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Un círculo virtuoso por la orientación académica y profesional: «Para muchos niños y niñas es un salvavidas»

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  • Fundación Bertelsmann y Empieza por Educar impulsan un marco de calidad y un plan de formación y acompañamiento para consolidar una orientación académica y profesional de calidad que mejore las oportunidades de futuro de todo el alumnado.
  • «Si las empresas no se involucran en la orientación, no pueden esperar que el sistema provea las vocaciones que necesitan», dice el experto Juan José Juárez

Cada vez hay mayor convicción de que la orientación académica y profesional es esencial para disminuir el abandono educativo de los jóvenes, mejorar sus oportunidades de futuro y, de paso, conectar el sistema educativo con las necesidades de la sociedad y la realidad del mercado de trabajo. La cuestión es cómo introducirla en los centros de manera eficaz. La Fundación Bertelsmann y Empieza por Educar (ExE) han dado con una fórmula: una estrategia que involucra a todo el claustro y que lidera la nueva figura del ‘career leader’, al que se forma y acompaña para ello.

«Cuando la escuela adquiere sentido pleno es cuando genera oportunidades y expectativas de futuro», sostiene Miguel Costa, director de la organización Empieza por Educar, pensando, sobre todo, en aquéllos para quienes la escuela es su única fuente de oportunidades, su principal ventana al mundo.

«Hay muchos niños con familiares y conocidos con diferentes carreras; pero hay muchos otros que no tienen esa realidad a su alcance, tienen un mundo más pequeño, con menos salidas, y que tengan una buena orientación académica y profesional en su colegio o en su instituto es un auténtico salvavidas para ellos».

Gracias al colegio o al instituto podrían saber qué hace un abogado, un biólogo o un matemático; un técnico superior en mecatrónica, en ciberseguridad o en salud ambiental. O también que profesiones hay detrás de cosas que les gustan o se les da bien.

Por eso, una organización que lucha por la equidad como ExE no tuvo ninguna duda en aliarse con la Fundación Bertelsmann en el proyecto de orientación académico-profesional para centros educativos que ya estaba llevando a cabo en España.

«Cuando los colegios y sus docentes entran en la dinámica, les encanta porque, no sólo depende de los contactos que puedas hacer con empresas o profesionales, sino que lo que enseñas puedes relacionarlo con el uso profesional que puede tener en la vida real, contextualizar el aprendizaje con el mundo profesional. Eso puede dar muchas pistas al alumnado: si esto te está gustando, a lo mejor te pueden interesar estas profesiones que emplean eso que estás aprendiendo. O si te gustan estas profesiones, le ves más sentido a lo que te están enseñando», explica Juanjo Juárez, project manager de Fundación Bertelsmann.

A Miguel Costa le viene a la cabeza, por ejemplo, el interés creciente de los jóvenes por las criptomonedas: «¿Y si vemos qué puede haber en la enseñanza escolar que pueda conectar con eso?, ¿y si buscamos qué ha estudiado la gente que trabaja en ese mundo?».

Los orígenes, en Reino Unido

Con ese objetivo de conectar escuela y futuro profesional Bertelsmann desarrolló un marco de calidad llamado Xcellence, con una serie de indicadores que sirven a los centros para ir avanzando en ese enfoque estratégico y que, a su vez, se basa en un exitoso programa llevado a cabo en Reino Unido por la Gatsby Foundation y Teach First.

En ese país los resultados del alumnado británico han demostrado un aumento de la motivación y una disminución del fracaso escolar. «El alumnado desmotivado entiende por qué está estudiando y por qué merece la pena. La orientación lo pone mirando al futuro de manera activa», señala Juanjo Juárez.

Programa de formación en España

Al aliarse con Empieza por Educar, especializada en formación del profesorado en entornos de alta complejidad, el proyecto de Bertelsmann cobró un ambicioso impulso:

Al marco de calidad y la herramienta de autoevaluación, se le sumó un plan de formación y acompañamiento de dos años que ayuda a los centros educativos a introducir la figura del orientador académico-profesional en el plan de estudios.

En las escuelas de Reino Unido llaman a esa figura ‘career leader’. Aquí es el ‘Coordinador de Estrategia Académica y Profesional’ o CEAP. Y su labor es ayudar a los docentes del centro a buscar conexiones entre sus asignaturas con profesiones y ámbitos profesionales, primero con información y ejemplos, después ayudando a buscar charlas de profesionales o visitas a lugares de trabajo.

Juanjo Juárez incide en la necesidad de un liderazgo interno en el centro, pero también de un agente externo local que ayude a las empresas a generar conciencia y a conectarlas con los centros.

«Si las empresas no se involucran en la orientación, luego no pueden esperar que el sistema provea las vocaciones que ellos necesitan. Si no hay vasos comunicantes, esas necesidades no llegan a los jóvenes», observa el experto.

En esa alianza por la orientación profesional, Bertelsmann aporta el marco de calidad y su herramienta de autoevaluación Xcellence, clave para implementar las acciones necesarias en cada centro; y ExE se ocupa de la formación del profesorado y su acompañamiento en el centro a lo largo de dos años.

La formación del career leader o CEAP

El sistema Xcellence está disponible para cualquier centro de manera gratuita. Formar parte del programa íntegro, con la formación y el acompañamiento de ExE, de momento sólo es posible en Madrid y Cataluña. En Madrid el Gobierno regional es cómplice directo del programa, ya que lo ha introducido en su catálogo formativo para el profesorado (con el correspondiente reconocimiento de créditos) y lo ha alojado dentro de la plataforma moodle de Educamadrid.

«En Madrid no sólo estamos formando a los CEAPS que se apuntan al programa, sino al equipo formativo del CRIF Las Acacias para que ellos, una vez que termine nuestro piloto, puedan continuar formando o contribuyendo a la formación y al escalado del programa», explica Juárez. «Se trata de hacer que el programa siga creciendo más allá de nuestras capacidades», añade Miguel Costa.

El programa también cuenta con el apoyo de J.P. Morgan. Y está siendo evaluado externamente por Arturo Galán, decano de la Facultad de Educación de la UNED.

«Cuando entras en el programa las áreas que primero se disparan son la estrategia propiamente dicha y la comunicación entre docentes, alumnos y familias», señala Juárez en referencia a la evaluación del programa. «Cuando la plantilla empieza a tomar conciencia del proyecto, empiezan a sistematizarse prácticas que luego irán dando su fruto; por ejemplo, crear una base de datos de empresas y profesionales dispuestos a colaborar,  a dar charlas o a recibir visitas…; también crear una base de datos de alumni del cole para seguir la pista a los egresados hasta dos años después para pedirles que vengan a dar charlas sobre la carrera que están estudiando». También «se dispara» la relación con el entorno empresarial.

Esa nueva figura de liderazgo estratégico en el que se centra la intervención es el CEAP. ¿Y de dónde sale el CEAP?, preguntamos. ¿Puede ser un docente cualquiera? ¿Ha de ser el orientador psicopedagógico?

A los centros se les da dos opciones: que sea el mismo orientador psicopedagógico del centro, dispuesto a asumir ese nuevo rol, o cualquier docente del centro con iniciativa para tirar del resto. «Es importante que sea una persona con energía, que se relaciona y se comunica bien con el claustro, que sea escuchado… y al que, por supuesto, habrá que liberar de parte de la carga lectiva habitual», explica Juanjo Juárez. «El CEAP necesita tiempo para pensar y para desarrollar esa mirada estratégica que precisa la orientación académico y profesional».

Poco a poco, acompañado, el CEAP irá guiando a sus compañeros para que, desde sus materias, vayan aportando conocimiento y experiencias de aprendizaje con forma de futuro profesional.

«Si los alumnos no están en contacto con el mundo profesional, cuando elijan, lo harán a ciegas, basándose en estereotipos, o con la información que les dé la familia, que puede ser poca e incluso sesgada», señala Juárez.

Y Miguel Costa apuntala: «Si les enseñas a entender el mundo y las profesiones que hay, y conectas muchas de las cosas que das en la escuela con profesiones, con ámbitos profesionales, los niños y los jóvenes tienen más probabilidades de encontrar inquietudes e intereses que les van a empujar a seguir estudiando».

Al final, haciendo crecer las oportunidades de futuro de todos con conocimiento e inquietudes, apuntamos a lograr la igualdad de oportunidades por todo lo alto, no por lo bajo.

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