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Preparando un nuevo curso con mascarilla, ‘grupos burbuja’ y ventanas abiertas

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La Conferencia Sectorial de Educación revisa este 25 de agosto las medidas de prevención y control del Covid-19 para el inicio del curso en los centros educativos 

La escuela tendrá que vérselas de nuevo con el Covid-19 en el curso 21-22 y su papel volverá a ser clave en la contención del virus en la sociedad. Este miércoles 25 de agosto, dos semanas antes de que comience el curso, la ministra de Educación y FP, Pilar Alegría, se reúne con los responsables autonómicos para revisar y actualizar las medidas de prevención y control del Covid-19 en los centros educativos, que se adelantaron provisionalmente antes de las vacaciones. La situación epidemiológica es más compleja y grave de lo que se esperaba, así que todo apunta a que no podrán relajarse las medidas del curso pasado y que los colegios tendrán que tener preparada su respuesta a diferencias escenarios. Todas las miradas de la comunidad educativa están puestas en las decisiones sobre la ratio y los refuerzos docentes.

El objetivo de las Administraciones es que las escuelas permanezcan abiertas todo el curso y garantizar la presencialidad de todo el alumnado, después de haber comprobado, el curso pasado, los efectos perjudiciales del régimen semipresencial desde 3º de la ESO, sobre todo entre el alumnado con mayores dificultades y socialmente vulnerable.

El protocolo para el curso 21-22 que aprobó la Comisión de Salud Pública el pasado 29 de junio establecía las siguientes medidas:

  • Mascarilla obligatoria desde los 6 años.
  • Grupos de convivencia estable como mínimo hasta 4º de Primaria (puede ser hasta 6º) y en Educación Especial.
  • Posibilidad de reducir la distancia entre alumnos de 1,5 a 1,2 metros desde 5º de Primaria cuando los niveles de alerta sanitaria sean bajos (1 y 2); 1,5 metros cuando el nivel de alerta sea alto (3 y 4).
  • Presencialidad absoluta hasta 2º de ESO en cualquier nivel de alerta.
  • Desde 3º de ESO, régimen presencial si el nivel de alerta sanitaria es bajo y «semipresencialidad exepcional» en caso de niveles de alerta altos (sólo si no es posible mantener la distancia entre alumnos de 1,5 metros).
  • La ventilación natural, permanente y cruzada de las aulas seguirá siendo clave, incide el documento.
Un escenario menos optimista que en junio

Nada tiene que ver el marco actual de preocupación por el impacto de la variante ‘delta’ del coronavirus, incluso en personas vacunadas, con las expectativas optimistas con las que despedimos el curso 20-21. Si bien a final del curso pasado algunos gobiernos autonómicos hablaban de permitir a los niños quitarse la mascarilla en espacios exteriores, disolver los grupos burbuja y volver a las ratios previas a la pandemia, los últimos acontecimientos llaman a la prudencia y la contención. El porcentaje de alumnado mayor de 12 años vacunado, sin duda, será una de las variables a tener en cuenta por cada Administración.

Las medidas aprobadas en la Comisión de Salud Pública el pasado 29 de junio eran conservadoras y sólo abrían la puerta a reducir la distancia entre alumnos de 1,5 a 1,2 metros, lo que, en la práctica se traduciría en un aumento de las ratios de estudiantes por aula.

La evidencia del curso 20-21 demostró que el descenso de la ratio ayudó al profesorado a prestar más atención a la diversidad de necesidades del alumnado. Sin embargo, cuando el descenso de las ratios implicó instaurar la asistencia a clase por turnos (que ocurrió a partir de 3º de ESO en muchos centros), entonces los efectos positivos se diluyeron, siendo especialmente perjudicado el alumnado más vulnerable y el más afectado por el confinamiento de 2020, según constata el estudio llevado a cabo por el investigador Fernando Trujillo para el Joint Research Centre de la Comisión Europea.

Por ello, lo que decidan las Administraciones sobre la distancia de seguridad y la ratio de alumnos por aula son, junto con la contratación de profesorado de refuerzo, los aspectos que más preocupan a la comunidad educativa en la organización del nuevo curso.

Hasta ahora el Ministerio ha pedido a las CCAA que mantengan ratios bajas de alumnos por aula para favorecer la equidad y combatir mejor los problemas educativos derivados de la pandemia. Y las CCAA han preguntado al Ministerio si va a ayudar a financiar el coste que suponen esas ratios bajas. Sin duda, ése será uno de los asuntos que se tratarán en la reunión entre ministra y consejeros de este 25 de agosto. Y después habrá que esperar a ver qué decisiones toma cada comunidad y cómo las lleva a cabo.

Medidas de Salud Pública planteadas en junio

A espera de la reunión de la Conferencia Sectorial de Educación, repasamos con más detalle las medidas que estableció la Comisión de Salud Pública el 29 de junio y que responden a dos escenarios con diferentes niveles de alerta:

  • Nueva normalidad o niveles de alerta 1 y 2:
  • Niveles de alerta 3 y 4:
Mascarilla

De uso obligatorio para los mayores de 6 años en todo el centro educativo e independientemente de la distancia entre personas y de la pertenencia a un grupo de convivencia estable.

«En actividades al aire libre controladas en las que el alumnado respeta la distancia de 1,5 metros, se podrá valorar no usar la mascarilla durante esa actividad, sujeto a su vez a la evolución de la situación epidemiológica», señala el documento.

Grupos de Convivencia Estable (GCE)

En Infantil y hasta 4º de Primaria, con posibilidad de extenderlos hasta 6º de Primaria. Esto es lo que dice el Gobierno de los GCE:

«Se definen como grupos formados por un número limitado de alumnos/as junto al tutor/a, garantizando la estanqueidad en todas las actividades que se realicen dentro del centro educativo y evitando la interacción con otros grupos, limitando al máximo el número de contactos. A cambio, dentro del grupo no sería necesario guardar la distancia interpersonal de manera estricta, por lo que sus miembros pueden socializar y jugar entre sí, interaccionando con mayor normalidad. Idealmente, se debe minimizar el número de personas adultas que interaccionan con cada grupo, siendo la figura fundamental el tutor o tutora.

«Se plantea la posibilidad de flexibilizar el tamaño de los grupos. Sin embargo, se recomienda mantener en la medida de lo posible tamaños más reducidos, no sólo por disminuir el riesgo de transmisión, sino también por el impacto en la equidad, el bienestar emocional y resultados académicos».

Interacción entre grupos de convivencia estable

Permitida al aire libre si nos encontramos en escenario de «nueva normalidad» o niveles de alerta 1 y 2. No se permitirá en el resto de escenarios de riesgo.

Distancia

De forma general, se mantendrá una distancia interpersonal de al menos 1,5 metros en las interacciones entre las personas en el centro educativo.

Fuera de los GCE, cabe la posibilidad de flexibilizar la distancia a 1,2 metros en el aula si nos encontramos en situación de «nueva normalidad» o niveles de alerta 1 y 2.

«La evidencia científica recoge que, en la edad adolescente, si la transmisión comunitaria es baja o moderada, se puede mantener en los centros educativos una distancia interpersonal de al menos 1 metro, aunque en espacios cerrados con gente se recomienda aumentar esta distancia de manera que sea superior a 1 metro. Sin embargo, si la transmisión comunitaria es alta o muy alta, según la evidencia científica, se debe aumentar la distancia interpersonal en los centros educativos en la edad adolescente. En España tenemos la experiencia del curso 2020-2021, en el que con una distancia de 1,5 metros se ha mantenido aproximadamente un 99% de las aulas sin cuarentenar durante todo el periodo», señala el documento aprobado por la Comisión de Salud Pública.

Presencialidad constante y semipresencialidad excepcional

“Es fundamental para el curso 2021-2022 la recuperación de la presencialidad de forma completa en todos los niveles educativos, pero garantizando las medidas preventivas y de distancia física precisas”, dice el documento de la Comisión de Salud Pública del 29 de junio.

En 1º y 2º de la ESO «es imprescindible mantener la presencialidad», por lo que «se debe establecer una organización estable para todo el año, con las medidas suficientes para que puedan mantener la presencialidad constante, independientemente de que aumente la transmisión».

En 3º y 4º de la ESO, así como en Bachillerato y FP de grado básico y grado medio, llegado el caso de niveles de alerta 3 y 4, se plantea aumentar la distancia interpersonal a mínimo 1,5 metros o dar clase al aire libre. «Si no es posible garantizar la presencialidad con las dos opciones anteriores, se pasaría a semipresencialidad», pero «es importante tratar de articular, todo lo posible, medidas organizativas que posibiliten la presencialidad», sobre todo en 3º y 4º de la ESO y en 2º de Bachillerato.

Si hay que optar por la semipresencialidad, «se debe priorizar la presencialidad del alumnado con mayor vulnerabilidad académica y social» y se recomienda «minimizar el tiempo de educación a distancia, optando por opciones organizativas que faciliten asistir a clase todos los días (asistiendo tres horas a primera hora la mitad del grupo, y tres horas a mitad de la mañana la otra mitad del grupo) o casi todos los días (educación a distancia del 20% de la clase cada día de la semana)».

Responsables Covid

Todos los centros educativos han de designar a una persona responsable para los aspectos relacionados con COVID-19 que actuará como interlocutor con los servicios sanitarios. También se recomienda que los centros educativos cuenten con «un equipo de trabajo para salud y COVID-19» formado por la dirección del centro, secretaría, uno o varios miembros del equipo docente, un miembro del servicio de limpieza y representación de las familias y el alumnado, que garantice el cumplimiento de los principios básicos frente a COVID-19.

Ventilación

La ventilación natural es la opción preferente. Se recomienda «ventilación cruzada, si es posible de forma permanente, con apertura de puertas y/o ventanas opuestas o al menos en lados diferentes de la sala». «Es más recomendable repartir los puntos de apertura de puertas y ventanas que concentrar la apertura en un solo punto», apunta el documento.

«Se deberá ventilar con frecuencia las instalaciones del centro, a poder ser de manera permanente, incluyendo al menos durante 15 minutos al inicio y al final de la jornada, durante el recreo, y siempre que sea posible entre clases, garantizando además una buena ventilación en los pasillos».

Únicamente si no es posible conseguir la ventilación adecuada mediante ventilación natural o mecánica, se podrían utilizar filtros o purificadores de aire (dotados con filtros HEPA).

No es necesaria la compra generalizada de medidores de CO2 por los centros educativos.

Si hay síntomas, en casa

El Ejecutivo subraya que «es de especial importancia insistir a la comunidad educativa» en que nadie debe asistir al centro educativo si tiene síntomas compatibles con Covid-19 o si se encuentra en período de cuarentena domiciliaria por haber tenido contacto estrecho con alguna persona diagnosticada de Covid-19.

Comedores seguros

«Puesto que los comedores son espacios en los que no se utiliza mascarilla en todo momento, es necesario reforzar las medidas de prevención»: limitar el número de personas que comparten espacios interiores; garantizar la distancia interpersonal de 1,5 metros (salvo en los grupos de convivencia estable), la estanqueidad de los GCE, y la ventilación; y asignar puestos fijos durante todo el año a los alumnos.

Transporte colectivo 

«Se asignarán asientos fijos al alumnado para todo el curso escolar, salvo que las autoridades sanitarias determinen un uso más restrictivo o más flexible».

El éxito del curso pasado

Todas estas medidas, incluida la semipresencialidad desde 3º de ESO, fueron clave para mantener las escuelas abiertas a pleno rendimiento durante todo el curso 20-21, cosa que no ocurrió en otros países, como por ejemplo Estados Unidos.

Según los datos ofrecidos por el Ministerio de Educación y FP en mayo de 2021 – procedentes de las CCAA–, el curso 20-21 terminó con la práctica totalidad de las aulas abiertas (99,6%); alrededor de alrededor del 99% de las aulas han estado en funcionamiento durante todo el curso y en los picos más altos de la pandemia, allá por enero, apenas se llegó a un 2% de aulas cuarentenadas. «Los centros educativos han servido, además, de herramientas de detección precoz de los casos, participando en la lucha por contener la pandemia», reconoció el Ministerio.

La vigilancia epidemiológica evidenció que «los centros educativos no ejercen un papel de ampliación de la transmisión, siendo un reflejo de la transmisión comunitaria», sostiene el documento aprobado por la Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud a finales del curso pasado.

«Los brotes en centros educativos han presentado dos picos en noviembre y enero, coincidentes con los picos de la segunda y tercera ola de la pandemia en España», describe. «Tras mantenerse entre las semanas 4 y 6 de 2021 el número de brotes relativamente estable en su máximo, se observó un claro descenso a partir de la semana 7».

«La mayoría de los brotes se han detectado en Educación Secundaria Obligatoria y no obligatoria (36,1%) y Educación Primaria (25%). Son, en general, brotes de pequeño tamaño con una media de 6 casos por brote«, detalla el informe de la Comisión.

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