Dale la Vuelta a tu Clase
Un libro imprescindible para los interesados en Flipped Classroom
Poner las clases al revés es el objetivo de la “Flipped Classroom”. Una innovación pedagógica que nació en Estados Unidos y revoluciona las aulas desde que comenzó a ponerse en práctica hace ahora una década en una escuela rural de Colorado.
Título: Dale la vuelta a tu clase. Lleva tu clase a cada estudiante,
en cualquier momento y en cualquier lugar. 109 páginas.
Autores: Jonathan Bergmann y Aaron Sams.
Prólogo de Marc Prensky.
Ediciones SM, Madrid 2014
En “Dale la vuelta a la clase”, dos profesores de aquella escuela, Jonathan Bergmann y Aaron Sams, explican una metodología que trata de adaptarse al mundo globalizado e interconectado que nos ha tocado vivir.
De guardianes del pasado a entrenadores del futuro. De transmisores de información a personas que enseñan a los alumnos a enseñarse a sí mismos. Es el nuevo rol de los profesores del siglo XXI, apuntado en el prólogo por Marc Prensky, que Bergmann y Sams vislumbran a la luz de su experiencia docente.
Ambos comenzaron a trabajar en 2006 como profesores de Química en la Escuela de Secundaria de Woodland Park (Colorado). Su método no nació en un laboratorio sino fruto de las necesidades de sus alumnos. A los chicos les costaba asistir a clase, perdían mucho tiempo en el transporte escolar y, cuando llegaban a casa, les costaba traducir el contenido de las lecciones en información útil que les permitiera realizar su tarea. Así nacieron los vídeos tutoriales, los PowerPoint y las clases “on line”. Los vídeos que elaboraban artesanalmente Bergmann y Sams comenzaron a convertirse en “los deberes”, y las clases en el lugar donde se compartían las dudas y se resolvían los problemas.
Personalizar la educación
No todos los alumnos llegan igual de preparados al aula para aprender. Pero el profesor es incapaz hoy en día de adaptar la clase para cada uno de ellos. La “flipped classroom” permite que los alumnos trabajen a distintas velocidades y los profesores no desfallezcan en la tarea. La responsabilidad de aprender, nos dicen Bergmann y Sams, cambia de manos: es el alumno el que la asume. Gracias a las “clases al revés”, el profesor se concentra en ayudar a los alumnos, habla su mismo idioma y no agota sus capacidades proporcionándoles únicamente información.
¿Por qué una clase al revés y no del derecho?
- Enseña a los alumnos a hacerse responsables de su propio aprendizaje Ya no tienen que sentarse y recibir. Son responsables de lo que aprenden y también de lo que se niegan a aprender.
- Permite personalizar y diferenciar fácilmente en el aula Los profesores ya no enseñan sólo a un ritmo que deja a la mitad de la clase fuera de juego. Se acabó la elección despacio/rápido.
- Permite que la enseñanza directa sea asincrónica Las evaluaciones son informales y diferentes para cada alumno, porque no todos parten de lo mismo ni tienen las mismas expectativas. Pero no se avanza en un tema mientras el alumno no haya asentado una comprensión sólida de los objetivos esenciales.
- Convierte el aprendizaje en el centro de la clase La aulas son laboratorios, espacios de aprendizaje donde hay más conversación que difusión. El fin es aprender, no recibir una clase.
- Ofrece a los alumnos retroalimentación inmediata y reduce el papeleo de los docentes La calificación es inmediata y con el alumno presente. Es un proceso donde se produce una retroalimentación con el alumno y se le desafía a nuevos retos.
- Ofrece oportunidades para la nivelación Frente al modelo de “si no llegas, lo siento, seguimos con la materia”, la clase al revés ofrece más oportunidades para nivelar la clase y que nadie se pierda por el camino.
- Permite asimilar los contenidos por distintos medios Lo principal es que el alumno dominen los objetivos que nos hemos propuesto. Los medios pueden ser diversos: vídeos, libros de texto, internet, hojas de tareas, trabajos de laboratorio.
- Ofrece múltiples oportunidades para verificar la comprensión El alumno puede mostrar que alcanza el 75% de la materia apoyado en sus mejores cualidades: desde un examen a un PowerPoint, una exposición oral o un vídeo.
- Transforma el papel del docente En vez de ser el centro de atención, ayuda a los alumnos, dirige grupos pequeños y trabaja con quienes presentan más problemas. Actúa como un entrenador, motivador y capaz de sacar lo mejor de su equipo.
- Enseña a los alumnos el valor de aprender En vez de “jugar a la escuela”, intentar sacar la mejor nota memorizando mejor que nadie, el alumno llega al aula con hambre de aprender.
- Es fácil de reproducir, de adaptar y de personalizar Es un modelo que nació en una escuela rural, en Colorado, y en una clase de Química, pero se ha aplicado en los mejores centros del mundo con similar éxito y a todo tipo de materias.
- Aumenta la interacción personal con el docente Aunque pueda parecer que el vídeo separa al alumno del profesor, en realidad hace que la relación en clase sea más personal y que el tiempo de los deberes sea más productivo.
- Asegura que todos los alumnos se involucren El cerebro que más funciona dentro del aula ya no es el del profesor, hay muchos más cerebros interactuando, haciendo preguntas, debatiendo y practicando.
- Hace que las actividades prácticas estén más personalizadas Los experimentos y las actividades prácticas se hacen en grupo, no toda la clase al mismo tiempo, y la clase va avanzando de forma asincrónica.
- Incrementa el interés en las demostraciones del profesor Todo el mundo ve de cerca al profesor haciendo un experimento, no sólo los de la primera fila. Todos participan, repiten y preguntan.
- Hace más fácil a los profesores ayudar a los alumnos Este sistema nos devuelve a la razón por la que decidimos ser profesores: porque queremos ayudar a los alumnos.
Un libro práctico
Bergmann y Sams son profesores, no teóricos. Nos presentan un libro práctico, con ejemplos de experiencias concretas, propuestas de buenas prácticas y un reconocimiento de los errores cometidos. Incluyen también un capítulo de preguntas frecuentes en donde responden a las dudas recurrentes cuando se habla de “flipped classroom”, muchas de ellas relacionadas con la elaboración de los vídeos o la aceptación que el nuevo sistema tiene en las familias, en el claustro y en la cúpula directiva de los centros.