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Alfonso Aguiló: «Hay políticas públicas que favorecen la segregación que dicen combatir»

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La segregación escolar por origen socioeconómico fue uno de los temas abordados a fondo en el 48º Congreso de CECE, celebrado en Madrid a final de octubre. Hablamos con su presidente, Alfonso Aguiló, sobre las conclusiones del debate que tuvo lugar entre expertos, y que arrojó luz sobre las variadas causas y las posibles soluciones del problema. Con él hacemos también balance del congreso y del reencuentro presencial de los colegios de CECE después de dos años, en un contexto lleno de desafíos nuevos, como la pandemia, la nueva ley de educación y su nuevo currículo.

Pregunta.- ¿Qué balance hace del 48º Congreso de CECE un mes después de su celebración?
Respuesta.- Muy positivo. Había muchas ganas de retomar el encuentro presencial y de compartir tanto como hemos vivido desde el congreso anterior, en 2019. Por otro lado, los talleres y las ponencias tuvieron muy buena acogida. Para confeccionar el programa de cada congreso sondeamos las necesidades de formación que tienen los colegios e intentamos darles respuesta. Y también gracias a eso, las encuestas de satisfacción muestran unos resultados excelentes. Es importante que las organizaciones propiciemos la transferencia de conocimiento necesario para que cada escuela y cada docente mejoren, y también para que puedan aprender de las buenas prácticas de otros.

P.- CECE ha acogido el primer debate público, con investigadores y datos, sobre la concentración del alumnado por rango socioeconómico en los colegios. ¿Cuál es su conclusión del debate y para qué sirvió?
R.- El debate sirvió para constatar que la segregación económica tiene varias causas y que culpar de ella a la escuela concertada no tiene sentido si de verdad se quiere solucionar el problema y mejorar la igualdad de oportunidades. La segregación que pueda haber en relación con las cuotas voluntarias de la concertada se debe, sobre todo, a su infrafinanciación pública, y eso fue -y es- admitido por todos. Y también quedó patente que determinadas políticas públicas que buscan favorecer a la escuela pública, al desviar hacia ella a los alumnos más vulnerables, están favoreciendo esa segregación económica que dicen combatir. La concertada, al perder a esos alumnos, es perjudicada; no beneficiada, como creen algunos.

P.- ¿Qué tipo de políticas públicas?
R.- Por ejemplo, utilizar las comisiones de escolarización para derivar a centros públicos a todos los alumnos recién llegados a España. Por un lado, impiden a los concertados su escolarización y, de paso, que alcancen la ratio mínima para mantener un aula concertada; pero, por otro, los acusan de no admitir inmigrantes. O por ejemplo, si una comunidad autónoma sólo da ayudas de comedor y transporte a los centros públicos, no sólo discrimina a las familias que desean un centro concertado, sino que desplaza al centro público a las familias más desfavorecidas y produce con eso una evidente segregación. Lo mismo puede decirse de los fondos europeos 0-3 solo para centros públicos, que además de discriminar a la concertada impulsan otra clara segregación.

P.- Los ponentes, que expusieron diferentes visiones, datos e investigaciones, llegaron a coincidir en que no había una única causa del problema ni una única solución.
R.- Quedó claro que es un fenómeno multicausal y que sólo la combinación de diversas iniciativas contribuiría a reducir tanto la concentración de alumnado desfavorecido como los efectos negativos de esa concentración. Y también, que en un escenario de sobreoferta de plazas no tiene sentido intentar reducir la concentración de alumnado modificando los criterios de admisión. Cuando sobran plazas cualquier criterio de distribución de plazas no aporta gran cosa. La modificación de los artículos 82 y 83 de la LOMLOE podrá servir a algunas administraciones para cerrar aulas concertadas, pero no para reducir la concentración de alumnado por origen socioeconómico.

P.- Quienes defendían políticas de admisión que diversifiquen el alumnado también admitieron que hay que mejorar la calidad de atención y de servicios en aquellas escuelas con mayor concentración de alumnado vulnerable.
R.- El debate puso sobre la mesa algunas características comunes de aquellas escuelas en las que hay mayor concentración de alumnado vulnerable y, por tanto, la necesidad de mejorar en ellas tanto la calidad de la enseñanza y la atención al alumnado, como la oferta de servicios, como comedor o actividades extraescolares, que cubran las necesidades de las familias trabajadoras.

Para mejorar la igualdad de oportunidades del alumnado más desfavorecido, de poco sirve repartirlo. De ninguna manera se debe permitir, ni mucho menos fomentar, que el alumnado desfavorecido sea de segundo nivel en cuestión de derechos, que es lo que se hace cuando se habla de repartirlo. Los más desfavorecidos tienen el mismo derecho a elegir que los demás y tienen derecho a tener a su alcance una oferta educativa de calidad en su barrio o en su municipio. Haz que mejore la calidad de la oferta. Busca la manera de que un centro mejore y atraiga familias diversas en vez de expulsarlas o disuadirlas. Hay experiencias que han demostrado con creces que la mejora de un proyecto educativo para dar una atención integral a ese alumnado con profesorado estable y comprometido acaba atrayendo a más alumnado y más heterogéneo a lo largo de los años. Eso dignifica la educación como derecho fundamental, no distribuir al alumnado.

P.- Ahora que la LOMLOE ya está aprobada con un articulado hostil hacia la concertada, ya no se oyen los ataques contra ella que se oían cuando la ley estaba en elaboración. ¿Para qué puede servir de ahora en adelante, un debate público y riguroso sobre escolarización y admisión del alumnado?
R.- Todos los debates habidos hasta ahora sobre cómo evitar la segregación recurriendo a modificaciones en los procesos de escolarización y admisión del alumnado apenas van a servir para disminuir la segregación, porque en el actual contexto de fuerte descenso de la natalidad hay plazas libres en casi todos los centros y no sirve de mucho actuar sobre los procesos de admisión. Además, como decía antes, no es justo considerar a los desfavorecidos como una carga que hay que repartir, como si tuvieran menos derecho a elegir. Hay que pensar otras soluciones, encontrando primero las causas reales. Nosotros somos los primeros interesados en abordar esa cuestión con honestidad y rigor, y en que se acierte con los remedios.

P.- A la luz del debate mantenido en el congreso, ¿cuáles serían para usted soluciones realistas?
R.- Incrementar la financiación de la partida de otros gastos a la concertada; incluir en la normativa básica que no se pueda discriminar a las familias que eligen centros concertados en el acceso a becas de comedor y transporte, o en extraescolares; que las ayudas vayan asociadas a la familia que las necesita y no al tipo de colegio que eligen; no discriminar a la concertada en el acceso a los fondos europeos; no estropear la Ley de Formación Profesional con enmiendas que buscan discriminar a los centros concertados; y, por supuesto, dedicar más recursos en aquellos centros de especial dificultad; incluso incentivos económicos para trabajar en ellos y sacarlos adelante.

P.- ¿Alguna de las medidas propuestas relacionadas con la admisión que le parecerían bien?
R.- Me parece bien que se deje una reserva de plazas razonable para el alumnado inmigrante de nuevo ingreso, pero no obligar al colegio a dejar esas plazas vacías todo el año.

P.- Con la LOMLOE hecha, usted pone mucha atención en sus desarrollos. ¿Qué sería susceptible de mejorar y de empeorar con ellos?
R.- Es evidente que la LOMLOE ha sido una gran ocasión perdida, y que hay diversos aspectos ideológicos que no nos gustan nada. Nuestro deseo es que los desarrollos de la ley que quedan por hacer no ahonden en esos errores ni en el desencuentro que la ley provocó. Igual que los desarrollos curriculares han sido equilibrados, sería deseable que el resto también lo fuera.

P.- Hubo quien dijo que salió del congreso de CECE con una visión más positiva de la LOMLOE de la que tenía. Y es cierto que algunas de las ponencias estuvieron más enfocadas a las oportunidades que alberga el nuevo currículo para mejorar la educación que a las críticas. ¿Cuál es su opinión?
R.- Me parece positivo conocer bien la LOMLOE para criticarla en lo que tiene de malo, no en todo; porque cuando la crítica pierde objetividad, pierde también su valor constructivo.

P.- En la inauguración del Congreso, Alejandro Tiana y Enrique Ossorio dejaron patentes sus diferencias. Parecían alejados de la llamada a la colaboración que usted suele pedir para que la educación vaya a mejor. ¿Haber hecho la LOMLOE sin consenso desencadenará más enconamiento político en educación?
R.- Una ley sin consenso siempre va a despertar el deseo de revancha, y lo que necesitamos es lo contrario: leyes estables. Se pueden cambiar cosas de una ley o de sus desarrollos que resulten lesivas, pero no desmantelar leyes en cada cambio de gobierno. Nosotros repetimos siempre nuestro deseo de que se alcancen grandes acuerdos políticos. Pero es evidente que ahora mismo la aritmética parlamentaria no favorece que los dos principales partidos se acerquen y cooperen en materia de educación. En la escuela hoy en día se trabaja mucho para enseñar a colaborar, a ser cooperativos, y el mejor modo de lograrlo es ser ejemplo de ello.

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