Gregorio Luri se convirtió en un foco de atención cuando publicó La Escuela contra el Mundo (CEAC, 2010), un alegato en defensa del docente y de la enseñanza, pero también un ejercicio de autocrítica y una llamada a mejorar. El optimismo es posible, dice el subtítulo como respuesta a las críticas fáciles que recibe la enseñanza y también porque el optimismo y la esperanza son consustanciales a la labor docente.
Su preocupación por la educación ha mirado también hacia los padres. De ahí, Mejor Educados. Por una pedagogía del sentido común (Planeta, 2014) y Elogio de las familias sensatamente imperfectas (Ariel, 2017). Es en éste último libro intenta relajar las exigencias de perfección de los padres jóvenes de hoy. En él afirma: “Tener una familia normalita es un chollo psicológico extraordinario”.
Su último libro es El deber moral de ser inteligente (Plataforma Editorial, 2018), en parte, una recopilación de sus conferencias. Dice la editorial que son “una muestra de la convicción de su autor para exponer y defender sus puntos de vista sin perder un ápice de rigor, puesto que, como él mismo señala: Quienes van a oírte pueden perdonarte –¡qué remedio!– que haya cosas en las que no estén de acuerdo contigo, pero difícilmente te excusarán la cobardía de la retórica vacía o que les hables de lo que no crees”.
El cielo prometido. Una mujer al servicio de Stalin (Ariel, 2016) fue muy elogiado por la crítica por el prolijo trabajo de documentación que muestra sobre Caridad Mercader, la madre del asesino de Trotsky, y por acercarnos a la vida de una mujer en la que no se había profundizado lo suficiente en la Historia.
En su obra encontramos otros títulos como ¿Matar a Sócrates? El filósofo que desafía a la ciudad (Ariel, 2015), Por una educación republicana (Proteus, 2013), El valor del esfuerzo (Paideia, 2012), Erotismo y prudencia. Biografía intelectual de Leo Strauss (Encuentro, 2012), Aforismos que nunca contaré a mis hijos (La isla de Siltola, 2015) y Guía para no entender a Sócrates. Reconstrucción de la atopía socrática (Trotta, 2004).
También puede disfrutarse de su discurso en su blog personal El Café de Ocata.