa, ¿sí o no?

Lo que tenemos que hacer es pensar para qué sirven los deberes: si es para estimular la curiosidad o para que los niños encuentren un hastío en lo que tienen que aprender. Pero tienen que tener tiempo para disfrutar de su familia y su familia de ellos.

  • ¿Libros o tablets?

Personas y naturaleza. Los libros y las tablets son solo herramientas, no guías para la vida. La tecnología es importante pero hay que saber usarla con criterio.

  • Tres aspectos que no pueden faltar en la relación entre profesor y alumno

La escucha, el compartir bidireccionalmente y el mirar hacia la sociedad e intentar mejorarla.

  • ¿Con qué te quedarías del modelo educativo tradicional?

Para mí es cuestión de personas. Me quedo con los grandes maestros que han sido referentes para mí, fueran del modelo que fueran.

  • ¿Qué asignaturas añadirías al currículo de los colegios?

Compromiso social, hablar en público, teatro, educación en el respeto a las diferencias y educación sobre el respeto y nuestra relación con la naturaleza.

  • Un profesor que sea de referencia para ti

Carlos, un grandísimo referente para mí y para muchos que, aunque nos dejó, sigue estando conmigo. Era un compañero que siempre estaba rodeado de niños y niñas y buscando preguntas y respuestas.

  • ¿Qué les dirías hoy a aquellos profesores que te marcaron o te ayudaron de joven?

Gracias por todo lo que has hecho por mí.

  • Qué libro recomendarías sobre educación

Sonará absurdo, pero recomendaría coger 10 libros de literatura infantil y leerlos con los hijos. Podemos teorizar lo que queramos, pero hace falta recordar que hemos sido niños, para mí es la esencia.

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