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Juan Carlos Rodríguez, investigador de la UCM «Cursar la enseñanza básica en un centro concertado o privado se asocia con mejores resultados profesionales a largo plazo»

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Juan Carlos Rodríguez, investigador de Analistas Socio-Políticos y profesor de la Universidad Complutense de Madrid

El 22 de junio, organizado por la Fundación Sociedad y Educación, se celebró el seminario académico «Factores de la elección de escuela y eficacia a largo plazo de la opción por la escuela privada o concertada: algunos apuntes» a cargo de Juan Carlos Rodríguez (UCM-ASP).

Los principales hallazgos de sus investigaciones para su tesis doctoral sugieren que cursar la enseñanza básica en centros privados o concertados se ha asociado con una mejor posición económica y social de los individuos, más allá de su origen social.

Actualidad Docente ha entrevistado al autor del trabajo, Juan Carlos Rodríguez, a cuyo cargo estuvo el seminario basado en su tesis, «Efectos individuales de la enseñanza privada a largo plazo: una exploración con datos españoles».

Pregunta. ¿Podría resumir cuáles son los objetivos y las conclusiones más importantes de sus investigaciones plasmadas en su tesis?

Respuesta. La tesis tiene un objetivo principal, que es explorar si haber cursado la enseñanza básica (primaria en su momento, secundaria de primera etapa más adelante) en un centro de titularidad privada, sea concertados o privado puro, tiene reflejo o consecuencias a largo plazo en una serie de características de los individuos, bien sea en términos de ganancias materiales, como puede ser el nivel de estudios, los ingresos, el nivel de la ocupación, bien sea en términos de disposiciones culturales o hábitos no necesariamente vinculados a esas ganancias materiales

Es un trabajo de investigación que se lleva a cabo utilizando, en lo fundamental, una encuesta del CIS de 2013, en la que se puede observar esa asociación entre el centro escolar en que se cursaron los estudios de primaria y secundaria y las hipotéticas consecuencias a largo plazo. Esto se pudo hacer gracias a que el cuestionario contenía una pregunta sobre la titularidad del centro cuando el entrevistado era un niño o un adolescente y una colección amplia de preguntas sobre características variopintas del entrevistado adulto.

En la tesis lo primero que se hace es comprobar si hay asociaciones bivariadas entre esos resultados a largo plazo (posibles variables dependientes) y el tipo de centro en el que se cursó la enseñanza primaria y secundaria.

Se seleccionan las asociaciones sustantivas y a las variables correspondientes se les aplica modelos de regresión múltiple en los que se tiene en cuenta, como variables de control, distintos indicadores del   origen socioeconómico de la familia del entrevistado. Este control es necesario porque, por una parte, sabemos que quienes llevan a sus hijos a colegios concertados o privados tienen un nivel socioeconómico bastante o algo superior que el de quienes los llevan a los públicos. Y, por otra, porque ese nivel socioeconómico puede tener efectos directos en los resultados a largo plazo, por ejemplo, en términos de los ingresos que facilitan el acceso a la universidad y, a través de un título universitario, a una ocupación de mayor nivel y a ingresos personales más altos.

Lo que hacen esos modelos es, como dicen en la jerga estadística, «controlar» ese bagaje familiar con variables que recogen el nivel educativo de los padres, el nivel de la ocupación del padre y algunas otras variables que son las que suelen utilizarse en sociología o la economía de la educación para descontar la influencia familiar y aislar, hasta cierto punto y en su caso, la posible influencia del tipo de centro.

Una vez aplicados los modelos, el hallazgo principal es que se mantienen algunas asociaciones sustantivas aun controlando el origen socioeconómico del entrevistado: por ejemplo, con resultados como por ejemplo, haber obtenido una titulación universitaria, una ocupación de nivel alto y más ingresos.

Pero no solo con esas de ganancias, digamos materiales y particularistas, sino también con otro tipo de características, como puede ser la pertenencia a asociaciones voluntarias, en particular, las asociaciones de carácter social. Es decir, el tipo de centro en la infancia y la adolescencia se asocia con más ganancias materiales a largo plazo, pero también con una mayor disposición a implicarse con los demás, a participar en la vida cívica. Las asociaciones sustantivas suelen ser más frecuentes con la enseñanza concertada y menos con la privada pura. Posteriormente, estos hallazgos se han corroborado, en lo tocante a obtener un título universitario, con otra encuesta del CIS, de 2017 que contiene preguntas parecidas.

P. Según las conclusiones de su tesis, ¿los colegios concertados se asocian con un mayor grado de éxito profesional a pesar de que pueden tener menos presupuesto. ¿Qué puede influir?  

R. Yo no hablo de éxito de ningún tipo de centro porque yo no me pronuncio en términos de causalidad; es algo que no puedo hacer. Pero da la impresión de que sí, que se asocia el tipo de centro concertado o privado con mejores resultados a largo plazo.

Algo debe de haber en esos centros, que no tiene por qué ser el tipo de enseñanza. Puede tener que ver con las características del grupo de iguales o de los barrios en los que están situados los centros, o con la cultura que se transmite por esas vías; puede haber algo, también, en términos de capital social, de las relaciones sociales de los estudiantes, futuros adultos, desarrolladas a partir de su experiencia escolar.

De todos modos, sea por selección del alumnado, sea por los modos de enseñar, entre otros factores, hay algo que sugiere que los centros públicos y los concertados, por término medio, son distintos, y esa diferencia no es obvio que se deba a distintas dotaciones de recursos.

Los colegios concertados reciben, claramente, menos recursos públicos por alumno, pero reciben aportaciones de las familias, aunque ni sumando esta aportación el gasto por alumno se acerca al de los públicos. De todos modos, hay que tener en cuenta que las necesidades de gasto en los públicos quizá sean algo mayores, por tener que afrontar una composición social del alumnado algo menos proclive a la enseñanza formal y, obviamente, porque no pocos están situados en zonas rurales.

Lo que ocurre es que, en el fondo, la financiación, llegado un punto, apenas es relevante. El gasto por alumno, que representa, sobre todo, los costes salariales del profesorado, puede ser relevante cuando se está en niveles de desarrollo económico mucho más bajos que los actuales en España. Pudo ser muy importante el aumento de gasto en la España de los 50, 60 o 70, pues reflejaba más profesores por alumno, más centros escolares, mejores dotaciones, etc. Sin embargo, llegado un nivel de gasto y de económico, aumentar la financiación, por contratar más profesores, por mejorar las dotaciones, por ejemplo, tecnológicas, de los centros, ya no tiene tanto efecto.

Lo anterior se puede comprobar, por ejemplo, con los resultados de las pruebas PISA. Hay países muy ricos y países bastante menos ricos, con gasto por alumno muy distinto, y, sin embargo, con resultados en PISA muy parecidos. Un nivel de gasto elevado no se asocia claramente con un mejor rendimiento.

P. De acuerdo con su tesis, ¿se puede concluir que los alumnos que habían estudiado en centros concertados o privados posteriormente obtenían un 20% más de ingresos en el mundo laboral?

 R. Que obtienen más ingresos laborales es uno de los hallazgos principales de la investigación. Igualando a los individuos en las características antedichas (nivel de estudios de los padres, nivel de ocupación del padre, etc.), y centrándonos en los encuestados de 27 a 44 años, si cursó la enseñanza básica en un centro concertado gana unos 190 euros mensuales más que si se cursó en un centro público, que se quedan en 140 más en el caso de los privados. Esos 190€ al mes supone una cantidad de dinero importante, porque, por una parte, los ingresos medios, en ese tramo de edad, rondan los 940 euros, y porque, teóricamente, habría que proyectar, con todo el cuidado posible, esa ganancia a toda la vida de los encuestados. ¿Es porque el entrevistado haya ido a un colegio privado o concertado? No lo sabemos, pero sospechamos que algo tiene que haber.

P. ¿En lo relativo al asociacionismo y el voluntariado, cree que está en cierto modo también relacionado con valores religiosos que puede haber en algunos de los colegios concertados?

R.Según mi investigación, esta característica no parece depender de la orientación religiosa del centro. Y tampoco tiene mucho que ver la orientación religiosa del entrevistado con el tipo de centro en que cursó su enseñanza básica.

P. ¿Por qué existen esas diferencias entre alumnos del colegio público y el concertado?

 R. Puede haber varias razones: una es por la distribución histórica y geográfica de los centros. Si ha habido desde ha tiempo centros privados, financiados con fondos públicos o no, en un lugar determinado, es más fácil que acudan familias de todo tipo.

Eso puede ser una razón, simplemente que no haya colegios, que no hubiera oferta, digamos, “histórica”, y teniendo en cuenta que, grosso modo, la oferta de colegios concertados apenas ha cambiado desde entonces.

Aunque pueda haber habido una demanda de enseñanza concertada en algunas localidades, la oferta no ha tenido por qué crecer, pues la oferta la deciden las administraciones y no las familias.

En España la enseñanza concertada debería ser gratuita del todo, pero no lo puede ser porque las subvenciones públicas no cubren todos los costes de los centros. Para sobrevivir, los centros concertados, por regla general, tienen que cobrar unas cuotas, en principio, voluntarias a las familias, que aunque no sean muy elevadas, pueden disuadir a familias con pocos recursos de llevar a sus hijos a esos centros. Por eso, y por la “congelación” de la oferta de concertados, este tipo de familias están menos representadas en la concertada.

En los Países Bajos, por ejemplo, la financiación por alumno de la centros públicos y en los concertados es prácticamente la misma, por lo que no se da esa barrera económica.

P. ¿Qué piensa de la segregación escolar? ¿Cuáles son los principales factores que influyen en la elección del centro concertado o privado?

R. Puede que haya segregación, aunque no creo que sea el mecanismo habitual. Simplemente, las familias eligen colegio en un marco institucional, cultural y económico dado, con las limitaciones correspondientes. Como decíamos antes, ese marco es fundamental: si en un barrio no hay enseñanza concertada se limita claramente su asistencia a ella; no es que haya segregación, es que no hay oferta.

Aparte de la localización y el factor económico, pueden influir variables que no son fáciles de cuantificar, como tratarse de familias con más interés en una educación distinta, más tradicional o, por el contrario, más innovadora, que se diferencien de familias, por término medio, más, digamos, acomodaticias, que aceptan la opción por defecto, que suele ser la escuela pública.

También se opta por los colegios privados o concertados por una suerte de familiar, es decir, porque los padres hayan estudiado en el mismo centro o en el mismo tipo de centro. La experiencia escolar propia de los padres es uno de los pocos mecanismos de obtención de información acerca del sistema educativo y es lógico que la tengan en cuenta. En general, en España hay poquísima buena información sobre los centros, sean privados, concertados o públicos, que es fundamental en el momento de la elección. Sabemos poco de cómo se enseña o del rendimiento académico real de los estudiantes, por lo que tenemos que quedarnos con la experiencia propia o con lo que podamos averiguar a partir de las conversaciones con familiares, amigos o vecinos.

P. Sin embargo, existe la tendencia de que muchas familias de origen extranjero solicitan más centros concertados porque les encaje mejor o les guste más. ¿Cree que se está notando en los colegios concertados?

R. Eso podría ser, pero habría que ver los datos. Por ahora, el alumnado de origen extranjero sigue infra-rrepresentado en la enseñanza concertada. Yo no niego que esa tendencia a una mayor opción por la concertada en ese segmento de población no se esté dando, pero, en todo caso, que surta efectos dependerá no solo de esa demanda, sino de la flexibilidad de la oferta de la concertada, y hay pocas comunidades autónomas en las que se permite que crezca la oferta.

Pensando concretamente en el caso de Madrid, por ejemplo. Hay mucha población extranjera en sitios que históricamente tienen muchos colegios concertados, como Lavapiés o Tetuán, ¿es un caso excepcional o es representativo también de otras capitales de provincia?

R. Madrid es relevante en esta discusión porque tiene una gran tradición de enseñanza concertada, pero también es cierto que esos centros tradicionales están, sobre todo, en ciertos barrios del centro, con una parte de la población histórica o actualmente de origen humilde, pero no tanto en ciudades del extrarradio, como las del sur de Madrid, en las que apenas ha crecido en las últimas décadas la concertada, con excepciones.

¿Afectará la baja natalidad y la falta de niños al aumento de calidad de los colegios concertados? 

R. La natalidad española lleva siendo bajísima desde los años 90, sin que, aparentemente, tenga eso mucho que ver con la calidad mejor o peor de los centros concertados. Téngase en cuenta que la competencia entre los distintos tipos de centros tiene poco que ver con la demanda de las familias y mucho que ver con cómo se regula la oferta, y con quién la regula.

Por otra parte, no hay tanta competencia entre públicos y concertados como podría haber. En parte se debe a la inflexibilidad de la oferta; en parte, a que los concertados, sin hacer mucho, acaban contando con un alumnado procedente de familias de nivel sociocultural más alto. Esto, quizá, redunda en que los centros públicos y los concertados sientan menos la necesidad de exigirse más a sí mismos, pues que mantengan su matrícula o que esta crezca no tiene tanto que ver con lo que esos centros hagan.

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